Espíritu y el cuerpo, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-4516-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
ISBN: 978-0-7363-4516-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
Font Size
No debemos decir a modo de lema: “Estoy siguiendo el fluir”. El verdadero fluir es el Señor mismo. ¡Cuán errado es iniciar un movimiento! Eso es un insulto al Señor. Esto es una ofensa para Él. Jamás debiera existir un movimiento en el recobro del Señor. Nunca usen la palabra fluir para disfrazar un movimiento. Cuando algunos de ustedes hablan del fluir, en realidad están hablando de un movimiento. Crear un movimiento y luego animar a otros a seguirlo es un terrible error. Una vez más, les digo que tienen que acudir directamente al Señor y orar con respecto a cualquier paso que den en el recobro del Señor. Anhelo poder ver que después de varios meses de oración, espontáneamente, y sin necesidad de sostener discusiones o conferencias, haya un buen número de santos que reciban la carga de ir a la ciudad de Phoenix, y haya otros que vayan a otros lugares. Si los ángeles les preguntan por qué han venido, entonces ustedes podrán contestar: “Ángeles, ¿no saben ustedes que el Señor me envió aquí?”. Ustedes tendrán autoridad. En cambio, si les dicen que cierto hermano los envió, ello no tendrá ningún valor para ellos; no tendrá ningún peso espiritual. Lo que un hombre diga con respecto adónde usted debe ir no significa nada. Usted debe tener la certeza de que el Señor es quien le envía. No debe decir tampoco: “Vine aquí porque estaba siguiendo el fluir”. Tal vez después de un año se arrepienta de haber seguido ese supuesto fluir, porque nunca tuvo la certeza de que provenía del Señor. Debe decir: “Estoy aquí porque el Señor me envió. Él me pidió que viniera a este lugar y aquí quería que estuviera”. Todos debemos tener tal claridad con respecto a la dirección del Señor. Ninguno de nosotros debe dar instrucciones a los demás ni tomar decisiones por ellos.
Ahora es el momento para que nosotros experimentemos un giro genuino delante del Señor. Ustedes tienen que decir: “Señor, no queremos ofenderte ni insultarte. Queremos honrarte esperando en Ti por Tu dirección”. En esto consiste el recobro del Señor, no debemos repetir la triste historia del cristianismo. No reciban órdenes de nadie ni den órdenes a nadie. Acudan al Señor y oren. Ésta es la manera apropiada de proceder.
Supongamos que los hermanos que asumen el liderazgo, después de mucha oración, reciben una verdadera carga respecto a cierto asunto. Lo que deben hacer en ese caso es comunicar este sentir a los santos y pedirles que oren. Finalmente, los santos recibirán una dirección personal de parte del Señor, y luego podrán actuar conforme a ello. De este modo, nadie será individualista ni rebelde. Es por eso que tenemos el Cuerpo. Por una parte, tenemos al Espíritu y, por otra, tenemos el Cuerpo. El Espíritu y el Cuerpo nos equilibran. Usted debe cerciorarse si la dirección que ha recibido del Señor coincide con el sentir del Cuerpo. Debemos ser equilibrados.
Al oír hablar acerca de ser equilibrados por el Cuerpo, tal vez algunos piensen que el resultado de este equilibrio sería el mismo que si los que asumen el liderazgo tomaran la decisión y se les dijeran adónde ir. Es posible que externamente los resultados sean los mismos; pero la naturaleza intrínseca de dicha decisión será absolutamente diferente. Supongamos que yo soy una persona que está en el liderazgo y tomo decisiones por otros. Después de tomar las decisiones, les digo a los demás a qué lugar deben mudarse. Esto es un insulto para el Señor. Si yo hiciera esto, no sería necesario que los demás oraran. En vez de ello, ellos simplemente actuarían basados en mi palabra. Hacer esto es usurpar la posición que le corresponde al Señor y hacer de mí mismo el Señor. Éste es el más grave de los insultos delante del Señor. En vez de hacer esto, yo debería decir: “Hermanos, de parte del Señor siento la carga de compartirles que posiblemente algunos de ustedes tendrán que mudarse a cierta ciudad. Les pido que oren cabalmente al respecto”. Con el tiempo, es posible que algunos reciban la carga de parte del Señor y la dirección de ir a ese lugar. Otros, en cambio, tal vez sientan la carga de mudarse a otro lugar. Sin embargo, después que usted haya recibido una carga de parte del Señor, debe discernir el sentir del Cuerpo. Así pues, tenemos que preocuparnos por estos dos aspectos: el aspecto del Espíritu y el aspecto del Cuerpo.
Tal vez usted se pregunte dónde se encuentra el Cuerpo en la práctica. El Cuerpo se halla en la comunión, y esta comunión se encuentra en la unidad. No es una comunión parcializada ni una comunión relacionada con una división o una opinión. No; es la comunión del Cuerpo. La comunión le sigue a la oración. Una vez que usted haya orado y tenido comunión, verá claramente cómo el Señor lo guía.
Algunos dirán: “El resultado es exactamente el mismo que si no hubiera habido oración ni comunión. Es lo mismo que si alguien me hubiera dado la orden de ir a cierto lugar. Si es así, ¿para qué entonces orar y tener comunión?”. Debemos orar y tener comunión para honrar al Señor. Si no oramos ni tenemos una comunión apropiada con otros, ofenderemos al Señor y usurparemos Su posición. Además, si usted se muda a cierto lugar sin orar y sin tener comunión, será sacudido cuando vengan las pruebas, las aflicciones y las persecuciones. Tal vez diga: “El hermano fulano nos envió acá. Quizás él se equivocó. No debemos seguir a un hombre”. Pero si usted ora y tiene comunión, honrará al Señor y también tendrá la certeza de que es Él quien lo guía. Después que se haya mudado a cierto lugar, usted tendrá la certeza de que el Señor lo envió allí, y nunca se arrepentirá de haberse mudado, por difíciles que sean las circunstancias. Tendrá tanta certeza de que estar allí es la voluntad del Señor y la dirección que Él le dio, que estará dispuesto a morir allá. No sólo tendrá la certeza, sino que además será fortalecido y revestido de autoridad. Podrá decir: “Fuera aflicción y fuera persecución. Fui enviado aquí por el Señor del cielo y de la tierra”. Puesto que el Señor lo envió y no el hombre, tendrá autoridad para orar. Espero que todos puedan ver la diferencia entre ser enviados por el Señor y ser enviados por el hombre.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.