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Llevar fruto que permanece, tomo 1por Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6314-3
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Actualmente disponible en: Capítulo 8 de 17 Sección 2 de 4

USAR LA PALABRA DE DIOS
CORRECTA Y APROPIADAMENTE

Hoy en día la Biblia está en nuestras manos, pero me temo que la pregunta que aún se plantea es cómo usarla. Consideren todos los libros que hemos publicado. Según las estadísticas, una persona se tardaría al menos cuatro años para leer todo este material. Pareciera que hoy todas estas riquezas son tan abundantes que no sabemos cómo usarlas. Cuando vamos a conducir y perfeccionar una reunión de hogar, es posible que ni siquiera sepamos qué materiales de la verdad tenemos ni cómo debemos usarlos. Hay al menos tres o cuatro tipos de materiales para la edificación de los nuevos creyentes, pero necesitamos decidir cuáles usar. Esto nos muestra que no es fácil usar los materiales espirituales que tenemos de manera apropiada.

Además, aunque todos deseamos seguir la dirección de la nueva manera y salir a perfeccionar las reuniones de hogar, hallamos que la manera en la cual debemos hablar en una reunión de hogar es una lección muy difícil de aprender a la perfección. Hablar demasiado no está bien, pero tampoco está bien hablar muy poco. Hablar de cosas demasiado profundas puede ser inaceptable, pero hablar de manera muy superficial tampoco es bueno, y no hablar nada es peor aún. Esto hace que nos sintamos inseguros respecto a lo que debemos hacer; es difícil encontrar un principio que podamos seguir. La clave de este asunto depende de dos cosas. Primeramente, todos necesitamos ser llenos del Espíritu Santo y salir con el Espíritu. En segundo lugar, necesitamos estar bien preparados con la Palabra. Sin embargo, el asunto de la Palabra es en verdad un problema. Nuestra dificultad estriba en cómo usar la Palabra de Dios apropiadamente. Una vez que la usemos debidamente, todo estará bien.

Los seis mil años de desarrollo de la cultura humana han producido un sistema educativo que comúnmente se usa en todo el mundo hoy. La educación empieza a partir del jardín de infancia y luego continúa con seis años de escuela primaria, seis años de escuela secundaria y cuatro años de universidad. Puesto que este sistema se usa en todo el mundo, los estudiantes que se gradúan en su país pueden ir a otro país para continuar su educación y realizar estudios más avanzados. Éste ha sido el resultado de aplicar el método científico a la educación.

Lo mismo debe suceder con respecto a la educación espiritual, pero ¿cuál es nuestro método científico? ¿Cómo podemos organizar las verdades de la Biblia de manera sistemática, de modo que alguien que desea aprender pueda profundizar en ella de una manera sencilla y estudiar de una manera progresiva, constante, coherente y lógica? Si logramos realizar esto, sería muy bueno.

LA RAZÓN POR LA CUAL
DECIDIMOS CAMBIAR EL SISTEMA

El cristianismo ha estado en la tierra por dos mil años, y la verdad del cristianismo es inconmovible. Podemos comparar la verdad de la Biblia a la tierra misma. Los hombres pueden construir puentes y carreteras, pilotear aviones y enviar satélites al espacio, pero nadie puede hacer que la tierra cambie; la tierra es creación de Dios y no es posible cambiarla. La Biblia tampoco puede ser cambiada; sin embargo, la manera de interpretar la Biblia y la manera de usarla requiere mucha consideración. En estos dos mil años, nadie se ha atrevido a sacar una conclusión definitiva en cuanto a la manera apropiada de reunirnos y de predicar el evangelio, ni tampoco nadie se atrevería a decir que ha tenido completo éxito en estos asuntos. Ni siquiera los gigantes del evangelio dirían que todo lo hacen correctamente. Por consiguiente, incluso hasta el día de hoy no existe una manera definitiva de predicar el evangelio. Esto es algo que todavía se encuentra en una etapa de estudio y desarrollo.

No fue sino hasta años recientes que vimos claramente que el evangelio de Dios y la salvación de Dios que se revelan en la Biblia tienen una unidad básica: la familia. Por ejemplo, Hechos 16:31 dice: “Cree en el Señor Jesús, y serás salvo, tú y tu casa”, y Lucas 19:9 dice: “Hoy ha venido la salvación a esta casa”. No dice que hoy la salvación ha venido a este hombre, sino a “esta casa”. Los tipos que vemos en el Antiguo Testamento también toman la familia como la unidad básica. La familia de Noé estaba compuesta por ocho personas. Él no entró al arca a solas, sino con toda su familia (Gn. 7:1). En la Fiesta de la Pascua, el cordero no era para una sola persona, sino para toda la familia (Éx. 12:3). En todos estos ejemplos vemos la familia como la unidad básica.

El Nuevo Testamento nos muestra que desde el principio los creyentes, quienes fueron incluidos por medio de la economía neotestamentaria, tenían reuniones en sus hogares y se reunían de casa en casa. La Biblia describe detalladamente el contenido de las reuniones de hogar que tenían los santos en aquella etapa inicial. En los hogares ellos enseñaban, partían el pan, oraban, tenían comunión y predicaban el evangelio (Hch. 2:42, 46; 5:42). Además de estas cinco cosas, no había mucha necesidad de otras cosas en las reuniones cristianas. Aunque ellos continuaban reuniéndose en la sinagoga, es probable que no lo hiciera de buena gana, y no hay registro de lo que hacían allí. En conclusión, es claro que la reunión en los hogares es la manera de reunirnos más básica y completa. Debido a que vimos claramente este asunto, decidimos cambiar el sistema que veníamos usando por años.

Al mismo tiempo también nos dimos cuenta de que nuestras prácticas anteriores, aunque no eran completamente conforme a las denominaciones, en su forma y elemento no se habían desvinculado totalmente de las denominaciones ni eran completamente diferentes de ellas. Podemos afirmar que todavía somos muy semejantes a ellas. Hemos cambiado en cuanto a la forma, mas no en cuanto al contenido. Por consiguiente, hemos caído en la misma lamentable condición de las denominaciones. Con respecto a la multiplicación y propagación, nuestro progreso ha sido muy lento. Esto se debe a que seguimos el camino equivocado. Si todavía siguiéramos usando una carreta tirada por bueyes para transportarnos de Taipéi a Kaohsiung, tardaríamos al menos dos días en llegar allí. En contraste, volar desde Los Ángeles a Taipéi sólo tarda trece horas, lo cual implica cruzar miles de millas sobre el océano Pacífico. Esto nos muestra por qué es necesario modificar nuestro método y cambiar de sistema.

En los sesenta años pasados heredamos y aplicamos la vieja manera por demasiado tiempo y en una medida excesiva. Seguir conduciendo nuestras reuniones y predicando el evangelio conforme a la vieja manera sería semejante a regresar a la carreta de bueyes. Dicha manera no sólo es anticuada, sino que tampoco puede suplir la necesidad. Sin embargo, cambiar nuestra naturaleza es más difícil que cambiar los montes y los ríos. Es difícil para el hombre cambiar. Aunque decimos que la carreta de bueyes no es buena, quienes están acostumbrados a ella todavía querrían usarla. Ellos piensan que tomar el tren es muy molesto y complicado; dirían que están muy restringidos por el tiempo y que podrían perder el tren. Dirían que la carreta de bueyes es mucho más flexible, pues siempre está disponible y pueden ir y parar en el lugar que se les antoje. Es cierto que la carreta de bueyes tiene sus ventajas. Yo no diría que la vieja manera no tenga ninguna ventaja, pero cuando comparamos estas dos maneras, nos queda muy claro cuál manera debemos adoptar.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

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