CAPÍTULO CUARENTA Y DOS

LA POSICIÓN VITAL QUE OCUPA
LA PALABRA DE DIOS EN SU ECONOMÍA

Dios es un Dios de propósito; y a fin de llevar a cabo Su propósito, Él cuenta con un camino o una economía. La economía de Dios, esto es, el camino por el cual Él logra Su propósito eterno, consiste en que Él mismo se imparta en Sus escogidos. Nosotros estamos entre aquellos que Dios escogió para Su propósito. Consideremos ahora el lugar que ocupa la Palabra de Dios en Su economía.

LA BIBLIA POR SÍ SOLA

A fin de entender la importancia que tiene la Palabra de Dios en Su economía, debemos entender que entre las diferentes religiones que existen sobre la tierra, ningún otro libro, aparte de la Biblia, puede ser llamado la Palabra de Dios. Ninguna religión tiene la Palabra de Dios. Es cierto que los musulmanes tienen el Corán, pero este libro es en gran parte una imitación del Antiguo Testamento más una pequeña parte del Nuevo Testamento. En cuanto a los escritos del hinduismo y del budismo, éstos son simplemente diabólicos.

En toda la tierra la Biblia es el único libro que es la Palabra de Dios. Ella es muy lógica y está llena de sabiduría. Es práctica, clara, inspiradora y diáfana. Es la palabra hablada por Dios, la cual Él dispuso que fuese puesta en forma legible y comprensible.

CAPTAR LO ABSTRACTO

Debido a que Dios es abstracto y misterioso, es difícil entenderlo. El catolicismo introdujo las imágenes para tratar de ayudarle a la gente a entender lo que de otra manera le sería difícil de captar. Pero Dios no nos ha dado figuras, como imágenes o ídolos; en vez de ello, nos ha dado la Palabra. A pesar de que Dios es misterioso, Él se da a conocer claramente en Su Palabra. Es cierto que el Espíritu es misterioso y difícil de comprender, pero nosotros tenemos la Palabra, la cual es sólida, fácil de leer y comprensible. La letra escrita es también muy precisa; no da lugar a discusiones.

Supongamos que desde el Pentecostés la Biblia no hubiera estado entre el linaje humano. ¿Qué testimonio habría en la tierra hoy? Tal vez usted diría: ¿Acaso no tenemos al Espíritu? Por supuesto que lo tenemos, pero sin la Biblia el Espíritu sería una vana ilusión. El período en el cual la Biblia fue sellada por la Iglesia Católica fue la edad más oscura de la historia de la humanidad. Martín Lutero no sólo recobró la verdad de la justificación por la fe, sino que fue él quien sacó la Biblia de su encierro y la liberó. Hace cuatrocientos años la Biblia llegó a ser un libro liberado. La Palabra de Dios es la que ha conservado las cosas de Dios en la tierra. Satanás hoy en su astucia trata de alejar a las personas de la Biblia. Aunque los cristianos tal vez tengan la Biblia en los estantes de su casa, o la tengan en sus manos una vez por semana, en cuanto abren sus páginas, es muy poca la luz que pueden ver. Hoy en día los cristianos, en su mayor parte, están en tinieblas porque no leen la Palabra ni la entienden.

El Dios Triuno se revela por medio de la Palabra. Él creó el universo. Se encarnó y llevó una vida humana por treinta y tres años y medio. La muerte todo-inclusiva de Cristo, Su resurrección y Su ascensión han sido consumadas. Nuestro Dios pasó por todas estas cosas, y ahora no hay nada que no haya sido hecho. En la eternidad pasada nuestro Dios no tenía la creación ni se había encarnado. Pero ahora el universo ha sido creado. Más aún, el propio Creador entró en Sus criaturas por medio de la encarnación. Él experimentó el vivir humano, fue a la cruz y allí murió, entró en la resurrección, e incluso ascendió a los cielos. Ahora Él, como Espíritu que da vida, ha regresado a la tierra. Éste es el propio Dios a quien nosotros adoramos y a quien hemos recibido.

Sin embargo, todos estos asuntos son abstractos; ¿cómo podemos aprehenderlos? El Señor conoce nuestra situación. Es por ello que habló e hizo que Su palabra fuera puesta por escrito. Ahora este libro está en nuestras manos.

UNA SEMILLA

La Biblia a modo de ejemplo nos dice que la palabra de Dios es como una semilla (Mt. 13:23). Dentro de una semilla hay una vida oculta. Una semilla parece ser meramente algo físico, pero dentro de ella hay algo abstracto y misterioso. La vida no se puede ver, pero si sembramos esa semilla en la tierra, crecerá, florecerá y dará fruto. Este crecimiento es la expresión de la vida de la semilla. La palabra en la Biblia es semejante a una semilla, que le transmite a usted a Dios como vida. Siembre esta Palabra en usted y después de algún tiempo, la vida brotará en usted; ella crecerá, florecerá y dará fruto.

¿Cuál es la posición que ocupa la Palabra de Dios en Su economía? Ella es la corporificación de Dios. ¿Dónde está Dios hoy en día? Está en la Palabra. Cuando predicamos el evangelio, predicamos la Palabra. En Efesios 1:13 se le llama “la palabra de la verdad, el evangelio de vuestra salvación”. El evangelio de nuestra salvación es la palabra de la verdad. Dentro de la Palabra se encuentra Dios mismo con Su salvación.

Ahora que usted ha sido salvo, debe contactar a Dios día tras día. Usted no puede hacer esto cerrando sus ojos y meditando. Si trata de meditar, ¡encontrará que en su mente viajará por todo el mundo! Así que, si desea reunirse con Dios, abra la Biblia. ¡Dios está allí! No es una superstición afirmar esto. Dios está en la Palabra. El Señor Jesús dijo: “Las palabras que Yo os he hablado son espíritu y son vida” (Jn. 6:63). No es una exageración decir que una semilla es vida, porque la vida está dentro de ella. De la misma manera, podemos afirmar que la palabra de la Biblia es Espíritu, porque la sustancia o esencia dentro de la Palabra es Dios mismo, quien es Espíritu. Por lo tanto, acercarnos a la Palabra es acercarnos a Dios mismo.