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Cantar de los cantares, Elpor Watchman Nee

ISBN: 978-1-57593-956-8
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II. BUSQUEDA (1:4)

El versículo 4 dice: “Atráeme; en pos de ti correremos”. Aunque tenemos el deseo y la disposición de seguir en pos de El, no podemos evitar sentir que nos faltan las fuerzas para buscarlo. Esta fuerza no es un poder grandioso que el Espíritu nos dé de una vez por todas, sino que es la hermosura y la gloria del Señor, las cuales nos atraen. Su poder de atracción equivale a nuestro poder para buscarlo. Si el Señor verdaderamente nos atrae, nos será muy fácil ir en pos de El.

Si Tú nos atraes “en pos de Ti correremos”. Correr en pos equivale a buscar continuamente. Las fuerzas para correr en pos del Señor vienen de la atracción del Señor. Debemos darnos cuenta de que nadie puede acudir al Señor por su propia cuenta. Cuando éramos pecadores necesitábamos que Dios nos atrajera para poder acercarnos a El. Del mismo modo, después de llegar a ser creyentes, necesitamos ser atraídos por el Señor antes de poder correr en pos de El.

Aquí vemos la relación que existe entre un creyente individual y los demás creyentes. “Yo” soy atraído, pero “nosotros” corremos en pos del Señor. “Yo” soy llevado a las cámaras, pero “nosotros” nos gozaremos y alegraremos en Ti. Si un hombre recibe gracia delante del Señor, con seguridad afectará otros.

III. COMUNION (1:4)

El versículo 4 continúa: “El rey me ha metido en sus cámaras”. Después de que la doncella ora, su oración es contestada: “El rey me ha metido en sus cámaras”. Las cámaras son el lugar secreto (Sal. 91:1), Sus habitaciones. No llevaremos a una persona a nuestras cámaras, a menos que tengamos una amistad muy profunda con ella; por eso, cuando el rey la lleva a sus cámaras, manifiesta el comienzo de la comunión y la revelación. En las cámaras ella disfruta una comunión que era desconocida hasta entonces; además, ella ve algo que no había visto antes.

El hecho de que sea un rey indica que antes de conocer al Señor como nuestro amado, debemos conocerlo como nuestro Rey. Una vida de consagración siempre precede a una vida de amor, y una experiencia de satisfacción siempre ocurre después de un acto de consagración. “El Rey me ha metido en sus cámaras”. Ella lo ha conocido como su Rey, mas ahora el Rey le mostrará la experiencia de entrar en las cámaras.

Aquellas que están con la doncella pueden levantar sus cabezas, y el futuro se les abrirá. No hay límite en su futuro. Una vez que se tiene la experiencia de las cámaras, la esperanza abunda en una vida de amor. Ellas saben que el que comenzó la buena obra, la perfeccionara (Fil. 1:6). Por lo tanto, ellas dicen: “Nos gozaremos y alegraremos en ti; nos acordaremos de tus amores más que del vino”. Estas son palabras para el futuro. La experiencia presente las llena de esperanza para el futuro (cfr. Pr. 23:35: un ejemplo de la búsqueda que se relaciona con el vino).

“Con razón te aman” debería traducirse: “Te aman con rectitud”. Esto significa que su amor proviene de una buena conciencia (1 Ti. 1:5).

IV. LA REVELACION RECIBIDA
EN LAS CAMARAS SECRETAS (1:5-7)

El versículo 5 dice: “Morena soy, oh hijas de Jerusalén, pero codiciable como las tiendas de Cedar, como las cortinas de Salomón”. ¿Quiénes son las hijas de Jerusalén? Este es un poema; por lo tanto, la Jerusalén mencionada aquí no se refiere a la Jerusalén terrenal sino a la celestial. Puesto que estas hijas están en el reino de la Jerusalén celestial, ellas deben ser personas salvas. Al llamarlas “hijas”, da a entender que son nacidas de Dios; sin embargo, ellas no buscan con mucho ahínco y son un grupo de personas frías, desinteresadas y despreocupadas. El señor Hudson Taylor dijo: “Ellas parecen ser salvas, aunque a duras penas”.

“Morena soy pero codiciable”. Lo primero que uno descubre en las cámaras es cuán moreno es uno. Si no se experimenta la búsqueda, no es posible ver. Ahora la doncella ve la clase de persona que es. Esta puede ser la primera vez que ella ve su propia negrura. No se volvió morena, sino que siempre lo ha sido; esto nos habla de todo lo que somos en Adán. Sin embargo, al mismo tiempo ella ve que es aceptada en el Hijo del amor de Dios. Por consiguiente, dice: “Morena soy, pero codiciable”. Codiciable se refiere a que es aceptada en el Hijo del amor de Dios.

“Como las tiendas de Cedar, como las cortinas de Salomón”. “Cedar” significa cámara oscura. Ser como las tiendas de Cedar significa ser externamente oscuro e indeseable. Dado que “las cortinas de Salomón” son de lino fino, muy posiblemente aluden a la justicia de Cristo. La justicia mencionada en Apocalipsis 19:8 hace referencia a la justicia de los santos, la cual es producida por la obra del Espíritu Santo. Pero como este versículo se encuentra en el Antiguo Testamento no debe de referirse a la justicia de los santos. Estas cortinas seguramente se hallaban en el templo. “Las cortinas de Salomón” denota la belleza interna, la cual es la belleza que uno tiene delante de Dios.

El versículo 6 dice: “No reparéis en que soy morena, porque el sol me miró. Los hijos de mi madre se airaron contra mí; me pusieron a guardar las viñas; y mi viña, que era mía no guardé”.

“El sol” lleva articulo definido. Al ser iluminada por Dios en las cámaras, se da cuenta de que es morena. Por consiguiente, ella no quiere que nadie la mire. Este es su estado anímico. Antes de que el Espíritu Santo complete Su profunda obra en una persona, ésta tal vez querrá cubrirse ante otros. Pero después de que el Espíritu Santo haya hecho una obra lo suficientemente profunda, el hombre no tratará de esconderse de los demás. En este momento la apariencia de la doncella delante del hombre es la misma que delante de Dios. Como resultado, ella está dispuesta a declarar: “Soy morena, porque el sol me miró”.

“Los hijos de mi madre se airaron contra mí”. Este versículo no dice: “los hijos de mi padre” sino “los hijos de mi madre”, porque madre indica promesa, lo cual se relaciona con la gracia de Dios. Gálatas 4:26-28 dice que la Jerusalén de arriba es nuestra madre y que nosotros, igual que Isaac, somos hijos de la promesa. “Los hijos de mi madre” son quienes han llegado a ser hijos de Dios, según el principio fundamental de la gracia de Dios.

“Hijos” denota algo objetivo. Los hijos de la madre son fuertes y autoritarios en doctrina y en asuntos objetivos. Debido al amor de la doncella por Dios y la disciplina que recibe en las cámaras, hay un cambio en su obra. Los hijos de la madre empiezan a menospreciarla y llegan a enojarse con ella.

“Me pusieron a guardar las viñas; y mi viña, que era mía, no guardé”. La primera mención de viña está en plural; es organizada por el hombre. La segunda mención está en singular; es ordenada por Dios. “Me pusieron a guardar las viñas”. Esta era su antigua obra. Después de recibir la iluminación del Señor y de ser disciplinada por El, ella se da cuenta de la vanidad de sus obras antiguas. Ella sólo hizo lo que el hombre le confío, mas no lo que Dios le ordenó.

El versículo 7 dice: “Hazme saber, oh tú a quien ama mi alma, dónde apacientas, dónde sesteas al mediodía; pues, ¿por qué había de estar yo como errante junto a los rebaños de tus compañeros?” La palabra “ama” es un verbo. “Estar como errante” puede traducirse “vagar perdido”.

En las cámaras ella se da cuenta de la vanidad de sus actividades externas. Ella descubre que lo que el creyente necesita no es hacer obras sino alimento y descanso. La palabra “sesteas” tiene cierta relación con el alimento. De ahora en adelante ella buscará solamente alimento y descanso. Este descanso es un descanso completo porque el mediodía es un tiempo de perfección. “La senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto” (Pr. 4:18). El mediodía es la hora perfecta; al mediodía el sol alcanza su mayor brillo. (El Señor sufrió desde el mediodía hasta la hora novena. Sus sufrimientos le sobrevinieron de una sola vez; vinieron con gran intensidad desde el comienzo y no se incrementaron gradualmente).

“¿Por qué había de estar yo como errante junto a los rebaños de tus compañeros?” Estos “compañeros” son los compañeros del Señor. Sin embargo, éste no es el rebaño del Señor, sino el de Sus compañeros. Estar como errante significa ser puesto en vergüenza. Ella estaba fuera del rebaño y tuvo que decir: “¿Por qué no me dicen dónde puedo encontrar alimento y descanso? He estado buscando alimento y descanso; lo he buscado aquí y allá”. Debido a que el rebaño de sus compañeros la ha desviado, se ha burlado de ella y la ha criticado, ella pregunta: “Señor, ¿por qué Tú no me lo dices?”


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