Información del libro

Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, Elpor Watchman Nee

ISBN: 978-1-57593-377-1
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 8 de 12 Sección 4 de 4

Una persona

Leamos de nuevo 1 Corintios 1:30: “Mas por El estáis vosotros en Cristo Jesús”. La segunda parte dice: “El cual nos ha sido hecho de parte de Dios sabiduría: justicia y santificación y redención”. Dios hizo a Cristo nuestra justicia, nuestra santificación y nuestra redención. La justicia era una cosa, pero la justicia que Dios nos da es una persona, la cual es el Señor Jesús y está dentro de nosotros como nuestra justicia; la santificación era considerada una etapa, pero la santificación que Dios nos da es la persona del Señor Jesús, quien está en nosotros como santificación; la redención era una esperanza, pero la redención que Dios nos da es una persona, el Cristo que está en nosotros como nuestra esperanza de gloria.

Cristo mismo

La vida diaria del cristiano consiste en recibir y disfrutar a Cristo. Por una parte, estamos en Cristo y comprendemos que todo lo que El logró nos pertenece; por otra, mientras vivimos en este mundo día tras día, El llega a ser todo lo que necesitamos. Cristo es todas las virtudes. Nuestra santificación, justicia, paciencia, humildad, mansedumbre y bondad son simplemente Cristo. El [verdadero] gozo y la [verdadera] mansedumbre no es estar feliz ni aparentar debilidad ante otros, respectivamente, sino que son el Cristo que vive en nosotros y se expresa como mansedumbre. Nuestro gozo, nuestra mansedumbre, etc., son Cristo mismo, son expresiones de El mismo.

Esto es lo que hace que la fe cristiana sea tan especial. Tenemos una vida en nosotros, la cual es simplemente Cristo. No es necesario que usemos nuestra propia energía. Esta vida espontáneamente se expresará como mansedumbre, bondad, humildad y paciencia. Cristo en nosotros llega a ser nuestra mansedumbre, nuestra bondad, nuestra humildad y nuestra paciencia. Tal vez creamos que la mansedumbre, la bondad, la humildad y la paciencia son virtudes que poseemos, pero la Palabra de Dios nos muestra que Cristo mismo es todas ellas. Dios puso a Su Hijo en nosotros a fin de que El se exprese espontáneamente en nuestra vida en toda circunstancia. Cuando seamos tentados por el afán, esta vida se manifestará como paciencia; cuando seamos tentados por el orgullo, se manifestará como humildad; cuando seamos tentados por la obstinación, se manifestará como mansedumbre; cuando seamos tentados por la impureza, se manifestará como santidad. Cristo expresará Su paciencia, Su humildad, Su mansedumbre y Su santidad en nuestro interior. Cristo llega a ser nuestra paciencia, humildad y santidad. No depende de lo que hagamos, sino de que Cristo viva. No necesitamos procurar ser humildes por el poder del Señor, pues Cristo es nuestra humildad. No necesitamos tratar de ser santos por el poder del Señor, ya que Cristo es nuestra santidad. No necesitamos cumplir la meta de Dios al vivir por nosotros mismos ni aun por el poder del Señor. La manifestación espontánea de Cristo cumplirá la meta de Dios. Cuando el Señor se expresa por medio de nosotros, espontáneamente llegamos a ser lo que somos. Esta es la fe cristiana.

EL DIOS DE ISAAC Y EL DIOS DE JACOB

Necesitamos conocer al Dios de Abraham. Es decir, si queremos avanzar, necesitamos entregarnos al Dios Omnipotente y permitirle que, a su debido tiempo, se nos revele como el Padre. Tenemos que comprender que nada que proceda de nosotros puede satisfacer Su corazón y que todo tiene que provenir de El, porque sólo Dios es el Padre. También necesitamos conocer al Dios de Isaac. Necesitamos reconocer que es Cristo quien todo lo logró y lo seguirá logrando. Lo que se cumplió en El se cumple en nosotros, Su vida es nuestra, y también lo son Sus experiencias y Su poder. Estar en Cristo es una cosa, pero que Cristo esté en nosotros es otra. Ninguno de estos aspectos requiere nuestro esfuerzo. Un día el Señor abrirá nuestros ojos y veremos que todas las cosas son de Cristo, que todo proviene de Dios y que Cristo lo ha logrado todo. Dios es el origen, y Cristo es quien todo lo lleva a cabo.

Después de conocer al Dios de Isaac, necesitamos conocer al Dios de Jacob. ¿Cuál es la diferencia de significado espiritual entre el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Podemos decir que el Dios de Isaac nos muestra que Dios nos impartió a Su Hijo, mientras que el Dios de Jacob presenta la forma en que Dios nos disciplina por medio del Espíritu Santo. El Dios de Isaac nos muestra el don de Dios, y el Dios de Jacob, su obra. El Dios de Isaac nos da el denuedo de testificar: “¡Dios me ha dado una luz nueva y me ha mostrado que Cristo es mi vida! ¡Ya he vencido!” El Dios de Jacob nos hace confesar humildemente: “Dios me ha dejado ver lo que es el yo, y nunca más podré confiar en mí mismo ni jactarme de mi utilidad”. El Dios de Isaac nos hace que proclamemos confiadamente: “¡El pecado está bajo mis pies!” El Dios de Jacob nos hace confesar con temor: “Puedo caer en cualquier momento”. El Dios de Isaac nos muestra a Cristo, mientras que el Dios de Jacob, a nosotros mismos. El conocimiento del Dios de Isaac nos da la confianza de saber que es Cristo quien lo hace todo, no nosotros. Conocer al Dios de Jacob hace que nos conozcamos a nosotros mismos y nos libra de cualquier jactancia. Si estudiamos la Palabra de Dios cuidadosamente, veremos estas dos clases de experiencias.

Podemos decir que el Dios de Jacob complementa la obra del Dios de Isaac. El Dios de Jacob obra en nosotros para abrir el camino al Dios de Isaac a fin de que Cristo se extienda más y más en nuestro interior. Esta misma obra es la que nos hace estar “con debilidad, y temor y mucho temblor” (1 Co. 2:3). Nuestra vida es una paradoja. Tenemos mucha confianza en Cristo, y al mismo tiempo, no tenemos confianza alguna en nosotros mismos. Por una parte, damos testimonio y hablamos confiadamente, pero por otra, tememos abrir la boca y nos sentimos como polvo delante de Dios. Sin la sangre del Señor, no podemos estar delante de Dios. Después de conocer al Dios de Isaac, necesitamos avanzar y conocer al Dios de Jacob. La combinación de estas dos experiencias constituyen la verdadera vida cristiana.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top