Tratar con nuestras partes internas para el crecimiento en vidapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7381-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Hay muchos asuntos que guardan relación con la vida interior. De éstos, el primero es la regeneración. Para comenzar a considerar la regeneración hay que volver al principio, debido a que muchos de nosotros aún estamos carentes de un entendimiento de lo que es la vida, y no somos aptos para presentar estas verdades a los demás. Primero necesitamos experimentar las cosas de la vida, y luego debemos aprender cómo presentárselo a otros de una manera breve, clara e impresionante.
¿Qué es la regeneración, y que obtenemos mediante la regeneración? La regeneración consiste en ser generados de nuevo, esto es, nacer de nuevo. La regeneración es un nuevo nacimiento. Todos hemos nacido de nuestros padres. En virtud de ese nacimiento recibimos la vida humana, la vida que nos permite existir en esta tierra. No obstante, ésa no es la vida eterna, divina e increada. La intención de Dios es ponerse a Sí mismo en nosotros como la vida eterna, la vida increada, para cumplir Su propósito eterno. Por esta razón, necesitamos otro nacimiento; esto significa que necesitamos otra vida. Ya recibimos una vida en nuestro primer nacimiento. Ahora necesitamos nacer de nuevo para recibir otra vida, la cual es nada menos que Dios mismo.
Juan 1 nos dice que Cristo como la expresión de Dios se encarnó para que pudiésemos recibir a Dios como nuestra vida. Los versículos 12 y 13 dicen: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en Su nombre, les dio autoridad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios”. Al recibir a Cristo, nacemos de Dios. Éste es el segundo nacimiento, es decir, la regeneración. Ser regenerados es renacer, nacer de Dios. Cuando nacimos de nuestros padres recibimos la vida humana, ahora nacemos de Dios para recibir la vida divina, la cual es Dios mismo.
En la regeneración nacemos no de la carne, sino del Espíritu, de Dios mismo. Juan 3:6 dice: “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es”. Nacer de la carne corresponde al primer nacimiento, pero nacer del Espíritu corresponde al segundo nacimiento. Además esta regeneración es algo que ocurre en nuestro espíritu. Por tanto, la regeneración significa nacer de nuevo de Dios, o sea, recibir a Dios en Cristo mediante el Espíritu como otra vida aparte de la que recibimos de nuestros padres. Es así como se debe presentar la verdad acerca de la regeneración a los demás. Esta palabra es concisa, clara e impresionante.
Estrictamente hablando, sea que hubiésemos caído o no, todavía necesitaríamos la regeneración. Esto presenta un problema a la teología del cristianismo actual. La teología de hoy en día le dice a la gente que debido a que somos personas caídas, nuestra vida se corrompió; así que, necesitamos una vida mejor. En un sentido esto es correcto, pero debemos entender que aun si el hombre nunca hubiera caído, él todavía necesitaría nacer de nuevo. El espíritu del hombre entró en una condición de muerte por la caída a causa del pecado. Ahora mediante la redención de la sangre del Señor, el Espíritu Santo obtuvo el terreno para dar vida a este espíritu amortecido, para impartir a Cristo como vida en este espíritu.
Si nuestro espíritu solamente hubiera sido vivificado, tan sólo habría experimentado cierta clase de recobro. Sin embargo, lo que ocurre no sólo es un recobro, sino una regeneración, una impartición de vida, puesto que el Espíritu Santo introduce a Cristo mismo en nosotros. La palabra griega que aparece en Efesios 2:5 se ha traducido en la versión King James como “vivificar” y significa “dar vida”. En todo lenguaje hay una escasez, y en el español esta palabra es un problema para los traductores. En inglés se puede usar la palabra ojo como verbo, (o sea ver) tal como en Himnos, #94, donde dice: “Mas sólo al Novio ve”. En el chino la palabra vida es también sustantivo y verbo. Si fuera posible, en español también se debería usar la palabra vida como verbo. El Espíritu Santo viene para “vivearnos”, o sea darnos vida. Así pues, “poner vida en nosotros” sería el significado correcto para esta palabra griega del versículo 5, la cual proviene de la raíz zoé—la vida eterna y divina—, de donde también proviene la frase Espíritu vivificante en 1 Corintios 15:45. Cuando viene el Espíritu Santo, Él entra como el Espíritu de vida para “ vivearnos”, para darnos vida. Cuando recibimos la vida, no sólo somos vivificados, sino que también tenemos al Dios Triuno en nosotros como nuestra vida. De esta manera somos regenerados. Nacemos otra vez, no de la carne, sino del Espíritu divino, esto es, de Dios mismo. Nacemos de Dios. ¿Qué es la regeneración? La regeneración consiste en nacer de nuevo de Dios, en tener a Dios mismo en Cristo mediante el Espíritu como vida divina, la cual ha entrado en nosotros, además de la vida que recibimos por medio de nuestros padres.
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