Vida cristiana, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-0260-9
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Antes de Su muerte, Cristo no sólo era la vida, sino también la resurrección. Antes de Su muerte, le dijo a Marta: “Yo soy la resurrección y la vida” (Jn. 11:25). Cristo era la resurrección antes de Su muerte. Esto va más allá de nuestro entendimiento, pero es un hecho divino.
Cristo tenía autoridad para poner Su vida y tenía autoridad para volverla a tomar (10:17-18). La palabra griega que aquí se traduce vida, no se refiere a la vida eterna, sino a la vida del alma, psujé. Visiblemente, otras personas arrestaron y mataron a Cristo, pero en realidad Él de Sí mismo puso Su alma, Su vida humana, a fin de realizar la redención por nosotros. Después de tres días, Él ejerció Su autoridad para volver a tomar Su vida en resurrección.
En el sentido de tener autoridad para poner Su vida y para volverla a tomar, en Su resurrección Cristo resucitó por Sí mismo de entre los muertos (Hch. 10:41). Esto pertenece al lado activo. Cristo tenía la autoridad de volver a tomar Su vida, y por eso resucitó. La Biblia dice que Él resucitó de entre los muertos (1 Ts. 4:14a). Esto significa que Él ganó la victoria.
En el sentido de ser muerto por los impíos, en Su resurrección Cristo fue levantado por Dios (Hch. 2:24; 3:15). Resucitar es activo. Ser levantado es pasivo. Por una parte, Cristo resucitó por Sí mismo. Pero por otra parte, Él fue levantado por Dios.
En 1 Pedro 3:18b-19 se nos revela que mientras Su cuerpo estaba en el sepulcro, Cristo en Su espíritu, que es Su naturaleza espiritual (Mr. 2:8; Lc. 23:46) y que había sido vivificado y avivado con poder nuevo de vida, estaba activo y fue a proclamar a los ángeles caídos la victoria que Dios obtuvo por medio de la muerte de Cristo en la cruz (He. 2:14; Col. 2:15). Mientras los hombres externa y visiblemente crucificaban, mataban, a Jesús en la cruz, Dios también estaba obrando para vivificar a Cristo con poder nuevo de vida. En 1 Pedro 3:18b dice que por una parte, Él fue muerto en la carne, pero que por otra, Él fue vivificado en el espíritu. Su espíritu fue vivificado por Dios mientras estaba en la cruz, y en tal espíritu fortalecido Él hizo una proclamación a los ángeles caídos después de Su muerte en la carne y antes de Su resurrección. Eso fue un anticipo de Su resurrección. Antes de resucitar de entre los muertos, Él estaba activo en Su espíritu entre los muertos en el Hades.
Por medio del poder de Su resurrección (Fil. 3:10a), Cristo venció la muerte y salió de la muerte para no morir más (Ro. 6:9). Desde el día de Su resurrección, Cristo ya no está sujeto a la muerte.
Los creyentes de Cristo fueron resucitados con Cristo en Su resurrección (Ef. 2:6). Hemos visto que la resurrección de Cristo tiene dos aspectos. Primero, Él mismo resucitó de los muertos. El verbo aquí está en la voz activa. En segundo lugar, Él fue levantado por Dios de entre los muertos. En este caso el verbo está en la voz pasiva. Pero nosotros no tenemos dos aspectos, dos “voces”, en nuestra resurrección. Nosotros no resucitamos de los muertos en la voz activa, sino que fuimos levantados por Dios, en la voz pasiva.
En tal resurrección sucedieron tres cosas maravillosas. La primera es que Cristo como postrer Adán, es decir, como el último hombre en la carne, fue hecho el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45). ¡Ésta es una gran verdad de la Biblia!
En 1977 luchamos por la verdad acerca del Dios Triuno. Publicamos un folleto llamado What a Heresy—Two Divine Fathers, Two Life-giving Spirits, and Three Gods! [¡Qué herejía: dos Padres divinos, dos Espíritus vivificantes y tres Dioses!]. En aquellos días había algunas personas que decían que había dos Padres, el Padre mencionado en los Evangelios y el Padre mencionado en Isaías 9:6 que se llama el Padre de la eternidad. Decían que el Padre mencionado en Isaías 9:6 no es el Padre santo de la Trinidad. En cambio, para ellos decir “el Padre de la eternidad” es como decir que Edison es el padre de la electricidad. Pero en realidad no hay otro Padre además del Padre en la Deidad; es herético decir esto. Ellos también decían que el Espíritu vivificante mencionado en 1 Corintios 15:45 no se refiere al Espíritu Santo. Pero además del Espíritu Santo que da vida, ¿hay otro Espíritu que dé vida? Claro que no. El Espíritu Santo es el Espíritu que da vida (2 Co. 3:6b), el Espíritu vivificante.
En muchos mensajes hemos afirmado la verdad de que Cristo es el Espíritu. Me alegra oír a los santos en la mesa del Señor alabar al Señor por haber llegado a ser el Espíritu vivificante. Esto muestra que hemos recibido la educación espiritual acerca de esta verdad divina. En nuestro himnario hay varios himnos que hablan de Cristo como el Espíritu (Himnos, #204, 205, 207 y 242).
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