Cristo crucificado, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-3691-8
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En Colosenses 3:4 leemos: “Cuando Cristo, nuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con Él en gloria”. Gálatas 2:20a dice: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí”. Luego, 4:19 dice: “Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros”. Filipenses 1:20b dice: “Antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte”. El versículo 10 del capítulo 3 dice: “A fin de conocerle, y el poder de Su resurrección, y la comunión en Sus padecimientos, configurándome a Su muerte”. Todos estos versículos nos muestran que Cristo es nuestra vida y nuestro vivir.
La realidad de la iglesia es Cristo, y la realidad espiritual también es Cristo. Sin Cristo, una persona carece tanto de la realidad de la iglesia como de toda realidad espiritual. En todas nuestras experiencias espirituales —ya sea la experiencia de creer en el Señor y ser salvos, ser bautizados en el Señor o partir el pan en memoria del Señor— tenemos contacto con Cristo mismo y ganamos más de Él. Si una persona cree en el Señor pero no gana a Cristo, su acción de creer es vana. Si una persona es bautizada pero no experimenta una unión con Cristo, su bautizo también es vacío. De igual manera, si una persona parte el pan en memoria del Señor pero no gana ni disfruta nuevamente al Señor, su práctica de hacer memoria del Señor no tiene ningún valor a los ojos del Señor. Esto se debe a que la verdadera manera de recordar al Señor consiste en recibir al Señor en nosotros a fin de ganarle y disfrutarle. Cuando rendimos nuestra adoración y servicio al Señor, debemos ganar y disfrutar al Señor mismo.
El vivir y obra espiritual de un cristiano debe consistir enteramente en experimentar a Cristo mismo. Aparentemente, Cristo desea que nosotros le adoremos, le sirvamos y laboremos para Él. En otras palabras, pareciera que lo que Él desea de nosotros es que hagamos algo para Él. Sin embargo, en realidad, Él desea que nosotros le disfrutemos, le experimentemos y le ganemos. Si una persona realmente sabe lo que significa predicar el evangelio, mientras predica, experimentará a Cristo, ganará más de Él y lo disfrutará. Aunque esté predicando el evangelio a otros, y aunque predique el evangelio para el Señor, mientras predica estará disfrutando y experimentando a Cristo y ganando más de Él.
Colosenses 3:4 dice: “Cristo, nuestra vida”. Esto revela cuán íntima es la relación entre Cristo y nosotros. Cuando decimos que cierta cosa equivale a nuestra vida, significa que la consideramos muy importante, que es algo que está estrechamente relacionado con nosotros. Cristo es nuestra vida. Él no sólo es el objeto de nuestro creer, la realidad de nuestro bautismo y el verdadero contenido de nuestra práctica de partir el pan, sino también Él es nuestra vida. Nuestra vida delante de Dios es Cristo mismo.
Sin embargo, la idea que la mayoría de los cristianos tiene de Cristo como vida es muy distinta. Muchos cristianos piensan que después que una persona es salva, todos sus problemas delante de Dios tienen que ver con mejorar su comportamiento. Puesto que ella es salva, todos sus problemas con relación a Dios serían resueltos si después de ser salva pudiera mejorar su comportamiento. Por ejemplo, antes de ser salva, una persona puede haber llevado una vida disipada, haber tenido una mala conducta, una moralidad baja, un carácter cuestionable y una mala reputación. Sin embargo, después de ser salva, naturalmente piensa que como cristiana, su única responsabilidad delante de Dios es mejorar su comportamiento, su conducta y su carácter. Como consecuencia, empieza a enfocarse en mejorar su comportamiento.
Estamos absolutamente de acuerdo en que después que una persona es salva, debe tener un carácter noble, un comportamiento apropiado y una conducta recta. Sin embargo, no debemos olvidar que después que una persona es salva y se vuelve cristiana, lo que Dios demanda de ella es mucho más elevado que eso. Después que una persona es salva, Dios no desea mejorar su comportamiento ni elevar el nivel moral, sino cambiar su vida. Eso significa que Dios no nos exige que simplemente mejoremos nuestro nivel moral de uno muy bajo a uno bueno. Dios exige que no sólo nuestro vivir cambie externamente, sino también que nuestra vida interior cambie.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.