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Terreno genuino de la unidad, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-3873-8
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Actualmente disponible en: Capítulo 6 de 10 Sección 3 de 5

LA UNIDAD EN LA GLORIA DIVINA

En el versículo 22 el Señor dijo que la gloria que el Padre le había dado a Él, Él se la había dado a Sus creyentes “para que sean uno, así como Nosotros somos uno”. La gloria es la expresión de Dios. Esta expresión le fue dada al Hijo. El Padre le ha dado la gloria al Hijo a fin de que le exprese en la vida divina. Ahora esta gloria ha sido dada a nosotros por el Hijo para que seamos uno así como el Padre y el Hijo son uno. Esta unidad es la unidad en la gloria divina para la expresión corporativa de Dios.

PERFECCIONADOS EN UNIDAD

En el versículo 23 el Señor continúa: “Yo en ellos, y Tú en Mí, para que sean perfeccionados en unidad”. Aquí vemos la mezcla del Dios procesado con los creyentes. Las palabras Yo, ellos y se refieren respectivamente a Cristo, a los creyentes y al Padre. El Hijo está en los creyentes, y el Padre está en el Hijo. Ésta es la mezcla del Dios Triuno con los creyentes. El resultado de tal mezcla es que nosotros podemos ser perfeccionados en unidad.

Quizás se pregunten qué significa ser perfeccionados en unidad. El día que creímos en Cristo, entramos en esta unidad. Sin embargo, aún tenemos problemas con nuestro hombre natural, nuestra constitución natural y nuestra manera de ser natural. No obstante, cuanto más experimentamos a Cristo como el Espíritu vivificante, más se reducen todos estos elementos naturales. A medida que estos elementos se reducen mediante nuestra experiencia del Dios Triuno, somos perfeccionados en unidad.

A todos nos debe impresionar profundamente el hecho de que la unidad revelada en la Biblia no consiste en juntar los creyentes para formar una entidad armoniosa. Este concepto de unidad es natural y superficial. Declaramos de nuevo que la unidad es la mezcla del Dios Triuno procesado con los creyentes. Después de haber visto esta unidad tal como se revela en Juan 17 y Efesios 4, debemos estudiar ahora el salmo 133.

DOS ASPECTOS DE LA UNIDAD

Este salmo es tan profundo que es difícil hablar acerca de él. El versículo 1 dice: “¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es que habiten los hermanos juntos en armonía!”. Observen que el salmista utiliza dos adjetivos para describir a los hermanos que moran juntos en unidad. Él dice que es “bueno” y “delicioso”. La razón por la cual se usan dos adjetivos es que en los versículos siguientes se compara el hecho de vivir juntos en armonía con dos cosas: el buen óleo sobre la cabeza de Aarón y el rocío del Hermón que desciende sobre los montes de Sión. Estos dos adjetivos aluden a dos aspectos de la unidad. La unidad es buena y deliciosa: buena como el buen óleo y deliciosa como el rocío que desciende.

De estos aspectos, el primero se refiere a una persona, Aarón; y el segundo, a un lugar, Sión. ¿Alguna vez han visto que la iglesia tiene estos dos aspectos? Por una parte, la iglesia es una persona; por otra, es un lugar. Como persona, la iglesia incluye la Cabeza y el Cuerpo, y como un lugar, la iglesia es la morada de Dios. En otras partes de la Biblia además vemos que la iglesia es la Novia, el nuevo hombre y el guerrero. Éstos son aspectos de la iglesia como persona. De hecho la iglesia tiene solamente dos aspectos principales: el aspecto de la persona y el aspecto de la morada. El óleo y el rocío tienen que ver con estos dos aspectos de la iglesia.

EL ÓLEO QUE SE EXTIENDE
Y EL ROCÍO QUE DESCIENDE

Aunque en el versículo 2 la versión Reina-Valer a al traducir esta palabra hebrea usa la palabra óleo, varias versiones usan la palabra aceite. Este óleo es el aceite de la unción descrito en Éxodo 30. El aceite de la unción es un ungüento compuesto que se forma al mezclar cuatro especias con aceite de oliva. Con este ungüento eran ungidos Aarón, sus hijos, el tabernáculo y todo lo relacionado con éste. Según el salmo 133, este ungüento, este aceite compuesto de la unción, era derramado sobre una persona, Aarón. En contraste con esto, hemos señalado que, el rocío que refresca, riega y satura descendía sobre un lugar: los montes de Sión.

Ni el aceite de la unción ni el rocío que satura descienden rápidamente. El rocío no caía como lluvia, sino que descendía, bajaba, de una manera gradual. Del mismo modo, el ungüento realmente no corría por la barba de Aarón, sino que se extendía lentamente sobre su barba y luego bajaba hasta llegar al borde de sus vestiduras. La raíz en hebreo significa “esparcir” en el sentido de esparcir algo sobre una superficie. También significa “cubrir”, así como uno extiende una cobija o colcha sobre la cama. Por lo tanto, el aceite de la unción que era derramado sobre la cabeza de Aarón, se extendía sobre su barba; no corría rápidamente, sino que el ungüento se extendía suave y lentamente sobre la barba.

Según el mismo principio, el rocío descendía suave y lentamente sobre los montes de Sión. En nuestro himnario hay un himno acerca de “lluvias de bendición” (Hymns, #260). Tales lluvias espirituales tienen cierto carácter pentecostal. Yo aprecio más el ungüento que se extiende lentamente y el rocío que desciende, que las lluvias de bendición. Las lluvias de bendición no tienen nada que ver con la unidad. La unidad genuina se compone del ungüento que se extiende lentamente y del rocío que desciende.


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