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Reino, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-4708-2
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Actualmente disponible en: Capítulo 7 de 50 Sección 2 de 3

ESPINOS Y CARDOS

Génesis 3:18 menciona otras dos palabras de connotación negativa: espinos y cardos o abrojos. El Señor Jesús preguntó: “¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?” (Mt. 7:16). Los espinos y los cardos vinieron a causa de la caída. No existían antes de la caída. En la creación de Dios no había espinos ni abrojos. Que la tierra produjera espinos y abrojos después de la caída significa que, a los ojos de Dios, todos los hijos de Adán se habían convertido en espinos y abrojos. Independientemente de que usted sea el gerente de un banco o un asaltante de banco, un jugador en los casinos o el predicador de una catedral, a los ojos de Dios su naturaleza está constituida de espinos y abrojos. Así, al llamar a los fariseos serpientes el Señor Jesús no hablaba con ligereza, Él tampoco se refirió a los espinos y abrojos sin que ello encerrase un significado profundo. Cuando Jesús usó el término serpiente, ciertamente tenía en mente a la serpiente de Génesis 3; del mismo modo, cuando se refirió específicamente a los espinos y los abrojos, también hacía referencia a Génesis 3.

La Biblia nos dice que el Señor Jesús es la vid (Jn. 15). Cuando fuimos regenerados, nos convertimos en pámpanos de esta vid. En Adán éramos espinos y abrojos; pero en Cristo somos pámpanos de la vid verdadera.

Dios creó al hombre a Su imagen y le dio Su autoridad para que éste pudiera expresarlo y representarlo. Pero en lugar de ello, Satanás entró en el hombre, lo usurpó y se apropió de la vida del hombre. Satanás incluso saturó el cuerpo del hombre con su propio elemento venenoso, convirtiéndolo en la carne. Aunque el Señor le puso límites a fin de resguardar el espíritu del hombre, Satanás corrompió su mente y se apropió de su cuerpo. Como resultado vemos que el hombre se ha convertido en un ser serpentino, y también en espinos y cardos.

EL REINO DE SATANÁS

Un reino es la totalidad de una determinada vida. Si no hay vida, no hay reino. Por ejemplo, sin la vida vegetal, sería imposible tener el reino vegetal. No hablamos del reino de las sillas, de las piedras o de los ladrillos porque estas cosas carecen de vida. Si una determinada vida existe, entonces esa vida junto con todas sus actividades constituirá un reino. Así pues, la vida humana constituye el reino humano, la vida vegetal constituye el reino vegetal y la vida animal constituye el reino animal. Si hay vida, hay un reino. Satanás posee la vida satánica, y cuando esta vida es introducida en el hombre, ésta se convierte en el reino satánico.

El reino es lo que brota de una familia. Es imprescindible que primero haya familias de plantas o familias de animales antes de que exista el reino vegetal o el reino animal respectivamente. No puede haber un reino sin familias. En primer lugar, existen los individuos; después, estos individuos son formados en familias; y finalmente, cuando las familias se juntan colectivamente, se convierten en un reino.

Después que Satanás entró en el hombre, el hombre se convirtió en parte de la familia satánica en la que Satanás es el padre. En Juan 8:44 el Señor Jesús les dijo a los líderes religiosos que Satanás era su padre. En 1 Juan 3:10 se nos dice que ciertas personas son hijos del diablo. Así pues, Satanás es el padre y estas personas son sus hijos. Toda familia se inicia con un padre; una vez que la familia ha crecido, llega a ser un reino. El reino satánico procede de la familia satánica, y la familia satánica procede de la vida satánica. ¿Había usted considerado alguna vez que el linaje de la humanidad caída se ha convertido en la familia de Satanás? Satanás es el padre, y todos los seres humanos son sus hijos. Satanás generó una familia, y esta familia se convirtió en un reino.

Esto es un asunto de vida. Para formar parte del reino de Satanás se requiere poseer la vida de Satanás. Si usted no poseyera la vida del diablo, jamás podría ser un hijo del diablo. No piensen que es fácil ser un hijo del diablo. En la actualidad, la mayoría de los cristianos simplemente descuida o ignora este asunto de la vida. Para asaltar un banco, uno necesita poseer la vida propia de un ladrón; de otro modo, jamás podría asaltar un banco. ¿Se puede acaso enseñar u obligar a un pájaro a ladrar? No importa cuánto se esfuerce un pájaro por ladrar, no podrá hacerlo porque no posee la vida que ladra. Lo mismo sucede con respecto a mentir. Para mentir uno necesita estar constituido de la vida cuya característica inherente es mentir; de otro modo, nos sería imposible mentir. Una silla no podría mentir porque carece de vida; sin embargo, los seres humanos mienten con facilidad debido a que están constituidos de la vida que miente. Ningún padre enseñaría a sus hijos a mentir; por el contrario, ellos les instan a que no digan mentiras. No obstante, sus hijos mienten. No tiene que enseñarles a mentir debido a que ellos tienen la vida que miente. ¿De dónde procede esta vida que miente? Vino de Satanás, el padre de mentira. Todos los hombres dicen mentiras porque tienen la vida de Satanás.

Nosotros inicialmente pertenecíamos a la familia de Satanás y llegamos a constituir su reino. Les he puesto estos ejemplos para convencerlos de que el reino no es solamente una dispensación ni una esfera, sino que es la totalidad de una determinada vida. El reino de Dios es simplemente la totalidad de la vida de Dios.


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