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Economía neotestamentaria de Dios, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-87083-252-9
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Actualmente disponible en: Capítulo 8 de 44 Sección 3 de 5

LA CABEZA Y LA IGLESIA, SU CUERPO

Mediante el bautismo en el Espíritu, al ser bautizados en el (dentro del) Dios Triuno, los creyentes fueron reunidos para formar el Cuerpo de Cristo, unidos a El como la Cabeza. Cristo es la Cabeza y nosotros somos Su Cuerpo, unidos para ser el gran hombre universal. El Nuevo Testamento nos dice que el Cristo exaltado ha sido dado por Cabeza sobre todas las cosas (Ef. 1:22). El es la Cabeza sobre todo el universo. El es la Cabeza sobre la tierra, sobre los gobiernos terrenales y sobre todos los gobernadores. Por esto, es el Rey de reyes, el Príncipe de los príncipes y el Señor de los señores (Ap. 1:5; 17:14; 19:16). El no es solamente la Cabeza sobre todas las cosas, sino que también es la Cabeza sobre todas las cosas “a la iglesia”. Su gobierno es a la iglesia para que sea llevado a cabo por medio de la iglesia. La Cabeza ejecuta Su gobierno a la iglesia y por medio de la iglesia para alcanzar todas partes de la tierra. En el gobierno de Dios, Su Cristo exaltado es la Cabeza, y la iglesia es el Cuerpo de esta Cabeza. La Cabeza no puede hacer nada sin la iglesia porque la Cabeza lo ejecuta todo por medio del Cuerpo. Cristo como la Cabeza exaltada reina sobre el mundo entero y lo gobierna por medio de la iglesia.

No entiendan mal que mi palabra signifique que la iglesia debe meterse en la política. Una vez que se mete la iglesia en la política, la iglesia pierde su naturaleza como el Cuerpo de Cristo y deja de ser iglesia. La historia nos dice que cuando la iglesia se metió en la política se convirtió en la Iglesia Católica Romana, la cual no es una iglesia en realidad. Cuando la Biblia nos dice que el Cristo exaltado como la Cabeza está ejecutando Su administración gubernamental por medio de la iglesia la cual es Su Cuerpo, esto significa que la iglesia le apoya. El está ejecutando la administración divina en el trono en los cielos, y Su Cuerpo está en esta tierra como un hombre universal, cooperando con El, ejecutando la administración divina por todo el mundo. Esto es algo que va más allá de toda la política. Esto es reinar sobre la tierra con la Cabeza en los lugares celestiales con el poder divino.

La historia del mundo durante los últimos veinte siglos nos muestra que en realidad había un gobernante invisible que estaba sobre la escena. (Véase La Situación Mundial y el Mover de Dios, publicado por Living Stream Ministry.) Este Gobernante invisible que está sobre la escena en realidad está gobernando toda la tierra. ¿Quién gobernaba la tierra durante el período del Imperio Romano? Jesucristo. Este Cristo ascendido gobernaba a todos los Césares, y más tarde a Napoleón, y a todos los gobernadores de la tierra. Hoy El es todavía el Príncipe de los reyes de la tierra. Todos los presidentes, reyes y ministros primeros están bajo este Gobernante único. El está ejecutando Su gobierno por medio de la iglesia, Su Cuerpo. Su gobernación no es meramente entre bastidores, sino sobre todo. La gente mundana y aun los historiadores mundanos no se dan cuenta de esto. Tienen los ojos puestos solamente en los gobernadores mundiales y la situación política mundial. No tienen la visión espiritual para ver que la situación mundial está bajo la Cabeza con Su Cuerpo. La iglesia no debe meterse en ninguna política, sino que la iglesia como el Cuerpo de la Cabeza es usada por la Cabeza para llevar a cabo Su ministerio celestial en esta tierra. La dirección de la situación del mundo hoy depende de cómo prosigue la iglesia genuina, la iglesia apropiada, en esta tierra.

LOS SIETE ESPIRITUS
SON LAS SIETE LAMPARAS DE FUEGO
PARA LLEVAR A CABO LA ADMINISTRACION DE DIOS

En Apocalipsis, el Espíritu todo-inclusivo y consumado, quien fue comparado con el aliento para vida y con el viento para poder, llega a serlos siete Espíritus (Ap. 1:4; 3:1; 4:5; 5:6), los cuales son las siete lámparas de fuego que arden delante del trono de Dios (Ap. 4:5) para llevar a cabo la administración de Dios. Estos siete Espíritus son las lámparas en los siete candeleros. Los siete candeleros son las siete iglesias que sostienen las lámparas, las cuales son los siete Espíritus como las lámparas de fuego que arden delante del trono para llevar a cabo la administración de Dios. Un cuadro así nos muestra que el Cristo exaltado en el trono como la Cabeza está ejecutando el gobierno de Dios por medio de la iglesia por los siete Espíritus. Cuando Cristo ascendió a los cielos, El fue autorizado para ser el Gobernante de este universo. En Apocalipsis El está revelado como Aquel que tiene la autoridad para abrir los sellos para que la administración de Dios en su totalidad pueda llevarse a cabo en esta tierra (5:2-5, 9; 6:1, 3, 5, 7, 9, 12; 8:1). El Cristo ascendido y exaltado lleva a cabo Su administración por medio de los siete Espíritus como las lámparas de fuego mediante las iglesias como los candeleros.

Cada vez que los santos en esta tierra, los cuales representan el Cuerpo de Cristo, oran acerca de la situación de esta tierra, el trono en los cielos inmediatamente toma medidas para realizar las cosas en esta tierra para llevar a cabo la administración de Dios (Ap. 8:3-5). Cristo como la Cabeza sentado en el trono está ejecutando, y las iglesias están en esta tierra teniendo los siete Espíritus para llevar a cabo la administración de Dios. En los Evangelios el Espíritu es comparado con el aliento, en los Hechos el mismo Espíritu es comparado con el viento, y en Apocalipsis el mismo Espíritu es comparado con el fuego. Hoy día en esta tierra casi todo se lleva a cabo por medio de fuego. La electricidad es para electrificación y la gasolina es para combustión. Los aviones y automóviles no pueden moverse si no queman algún tipo de combustible. Aun el poder atómico implica cierto incendio. Si no hubiera fuego el movimiento en esta tierra se limitaría severamente. El Espíritu todo-inclusivo es el aliento para que tengamos vida, el viento para que tengamos poder y también es el fuego para que llevemos a cabo la administración de Dios en el mover de Dios.


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