Información del libro

Núcleo de la Biblia, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-4442-5
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Actualmente disponible en: Capítulo 2 de 20 Sección 4 de 4

UN SOLO EDIFICIO

Cuando el tabernáculo fue erigido, los hijos de Israel eran una sola entidad. Así como el tabernáculo había sido erigido, ellos también habían sido edificados como un solo pueblo. El tabernáculo había sido edificado como una sola entidad. El tabernáculo no era un montón de materiales que habían sido recolectados. No, todo el material se había usado en la edificación y ahora era un solo tabernáculo. Esto nos muestra que todos los hijos de Israel habían sido edificados como una sola entidad. Así pues, el tabernáculo físico era un tipo, una señal. La verdadera morada de Dios en la tierra era la casa de Israel, la cual estaba representada por el tabernáculo.

Por grande que sea el número de los hijos de Dios, todos ellos deben ser uno y ser un edificio pequeño. Nunca procuren ser grandes. Aunque la iglesia en Stuttgart pueda tener mil o incluso diez mil personas, todas ellas deben ser uno. No debe haber una gran iglesia, sino una iglesia que es pequeña en su aspecto. Sin embargo, el contenido de esta iglesia es la presencia de Dios, la gloria de Dios, el hablar de Dios, la luz de Dios y el suministro de vida de Dios. En lo que al aspecto externo se refiere, todo es pequeño, pero en el interior de este tabernáculo pequeño, vemos la gloria de Dios, escuchamos el hablar de Dios, somos iluminados por la luz de Dios y somos nutridos por la vida de Dios. Todos hemos tenido esta experiencia. Quizás en algún momento visitamos las grandes catedrales con sus altos campanarios, pero descubrimos que allí no había otra cosa que oscuridad y vacío. Sin embargo, después llegamos a un lugar donde había un grupo pequeño de cristianos reunidos como la iglesia y, aunque aparentemente todo era pequeño allí, en el interior vimos la gloria de Dios, escuchamos el hablar de Dios, fuimos alumbrados por la luz de Dios y disfrutamos del suministro de vida de Dios. Éste fue un testimonio de que dicho grupo de cristianos era la iglesia.

Los que hemos sido redimidos y liberados por Dios, y ahora le seguimos en el desierto, debemos ser Su morada. Hoy nosotros, los redimidos de Dios sobre la tierra, debemos ser edificados conjuntamente para ser el tabernáculo de Dios. Por numerosos que seamos, debemos seguir siendo uno. Cada vez que nos reunamos, no debemos tener un aspecto grande y ostentoso, sino que interiormente debemos ser llenos de la gloria de Dios y de la presencia de Dios. En nosotros y entre nosotros debe estar el hablar de Dios, la luz de Dios y el suministro de vida de Dios. Ésta es la iglesia que ha sido edificada con personas que han sido redimidas y liberadas por Dios, y éste es el cuadro de la iglesia que se nos presenta en el libro de Éxodo.

En el primer capítulo del libro de Éxodo, vemos cautividad, esclavitud, sufrimiento y aflicción. Pero al final del libro vemos un tabernáculo, la morada de Dios sobre la tierra, lleno de la gloria de Dios y de la presencia de Dios, junto con el hablar de Dios, la luz de Dios y la vida de Dios. Si comparamos el primer capítulo de Éxodo con el último, notaremos una gran diferencia entre ambos. Antes de ser salvos y edificados como iglesia, nos encontrábamos en Egipto, bajo cautiverio, esclavitud, sufrimientos y aflicciones. Mientras estábamos esclavizados, no teníamos a Dios, ni luz ni vida. Pero alabado sea el Señor porque cuando experimentamos a Cristo como el Ángel libertador, como el Moisés que habla, como el Cordero que redime, como el maná que nutre y como el agua que calma la sed, llegamos a ser la casa de Dios, la morada de Dios sobre la tierra. Esto es Cristo y la iglesia, el núcleo de Éxodo.

COMER A CRISTO Y LLEGAR A SER UNO EN CRISTO

¡Cuánto le pido al Señor que usted disfrute a Cristo todos los días! Todos los días debe disfrutarlo a Él como su maná para ser satisfecho y fortalecido. Hay un proverbio que dice: “Uno es lo que come”. Miren el caso de la casa de Israel. Día tras día ellos comieron maná. Después de comer maná por tanto tiempo, ellos llegaron a estar constituidos de dicho maná. Si comemos a Cristo cada día, llegaremos a ser Cristo, pues somos lo que comemos. Si disfrutamos a Cristo, comemos a Cristo, bebemos a Cristo y recibimos interiormente a Cristo, Cristo vendrá a ser nuestro elemento constitutivo. Cristo se forjará en cada parte de nuestro ser: en nuestra mente, parte emotiva y voluntad. Una vez que todos lleguemos a ser Cristo, seremos uno en Cristo y uno con Cristo. Entonces seremos edificados conjuntamente como el tabernáculo, la morada de Dios en la tierra. Si realmente hemos sido edificados como el tabernáculo de Dios, cada vez que nos reunamos en Cristo y con Cristo, Dios estará presente. Su gloria, Su hablar, Su luz y Su vida estarán con nosotros. Esto es Cristo y la iglesia. No enfaticen asuntos tales como el lavamiento de los pies y la práctica de cubrirse la cabeza. Ninguna de estas cosas es el núcleo de la Biblia. Como hemos dicho repetidas veces, el núcleo de la Biblia no es otro que Cristo y la iglesia.

Todos hemos sido salvos y liberados por el Señor, y ahora le seguimos. Diariamente debemos comer y beber a Cristo, disfrutándolo como el maná y el agua viva. A medida que le disfrutamos de esta manera, llegaremos a ser Él. Nuestros pensamientos serán Sus pensamientos. De este modo, cada vez que nos reunimos, somos el agrandamiento de Cristo. No habrá ni viejos ni jóvenes, ni europeos ni americanos. Debido a que Cristo nos habrá transformado, Él será el todo y en todos (Col. 3:11). Si disfrutamos a Cristo como nuestro maná cada día, llegaremos a tener Su semejanza. Si todos tenemos la semejanza de Cristo, entonces cada vez que nos reunimos, somos Cristo. Nuestra unidad no radica en las doctrinas, en las creencias ni en las verdades que poseemos, sino más bien en el Cristo que experimentamos y disfrutamos cada día. Todos los días debemos aplicar a Cristo a nuestra situación y tomarlo en todas las necesidades que tengamos en nuestra vida diaria. Cuanto más lo hagamos, más seremos constituidos de Cristo y llegaremos a ser Cristo. Como resultado, espontáneamente seremos uno en Cristo y llegaremos a ser el Cristo agrandado. De este modo, dondequiera que estemos, seremos el único tabernáculo, la morada de Dios sobre la tierra, a fin de expresar a Cristo y satisfacer a Dios. Cristo es nuestro suministro diario. A medida que comemos y bebemos a Cristo, todos llegamos a ser el Cristo corporativo y seremos el tabernáculo de Dios sobre la tierra. Esto es Cristo y la iglesia como el núcleo del libro de Éxodo.


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