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Vivir en el que permanecemos mutuamente con el Señor en el espíritu, Unpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-9118-4
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CAPÍTULO OCHO

BUSCAR AL SEÑOR Y SU PALABRA
SIMULTÁNEAMENTE

Lectura bíblica: Jn. 5:39-40; 6:63; Dt. 8:3; Jer. 15:16; Sal. 119:103, 105, 130

Oración: Señor, gracias por reunirnos para leer juntos Tu Palabra. Creemos que Tú estás en Tu Palabra. Tu Palabra es Tu expresión; Tu Palabra también eres Tú mismo porque Tu Palabra es espíritu y vida. Oh Señor, te adoramos por darnos este entorno de modo que pudimos reunirnos libremente y congregarnos ante de Ti para buscarte. Señor, sé con nosotros y danos el Espíritu, la luz, el suministro de vida y el rico disfrute.

Oh Señor, mientras leemos Tu Palabra, oramos que Tu gloria resplandezca sobre cada línea. Danos entendimiento y conocimiento interior. Señor, haznos hambrientos y sedientos para que no estemos adormecidos o indiferentes interiormente. Quita nuestra tibieza de modo que podamos arder interiormente para buscarte y desear Tu Palabra. Además, danos las palabras para que Tú puedas hablar desde nuestro interior a todos a fin de que cada uno de nosotros pueda recibir suministro.

Oh Señor, habla a cada uno de nosotros, y habla Tu palabra infundiéndola en nuestro interior para iluminarnos. Gracias que la entrada de Tu palabra da luz. Oh Señor, cuida de nosotros al visitar a cada uno de nosotros, y resiste el poder de las tinieblas por nosotros. Gracias que Tu sangre nos limpia y derrota al enemigo. Te damos gracias por estar con nosotros, y en Tu nombre acudimos a Ti. Amén.

LA INFLUENCIA DE LA BIBLIA SOBRE LA HISTORIA

Para nosotros, la Palabra del Señor no es un asunto insignificante. Si no existiera la Biblia entre los hombres en la tierra, si no existiera palabra alguna del Señor, entonces todo el mundo quedaría sumido en tinieblas. Hubo un periodo de tiempo en la historia que comenzó desde finales del siglo XI —cerca del año 570 d. C., cuando el catolicismo se estableció formalmente junto con la autoridad papal— en que se declaró que la Biblia debía estar sellada. Sólo el papa y el supuesto clero que estaba bajo él se les permitía leer la Biblia. La excusa fue que las personas comunes no podían entender la Biblia, y por lo tanto, sería fácil cometer errores y sufrir pérdida debido a su lectura. Por consiguiente, a la gente común se le prohibió leer la Biblia.

Desde ese tiempo hasta alrededor del 1518 cuando el Señor levantó a Martín Lutero, transcurrió un periodo de casi diez siglos. Todos los que estudian la historia saben que a este periodo de tiempo se le llama la Edad de las tinieblas o la Edad Media. ¿Por qué se le llama la Edad de las tinieblas? Se debe a que durante ese periodo de tiempo la Biblia permaneció sellada. Las personas comunes no podían leer la Biblia, y el resultado fue que ellos quedaron en tinieblas.

La Biblia fue escrita primero en hebreo por los patriarcas hebreos que fueron inspirados. Debido a que la comunicación era difícil durante los tiempos antiguos, la influencia del Antiguo Testamento hebreo estaba limitada casi totalmente al pueblo hebreo. Más adelante, a medida que avanzó la comunicación y el transporte, el Antiguo Testamento hebreo se extendió a otras tierras. Cerca del año 400 a. C., la cultura griega se propagó por todas las costas del mar Mediterráneo, especialmente en la parte sudeste, y en Palestina y el norte de África. Alrededor del año 300 a. C., los eruditos judíos que vivían en Egipto comenzaron a traducir el Antiguo Testamento del hebreo al griego; a esto se le llamó la Septuaginta. De ese momento en adelante, el Antiguo Testamento llegó a existir en el griego. Sin duda alguna, esto causó que la influencia del Antiguo Testamento de la Biblia aumentase entre el pueblo helenizado.

Después de esto vino el Señor Jesús. A finales del primer siglo el Nuevo Testamento se completó, escrito casi completamente en griego. Según estudios hechos por varios historiadores, cuando el Señor Jesús estuvo en la tierra, a menudo citaba las Escrituras cuando hablaba, y Sus citas del Antiguo Testamento provenían de la Septuaginta (que significa “setenta”), la traducción griega del Antiguo Testamento. Por consiguiente, cuando los apóstoles continuaron escribiendo el Nuevo Testamento, ellos citaron la versión Septuaginta del Antiguo Testamento. Esto espontáneamente causó que la revelación de la Biblia penetrase cabalmente la cultura griega. Fue por esta misma razón que en los primeros dos siglos, a comienzos de la era de la iglesia, los filósofos gnósticos griegos introdujeron mitos de la filosofía griega en la iglesia. Por consiguiente, durante los primeros dos siglos y aun hasta comienzos del tercer siglo, los mitos de la filosofía griega invadieron la iglesia por medio de los filósofos gnósticos griegos al grado que muchas enseñanzas erróneas y heréticas se enseñaron con respecto a la persona de Dios y la persona de Cristo. Esto creó controversias tremendas dentro de la iglesia.

Recientemente, he dedicado algún tiempo a estudiar la verdad de la Biblia en su totalidad desde la perspectiva de la Trinidad Divina. Cuanto más leí, más pude ver que cuando las personas leían la Biblia durante los primeros dos o tres siglos, sus estudios bíblicos a la postre los conducían al árbol del conocimiento del bien y el mal. La mayoría de las personas comían de ese árbol. Finalmente, los mismos eruditos no recibieron el suministro de vida, y ellos perjudicaron a muchos otros al impedirles obtener el verdadero suministro de vida.


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