Cómo administrar la iglesiapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-6251-1
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Nuestro servicio en la iglesia consiste en llevar a los hermanos y hermanas a que conozcan al Hijo de Dios con miras a que Cristo aumente en ellos, y a que finalmente lleguen a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. A fin de alcanzar esta meta, debemos prestar atención al material que usamos. El material que usamos a fin de ayudar a las personas a que conozcan al Hijo de Dios y alcancen la medida de la estatura de la plenitud de Cristo es un asunto muy crucial. Por ejemplo, al hacer una silla, debemos prestar atención al material que usamos, además de saber las dimensiones y la calidad. El material que usamos debe ser el Hijo de Dios, Cristo. Podemos hacer que los santos conozcan al Hijo de Dios únicamente al usar al Hijo de Dios como el material; y podemos hacer que Cristo crezca en los santos únicamente al usar a Cristo como el material. Nuestra predicación por sí sola no necesariamente logrará que los santos conozcan al Hijo de Dios. A fin de que los santos conozcan al Hijo de Dios, debemos usar al Hijo de Dios como el material; y a fin de que Cristo aumente en los santos, debemos usar a Cristo como el material.
Si predicamos la Biblia con las enseñanzas de Confucio y Mencio, ¿podríamos hacer que las personas conozcan al Hijo de Dios o que Cristo sea aumentado en ellos? Únicamente podremos hacer que las personas conozcan al Hijo de Dios cuando nuestra predicación y nuestras palabras y elocuencia sean el Hijo de Dios. Al respecto, no debemos ser descuidados; al contrario, debemos adherirnos firmemente a este asunto. Una hermana me dijo una vez que yo debía dar mensajes que digan que los esposos deben amar a sus esposas y que las esposas deben estar sujetas a sus maridos, porque ella pensaba que sería difícil que las personas vinieran a la iglesia sin ese tipo de mensajes. Les digo con franqueza que si diera mensajes sobre honrar a los padres, sujetarse a los esposos y amar a las esposas, yo podría conmover a muchos al punto de hacerlos derramar lágrimas. Sin embargo, no he sido enviado para dar este tipo de mensaje ni para reformar la ética de las personas. Tales mensajes no hacen que las personas obtengan más de Cristo. Yo no soy un servidor de la ética; soy un esclavo de Cristo.
Alguien también me escribió de forma anónima y me pidió que hablara acerca del cielo y del infierno. En realidad, es mucho más fácil hablar del cielo y del infierno que de Cristo y la cruz. Yo podría hablarles del infierno por ocho o diez días y acerca del cielo por otros ocho o diez días. Podría infundir un gran temor en las personas al hablar acerca del infierno y despertar un profundo anhelo al hablar acerca del cielo. Sin embargo, no he sido enviado para hablar acerca del cielo y del infierno; antes bien, he visto al Señor de gloria y he sido enviado por Él. Estoy lleno de Él, y todos mis sentimientos profundos son para Él.
Un mensaje puede diferir de otro, y no todos los mensajes pueden hacer crecer el elemento de Cristo en las personas. Sólo Cristo mismo puede hacer que las personas conozcan a Cristo y que tengan el aumento de Cristo en ellas. Si les decimos a las personas que deben amar a sus esposas, sujetarse a sus maridos, honrar a sus padres y criar a sus hijos con ternura, debemos infundirles a Cristo mismo como su amor y sumisión, y como su capacidad de honrar y de criar. Cuando una hermana se sujeta a su esposo, su sumisión debe ser Cristo. Al amar a Cristo, al ser llena de Cristo, al tener comunión con Cristo y al permitir que Cristo viva en ella y se exprese en su vivir, ella experimentará la realidad de la sumisión. Esto también se aplica a los esposos; el amor con el cual ellos aman a sus esposas debe ser el resultado de que Cristo sea impartido en ellos. Los que tienen comunión con Cristo y permiten que Cristo viva en ellos ciertamente respetarán y amarán a sus esposas y serán considerados con ellas. La manera en que los padres cuidan de sus hijos también debe ser tan espiritual que sea evidente que su cuidado es Cristo. Por lo tanto, el amor con el cual los esposos amen a sus esposas debe ser Cristo; el amor que tenga un padre por sus hijos, así como la enseñanza y cuidado que les brinden, también deben ser Cristo. Todas estas virtudes deben provenir de Cristo. Si estamos llenos de Cristo interiormente, ¿cómo no cuidaremos de nuestros hijos? ¿cómo no honraremos ni seremos considerados con nuestros padres? Esta clase de cuidado, honra y consideración son simplemente Cristo mismo.
Nuestra vida de iglesia debe ser tan fuerte que haga que los demás vean a Cristo en el amor de un esposo para con su esposa, como también en la sumisión de la esposa; asimismo, los demás deben ver a Cristo en la consideración y honra que un hijo manifiesta hacia sus padres. Si todo está lleno de Cristo, entonces independientemente de si hablamos de la honra debida a nuestros padres, el amor o la sumisión, los demás podrán ganar a Cristo. Solamente al tomar al Hijo de Dios como el material nosotros podemos ayudar a otros a conocer al Hijo de Dios y a ganar al Hijo de Dios. Sólo al tomar a Cristo como el material podemos ayudar a otros a ganar a Cristo y a conocerle.
Es fácil hablar acerca de tomar a Cristo como el material, pero para tomarle como el material se requiere experiencia y práctica. Si nos relacionamos con nuestro cónyuge aparte de Cristo y nunca hemos aprendido esta lección, no podremos tomar a Cristo como el material. Si hemos aprendido la lección de conocer y experimentar a Cristo al relacionarnos con nuestras esposas, espontáneamente tomaremos a Cristo como el material al contactar a otros. Si verdaderamente conocemos la vida del Hijo de Dios que está en nuestro interior, si vivimos en esta vida, tomamos esta vida al relacionarnos con nuestro cónyuge y vivimos con nuestro cónyuge conforme a esta vida, podremos tener comunión con las personas que están teniendo dificultades en su relación con su cónyuge. Sólo así nuestra obra tendrá valor espiritual y será eficaz. De lo contrario, nuestra obra tendrá el nombre de Cristo, pero en realidad sólo será una obra religiosa. En otras palabras, nuestra obra será hecha en el nombre de Cristo pero sin la realidad de Cristo. Debemos hablar en el nombre de Cristo, hablar la palabra de Cristo e infundir a Cristo en los demás mediante nuestro hablar.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.