Pláticas adicionales sobre el conocimiento de la vidapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7126-1
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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La Biblia revela que la palabra del Señor, como semilla de vida, contiene la vida de Dios (1 P. 1:23). Una semilla es algo tangible, pero al mismo tiempo contiene vida, algo intangible. Considere, por ejemplo, la semilla de una flor. Podemos ver la semilla pero no su vida; no obstante, la vida está escondida dentro de la semilla. Al igual que una semilla, la palabra del Señor es tangible, pero dentro de ella está la vida intangible de Dios; dondequiera que sea sembrada, ella florecerá.
La Biblia compara el corazón del hombre a un campo (Mt. 13:3, 8). Cuando la palabra de Dios, que es comparable a una semilla, es sembrada en el campo del corazón del hombre, la vida de Dios crecerá. Este crecimiento es la regeneración del hombre efectuada por Dios. En 1 Pedro 1:23 leemos: “Habiendo sido regenerados, no de simiente corruptible, sino de [...] la palabra de Dios, la cual vive y permanece para siempre”. Fuimos regenerados por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. La palabra de Dios se ha extendido por muchos siglos tanto en el Oriente como en el Occidente, y siempre y cuando sea sembrada en el campo del corazón del hombre, una vida que es intangible, pero a la vez real, crecerá. Ésta es la regeneración del hombre efectuada por Dios.
Juan 6:63 dice: “Las palabras que Yo os he hablado son espíritu y son vida”. Aunque la vida está escondida en las palabras del Señor, el Espíritu debe hallarse en las palabras del Señor a fin de que las palabras contengan vida. Sin el Espíritu del Señor, las palabras del Señor no tendrían vida; las palabras del Señor deben contener al Espíritu del Señor a fin de tener la vida del Señor. La vida de Dios está con Su Espíritu, y Su Espíritu está en Sus palabras.
Además, debemos tener claro que el Espíritu no sigue la vida, sino que la vida sigue al Espíritu. La vida está dentro del Espíritu; podemos tocar la vida únicamente por medio del Espíritu. Podemos conocer la vida únicamente cuando conocemos al Espíritu, y podemos tocar la vida únicamente cuando tocamos al Espíritu. ¿Qué es la vida y cómo podemos tocarla? La vida es el Espíritu. Tocar al Espíritu es tocar la vida, y conocer al Espíritu es conocer la vida. A fin de aprender la lección de la comunión de vida, debemos tocar el asunto del Espíritu y conocer al Espíritu sobre la base de un buen fundamento del conocimiento de la vida. De lo contrario, nos será imposible conocer el asunto de la vida y no podremos experimentar la comunión de vida.
El Evangelio de Juan nos dice que Dios se hizo carne para ser nuestra vida. Si realmente conocemos el Evangelio de Juan, notaremos que empieza con la vida. Luego cambia del tema de la vida al tema del Espíritu en el capítulo 3; y en el capítulo 20, en la noche del día de la resurrección, el Señor entrando en medio de los discípulos, les dijo: “Recibid al Espíritu Santo” (v. 22). Esto nos muestra que donde está el Espíritu, allí está la vida; sin el Espíritu, no hay vida.
Juan 1:4 dice: “En Él estaba la vida”, lo cual nos muestra que el que Dios sea la vida del hombre equivale a regenerarlo (vs. 12-13). Además, el que Dios sea la vida del hombre para regenerarlo está relacionado con el Espíritu. Es por eso que en el capítulo 3 la atención cambia de la vida al Espíritu. El versículo 6 dice: “Lo que es nacido del Espíritu”; luego los versículos 15 y 16 dicen que los que nacen del Espíritu tienen la vida eterna de Dios. Aquí vemos la vida y el Espíritu. En el capítulo 4 el Señor habló con la mujer samaritana acerca del asunto del agua viva que proviene de la vida eterna. El Señor de manera particular dijo: “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y con veracidad es necesario que adoren” (v. 24). Aquí el Señor claramente cambió el tema de la vida al Espíritu. A fin de contactar la vida al beber del agua de vida, debemos contactar y adorar a Dios, quien es Espíritu, al estar en espíritu.
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