Estudio-vida de Ezequielpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-6480-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Si en una iglesia local un hermano tiene el ministerio de predicar el evangelio y otro tiene el ministerio de edificar a los santos, ellos tienen que coordinar entre sí; de otro modo, podrían ocasionar un problema. Si únicamente hubiera un solo ministerio —el ministerio de predicar el evangelio de edificar a los santos—, no habría problemas o muy pocos. Sin embargo, si los hermanos con diferentes ministerios no saben cómo coordinar, ellos competirán entre sí e, incluso, podrían suscitarse pugnas entre ellos. El hermano que tiene carga por predicar el evangelio podría contender en pro de la propagación y el aumento, incluso al grado de procurar convencer a otros a unírsele. El hermano que tiene carga por edificar a los santos tal vez critique al que tiene carga por el evangelio, aduciendo que éste trae a los nuevos creyentes pero no cuida de ellos. Entonces quizás aliente a otros a que le ayuden a cuidar de los nuevos creyentes. El resultado de esta falta de coordinación entre estos dos hermanos podría ser la división, pues habría algunos que estarían preocupados únicamente por el evangelio y otros que estarían preocupados únicamente por el pastoreo.
Puesto que los hermanos tienen diferentes ministerios, ¿qué deben hacer? Deben aprender a coordinar. Esto significa que cuando el hermano que tiene carga por predicar el evangelio desempeña su función, moviéndose hacia adelante, el hermano que tiene carga por pastorear debe aprender a andar hacia atrás. Asimismo, cuando el hermano que tiene carga por pastorear desempeña su función y avanza hacia adelante, el hermano que tiene carga por predicar el evangelio debe andar hacia atrás. Los demás santos deben seguir a estos dos, andando de costado, a veces en la dirección del ministerio del evangelio y otras veces en la dirección del ministerio de pastoreo.
También debemos practicar esta clase de coordinación en las reuniones. A algunos hermanos les gusta gritar, mientras que otros prefieren permanecer callados. A veces quienes gustan de gritar deben andar hacia atrás y aprender a permanecer callados; en otras ocasiones aquellos que son callados deben andar hacia atrás y aprender a alabar al Señor a voces. El problema se suscita cuando ni aquellos que gustan de gritar ni los que prefieren permanecer callados están dispuestos a andar hacia atrás. En las reuniones debemos aprender a andar hacia adelante, hacia atrás y hacia el costado. Tal práctica nos resguardará de división en las reuniones.
En la vida de iglesia es imprescindible que sepamos andar hacia adelante, hacia atrás y hacia el costado. Esto hará que estemos verdaderamente en coordinación.
Andar hacia atrás es decir “amén” al ministerio, función y carga de otros. Mientras un hermano anda hacia adelante según la carga que siente, usted debe decir “amén” y andar hacia atrás en coordinación con él. Andar hacia el costado es también decir “amén” a la función de otros. El problema en la actualidad es que en las iglesias se hacen demasiados giros y se camina muy poco hacia atrás y hacia el costado. Es muy difícil ayudar a los hermanos y hermanas a andar hacia el costado. Pocos están dispuestos a andar de este modo.
Quizás en una iglesia local cierto hermano sea muy activo en lo referente a encargarse de un determinado servicio. Él realiza este servicio con mucha eficiencia, pero siempre está buscando personas capaces que se le unan en este servicio. Él únicamente se preocupa por este servicio, y no le preocupa predicar el evangelio ni edificar a los santos. Debido a que él únicamente se interesa por este servicio en particular, con el tiempo este hermano causará un problema en aquella iglesia. Esto nos permite ver cuán fácilmente podemos causar división y, por otro lado, cuán difícil es para nosotros tener la coordinación apropiada y auténtica.
Todos debemos mantener nuestra posición y avanzar derecho hacia adelante. También debemos aprender a andar hacia atrás y andar hacia el costado, diciendo “amén” a la posición, función y ministerio de otros. Esto significa que en la vida de iglesia todos debemos aprender a tener cuatro clases de andar: hacia adelante, hacia atrás, hacia el costado derecho y hacia el costado izquierdo. Si no aprendemos a tener estas cuatro clases de andar, nos convertiremos en un problema para nuestra iglesia local. Cuanto más crezcamos, aprendamos, desempeñemos nuestra función y ministremos, más problemas causaremos debido a que sólo sabemos cómo andar hacia adelante y hacer giros.
Debemos comprender que en la coordinación apropiada no se hacen giros. No se gira a la derecha ni se gira a la izquierda. En lugar de ello, tenemos cuatro clases de andar: hacia adelante, hacia atrás, hacia el costado derecho y hacia el costado izquierdo.
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