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Espíritu con nuestro espíritu, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0259-3
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Actualmente disponible en: Capítulo 2 de 14 Sección 2 de 4

B. El Espíritu de Jehová
al llegar Dios al hombre y al cuidar de él

Después de la creación, Dios comenzó a obrar en el hombre. En Su obra en el hombre, Su nombre es Jehová. El Espíritu de Jehová está al llegar Dios al hombre y al cuidar de él (Jue. 3:10; 6:34; Gn. 6:3a). El título Jehová literalmente significa “Aquel que es quien es; por consiguiente, el eterno Yo Soy”. Como Jehová, El es Aquel que era en el pasado, quien es en el presente y que vendrá en el futuro (Ap. 1:4). Jehová simplemente significa “ser”. Dios era, Dios es y Dios será para siempre. El es el gran Yo Soy.

Dios le dijo a Moisés que Su nombre era “YO SOY EL QUE SOY” (Ex. 3:14). Esto quiere decir: “Yo siempre soy lo que debo ser”. Si se necesita luz, El es la luz. Si se necesita vida, El es la vida. El es todo. El Señor Jesús mismo dijo que Su nombre era “Yo Soy” (Jn. 8:58). El nombre Yo Soy significa que el mismo que obra en el hombre es todo para el hombre. Este es Jehová al llegar al hombre y al cuidar del hombre.

C. El Espíritu de santidad al santificar
Dios a Su pueblo escogido apartándolo para Sí

Dios cuida del hombre principalmente para santificarlo. Ser santo significa estar separado para Dios. La caída del hombre causó que éste se apartase de Dios y se hiciera común, mundano, secular y hasta inmundo. Así que Dios tiene que cuidar del hombre, apartando al hombre de todo lo que no sea El. En esto consiste santificar al hombre. Por tanto, el Espíritu en el Antiguo Testamento es el Espíritu de santidad al santificar Dios a Su pueblo escogido apartándolo para Sí (Sal. 51:11; Is. 63:10-11). Esto no es lo mismo que el Espíritu Santo, el cual es usado en el Nuevo Testamento. El Espíritu Santo está más intensificado que el Espíritu de santidad.

II. EN EL NUEVO TESTAMENTO EL ESPIRITU ES:

Ahora llegamos al Nuevo Testamento. En el Nuevo Testamento, la revelación acerca del Espíritu es más complicada.

A. El Espíritu Santo

El primer título divino usado para el Espíritu en el Nuevo Testamento es el Espíritu Santo. Según el texto griego, el título traducido “el Espíritu Santo” puede estar en dos formas: el Espíritu el Santo o el Espíritu Santo. Según mi modo de entender, esto significa que en la era neotestamentaria, el mismo Dios que es el Espíritu es “el Santo”. Dios es un Espíritu y este Espíritu ahora es totalmente “el Santo”. Ahora estamos en una era en la cual Dios mismo como el Espíritu es “el Santo” para hacer que el hombre no sólo esté separado para El sino también para que sea uno con El. En el Antiguo Testamento, lo más que Dios podía hacer era separar al hombre para Sí, pero no podía ser uno con él. Pero ahora, en la era neotestamentaria, ha llegado el momento en el cual Dios irá más a fondo para hacer que el hombre sea totalmente uno con El, para hacer que el hombre sea El y para El mismo ser hombre. Atanasio, uno de los padres de la iglesia, dijo acerca de Cristo: “El fue hecho hombre para que nosotros pudiéramos ser hechos Dios”. Esto significa que somos hechos Dios en vida y naturaleza, pero no en la Deidad. Este proceso es efectuado por el Espíritu el Santo.

En el Nuevo Testamento, llaman la atención dos títulos divinos del Espíritu: el primero y el último. El primero es el Espíritu el Santo y el último es los siete Espíritus (Ap. 1:4; 4:5; 5:6). El Espíritu el Santo es para hacer al hombre Dios, haciendo que el hombre sea uno con Dios y que Dios sea uno con el hombre. En otras palabras, la era neotestamentaria tiene como fin juntar a Dios y el hombre, para constituirlos juntos a fin de que sean coinherentes (que moren el uno en el otro) para que sean un espíritu (1 Co. 6:17). El hombre y Dios vienen a ser un solo espíritu, una sola entidad. Al final, el Espíritu el Santo tiene que ser intensificado siete veces para ser los siete ojos del Cordero. Dios hizo que todos los seres vivientes tuvieran dos ojos, pero al final el Cordero tendrá siete ojos, y estos siete ojos son los siete Espíritus de Dios, el Espíritu siete veces intensificado.


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