Lecciones de vida, tomo 2por Witness Lee
ISBN: 978-0-87083-294-9
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Puesto que la iglesia es la asamblea llamada fuera del mundo por Dios, ella debe reunirse continuamente. Las reuniones permiten que la congregación de Dios que El llamó sea suministrada, establecida y perfeccionada, a fin de que sea lograda la meta para la cual Dios llamó a la asamblea.
1) “No dejando de congregarnos” (He. 10:25).
Aquí el congregarnos se refiere a nuestras reuniones cristianas. Dios ha ordenado la manera en la cual todo ser viviente en el universo debe existir. La ordenanza de Dios es la ley misma por la cual cierto ser viviente vive. Si el ser viviente obedece esa ley, sobrevivirá y será bendecido. Dios es igual con nosotros quienes hemos creído en Cristo. La ordenanza de Dios para nosotros, la cual viene a ser nuestra ley de existencia y bendición, es las reuniones. Tal como el agua es para los peces y el aire para las aves, así son las reuniones para los cristianos. Como los peces tienen que vivir en el agua y las aves tienen que existir en el aire, así también los cristianos tienen que mantener su existencia y su vivir espirituales por medio de las reuniones.
1) “...ovejas ... un solo rebaño” (Jn. 10:16).
Cada clase de vida tiene su propia característica, y por lo general, muchas características. La vida espiritual que nosotros los creyentes hemos recibido, la cual es la vida de Dios en nosotros, también posee muchas características. Por ejemplo, el odio hacia el pecado y la separación del pecado son características de esta vida. El deseo de acercarnos a Dios y la disposición de servirle son también características de esta vida. Una de las muchas características de nuestra vida espiritual es la de congregarnos, de reunirnos. Juan 10:3 y 16 nos muestra que ya que somos salvos, somos las ovejas del Señor. La característica de la vida de las ovejas es congregarse, y no les gusta aislarse de las otras ovejas. Por consiguiente, la Biblia dice que no solamente somos las ovejas del Señor, sino aun más, Su rebaño (Hch. 20:28; 1 P. 5:2). A fin de ser una oveja que participa en la bendición del rebaño, tenemos que reunirnos con el rebaño. La característica de la “vida ovejuna” espiritual dentro de nosotros nos exige esto.
1) “Porque donde están dos o tres congregados en Mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos” (Mt. 18:20).
Aquí el Señor prometió especialmente que donde dos o tres de los que pertenecemos a El estemos congregados en Su nombre, esto es, reunidos en Su nombre, El está en medio de nosotros. Cuando nos reunimos en Su nombre, disfrutamos de Su presencia de una manera especial. Su presencia misma, sin duda, nos trae mucha iluminación, gracia, suministración y muchas otras bendiciones. ¡Cuán precioso es esto! ¡Qué bendición es ésta! Solamente podemos disfrutar de tan rica bendición cuando nos reunimos.
2) “Y levantándose en la misma hora, volvieron a Jerusalén, y hallaron a los once reunidos, y a los que estaban con ellos ... mientras ellos hablaban de estas cosas, Jesús mismo se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros” (Lc. 24:33-36).
Esto habla de los dos discípulos que salieron de Jerusalén para irse a Emaús. En el camino, al descubrir que era el Señor quien se les había aparecido, el Señor se les desapareció. Inmediatamente regresaron a Jerusalén, donde deberían haber permanecido originalmente. Cuando llegaron, encontraron a los apóstoles y a los que estaban con ellos reunidos, y el Señor se apareció en medio de ellos. Todos ellos, los apóstoles, los dos discípulos en el camino y los otros discípulos, disfrutaron de la aparición del Señor y experimentaron la bendición de la presencia del Señor cuando, por primera vez después de Su resurrección, El regresó para estar entre los discípulos. Esto también comprueba la importancia de las reuniones.
3) “Al cumplirse, pues, el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar ... y fueron todos llenos del Espíritu Santo” (Hch. 2:1-4).
El Señor Jesús, después de ascender, envió al Espíritu Santo. El Espíritu Santo fue derramado sobre los discípulos cuando estaban reunidos, y ellos fueron todos llenos del Espíritu Santo exteriormente. El derramamiento del Espíritu Santo en el día de Pentecostés no fue sobre los discípulos que estaban solos, más bien fue sobre aquellos discípulos que estaban reunidos. Todo aquel que no participó en esa reunión perdió la oportunidad de una bendición sin precedente derramada de los cielos. Una vez más, esto nos muestra la importancia de las reuniones.
4) “Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos ... sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día [el de la venida del Señor] se acerca” (He. 10:24-25).
Lo que se menciona aquí nos muestra que las reuniones nos motivan a considerarnos unos a otros para estimularnos al amor y a exhortarnos unos a otros a las buenas obras. Esto nos motiva a tener comunión espiritual con los santos y así recibir de ellos el suministro de vida. Por lo tanto, no debemos dejar de reunirnos, y tanto más cuando sabemos que el Señor regresará pronto. Nuestra vida cristiana no es como la vida de una mariposa, la cual vive bien por sí sola; nuestra vida es como la vida de una oveja, la cual exige que nos congreguemos y que vivamos una vida de reunión. En consecuencia, necesitamos reunirnos, y para nosotros las reuniones son cruciales.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.