Reino, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-4708-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Ahora abordaremos las tres parábolas restantes en Mateo 13: el tesoro, la perla y la red. Esto hace un total de siete parábolas. En la Biblia el número siete se compone de cuatro más tres, tres más cuatro y seis más uno. El número siete en Mateo 13 se compone, en primer lugar, de cuatro más tres. Las primeras cuatro parábolas comprenden un grupo y las últimas tres conforman otro grupo. La primera instancia en la que encontramos el número siete en la Biblia, se halla compuesto de seis más uno, pues en los dos primeros capítulos de Génesis se asignaron seis días para la obra de Dios y un día para Su reposo. Siempre que tenemos el seis más uno, ello significa que Dios completa Su obra para obtener Su reposo. El número siete en estas parábolas está compuesto de ambas maneras. Primero está compuesto de cuatro más tres y después está compuesto de seis más uno, pues la última parábola, la parábola de la red, es una parábola particular. Cuando el tiempo de esta parábola se cumpla, esto representará la compleción o consumación de la era. Entonces Dios tendrá reposo.
Apocalipsis 6 y 8 nos habla de siete sellos, los primeros cuatro sellos más los últimos tres. Además, hay seis sellos más uno, pues la conclusión sigue al séptimo sello. Es entonces cuando sobrevendrá la ira de Dios. El mismo principio se aplica a las siete trompetas mencionadas en Apocalipsis 8, 9 y 11. Primero, están las cuatro trompetas, y después le siguen las tres trompetas finales. También vemos las seis trompetas más la última trompeta. Cuando suene la última trompeta, la ira de Dios se manifestará. Cuando concluya la séptima parábola de Mateo 13, eso significará la compleción para el reposo de Dios. En esta parábola algunas versiones de la Biblia usan la frase el fin del mundo; pero según el griego, esta frase debiera traducirse como “la consumación del siglo”. Esto indica que la séptima parábola es la compleción. Cuando esta parábola concluya, ese será el tiempo para el reposo de Dios.
Cada una de las cuatro parábolas en el primer grupo contiene algo relacionado con la vida vegetal. Las dos parábolas siguientes, la del tesoro escondido en el campo y la de la perla, guardan relación con los minerales. El tesoro ciertamente tiene que contener ya sea piedras preciosas u oro, todos los cuales son minerales. La perla también es un tipo de mineral puesto que su estructura básica, la de una piedra pequeña, es un mineral.
Es mucho lo que se abarca aquí. El Señor Jesús es muy sabio, y estas parábolas, aunque son sencillas, contienen gran sabiduría. Consideradas en grupo, las últimas tres parábolas abarcan la totalidad del linaje humano, y éste está compuesto por tres pueblos: los judíos, la iglesia y los gentiles. Esto ha sido revelado en 1 Corintios 10:32, donde podemos ver que en la actualidad el linaje humano está compuesto únicamente por estos tres pueblos: los judíos, la iglesia y los gentiles.
A los ojos de Dios hay únicamente dos mundos: uno es el que está representado en la Biblia por la tierra y el otro que está representado por el mar. Los gentiles pertenecen al mundo representado por el mar y los judíos, al mundo representado por la tierra. Tanto Daniel 7 como Apocalipsis 13 revelan que el mundo gentil es el mundo representado por el mar. El tesoro escondido en el campo, es decir, en la tierra, se refiere al reino con Israel. Y la perla se refiere a la iglesia. Por tanto, el tesoro es el reino y la perla es la iglesia. A la postre, ambos son para el reino. Los peces sustraídos del mar y que no han sido regenerados, algunos buenos y otros malos, representan a los gentiles. Esta parábola se refiere a la conclusión del mundo gentil al finalizar la era. Cuando el Señor Jesús regrese, estarán presentes el pueblo judío, la iglesia y los gentiles. El verdadero pueblo judío constituye un tesoro a los ojos de Dios. La iglesia es considerada como una perla a Sus ojos. El resto de la humanidad, el mundo gentil, está clasificado como los peces del mar. Al final de la era, los ángeles los reunirán en torno al Señor Jesús quien habrá de juzgarlos.
Si el pueblo judío está representado por la tierra, y los gentiles por el mar, ¿dónde está la iglesia? La iglesia no está ni en la tierra ni en el agua, sino que es algo que salió del agua. Una perla es formada por una ostra que vive en las aguas de la muerte, en el mundo de muerte. Cuando una pequeña roca penetra en el interior de la ostra, vulnerándola e hiriéndola, ésta secreta un jugo de vida con el cual recubre a la roca. Esta constante secreción de jugo vital sobre aquella roca minúscula producirá una perla. Luego la perla será sacada de las aguas como algo precioso. Me parece que todos podemos percibir el significado espiritual de esta parábola. La ostra viva es el Señor Jesús que se internó en las aguas de la muerte. Nosotros somos la pequeña roca que le hirió. Después de herirle, nos quedamos en la cruz al permanecer alojados en Su herida. Entonces, Su vida de resurrección fue secretada a fin de recubrirnos una y otra vez y hacer de nosotros una perla. Finalmente, fuimos sacados del agua y ya no pertenecemos ni a la tierra ni al agua. Por tanto, somos un pueblo especial y ocupamos una posición particular (1 P. 2:9). Somos un pueblo que no pertenece ni a la tierra ni al mar. Ahora somos perlas que fueron sacadas de las aguas de la muerte.
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