Experiencia de vida, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-87083-632-9
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Ahora llegamos a la undécima experiencia de vida, a saber, tratar con la constitución natural.
“Constitución” según se utiliza aquí significa “el conjunto de los poderes físicos y mentales del hombre”. En la Biblia no tenemos la expresión “la constitución natural”, y rara vez se menciona entre los cristianos; no obstante, existe tal cosa en nuestra experiencia. Esta es una característica sobresaliente del hombre centrado en el alma y una expresión notable del vivir del viejo hombre. Si nosotros buscamos la experiencia de la cruz, no podemos descuidar este aspecto del trato. Por consiguiente, con mayor razón presentamos esta lección: el trato con la constitución natural.
Hemos dicho que cuando se vive conforme al viejo hombre, éste tiene sus varias clases de expresiones, tales como el mal genio, la carne, el yo y la constitución natural. Algunas personas pierden la paciencia y se enfurecen fácilmente, lo cual significa que ellos son de un temperamento que reacciona con rapidez. Algunas personas hablan mucho y siempre expresan su propia opinión, lo cual significa que su yo es muy fuerte. Sin embargo, hay otros que nunca pierden la paciencia, no hablan mucho, pero son muy capaces de emprender cualquier cosa; esto indica que ellos son muy fuertes en su constitución natural. Por lo tanto, la constitución natural es la expresión del vivir del viejo hombre que tiene que ver con la habilidad, la capacidad, la sabiduría, el ingenio, las maquinaciones y las destrezas humanas.
Cuando hablamos del yo, podemos tomar como modelo a Job, quien se consideraba justo y hablaba mucho. Pero cuando hablamos de la constitución natural, Jacob, en el libro de Génesis, es el personaje que mejor representa este aspecto. Generalmente pensamos que los hechos de Jacob muestran su astucia. Pero, en realidad, la característica más sobresaliente en toda la vida de Jacob es su esfuerzo y sus maquinaciones naturales. Todos aquellos que maquinan son inevitablemente astutos. Así también era Jacob. Su astucia es sólo la expresión superficial; su constitución natural es su característica oculta. Antes de que Jacob llegara a ser maduro, toda su historia revelaba su constitución natural. El era apto, ingenioso, lleno de maquinaciones, muy capaz y diestro; ciertamente era extremadamente fuerte en su constitución natural.
La constitución natural de Jacob fue expresada aun antes de su nacimiento. En el vientre de su madre se asió del calcañar de Esaú, luchando por nacer primero. Cuando creció, maquinó hábilmente para ganar una posición de ventaja. El usó la intriga y engañó a Esaú quitándole la primogenitura. Entonces, con una hábil artimaña obtuvo la bendición del primogénito de su padre. Cuando el dejó su hogar, en su vagar, Dios se le apareció en Betel y le prometió que lo bendeciría; allí también aplicó su habilidad y le planteó un negocio a Dios. El dijo: “Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios. Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti” (Gn. 28:20-22). Dios le había prometido bendecirlo incondicionalmente, sin embargo, él regateó con Dios sobre ciertas condiciones ¡Esto sólo prueba cuán astuto y hábil era él!
Mientras él estuvo con Labán, su tío, aun allí maquinó intrigas y artimañas conforme a su habilidad natural. En poco tiempo, él llegó a ser muy próspero, adquiriendo muchos rebaños, sirvientes, camellos y asnos. En el vado de Jaboc, Dios trató con él y tocó el tendón de su muslo dejándole así cojo. Sin embargo, tan pronto pasó el río para encontrarse con su hermano Esaú, él seguía usando sus propias maquinaciones e intrigas. Conforme al plan que previamente había fabricado, dividió los hombres, los rebaños, los ganados y los camellos en dos grupos, dejando a su esposa amada y a José su hijo amado, en la parte posterior para que en caso de un ataque ellos pudieran escapar.
La razón por la cual Jacob era tan astuto consistía en que él era muy fuerte en su constitución natural. Por lo tanto, a través de toda su vida, Dios trató especialmente con su constitución natural. Las aflicciones, sufrimientos y problemas que le asediaban, tenían como fin quebrantar su constitución natural. La crisis de su vida ocurrió cuando Dios tocó el tendón de su muslo en Peniel. Finalmente, en Génesis 35, Dios le pidió que fuera a Betel y edificara allí un altar a Dios, quien se le había aparecido cuando él huía de la presencia de su hermano. Desde aquel entonces Jacob cesó todas sus maquinaciones, y su hombre natural cayó ante Dios. Luego, cuando su hijo Rubén mancilló su lecho, aunque él lo supo, no actuó. Cuando sus hijos le engañaron vendiendo a José, a quien él amaba y quien fue llevado a Egipto, él lo sufrió. Finalmente, cuando fue afectado por el hambre, tuvo que rogarle a sus hijos que compraran alimento para él. Toda su habilidad, maquinación, inteligencia y capacidad evidentemente desaparecieron y cesaron. Todo su ser fue cambiado completamente.
Cuando la constitución natural de Jacob fue enteramente quebrantada, su vida en Dios alcanzó una etapa de plena madurez. El no fue más Jacob, sino Israel. El no fue más un suplantador (el significado de “Jacob”), sino un príncipe de Dios (el significado de “Israel”). Como resultado, él pudo bendecir a Faraón, e impartió abundantes bendiciones a sus hijos antes de su muerte.
Deducimos, por lo tanto, a partir de la narración de la vida de Jacob, que Génesis 35 fue el punto decisivo. Antes del capítulo 35, todo lo que Jacob expresaba era su habilidad natural, sus recursos, inteligencia y capacidad, las cuales eran el resultado del vivir de su viejo hombre. Después del capítulo 35, él no volvió a utilizar la habilidad natural, ni sus recursos, ni su inteligencia ni su capacidad, porque su constitución natural fue completamente tratada, y él llegó a ser una persona que vivía en la presencia de Dios. Espiritualmente hablando, en esa ocasión él fue completamente liberado de ser natural y entró en resurrección. En toda su vida él fue afligido y tratado por Dios para lograr así que su constitución natural fuese quebrantada y para poder llegar a ser un hombre resucitado. El hombre natural es inútil ante Dios; solamente uno que ha sido resucitado puede ser útil ante Dios. Por esta razón, la constitución natural necesita ser quebrantada y tratada.
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