Impartición divina de la Trinidad Divina, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-6710-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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El Padre es la fuente, el iniciador, el Hijo es la expresión, Aquel que lo realiza todo, y el Espíritu es Aquel que entra en nosotros, Aquel que lo aplica todo (Jn. 14:17). El Padre envió al Hijo (Jn. 8:29), y el Hijo vino con el Padre (Jn. 16:32). El Hijo envió al Espíritu (Jn. 16:7), y el Espíritu vino de y con el Padre (Jn. 15:26) en nombre del Hijo (Jn. 14:26). Esto nos muestra que el Padre por Sí mismo no puede llegar a nosotros, ni el Hijo por Sí mismo puede entrar en nosotros. El Padre es inaccesible (1 Ti. 6:16), pero el Hijo vino para fijar tabernáculo entre nosotros (Jn. 1:14). Sin embargo, puesto que era una persona de sangre y carne, Él aún no podía entrar en nosotros. Como un hombre que tenía un cuerpo físico, Él podía estar entre Sus discípulos, mas no dentro de ellos. Por lo tanto, Él les dijo a Sus discípulos que tenía que morir y ser resucitado. Mediante Su muerte y Su resurrección, Él cambió de forma, de una forma física a una forma espiritual, y llegó a ser el Cristo pneumático que podía entrar en Sus discípulos (Jn. 20:22). Ésta es la manera en que el Dios Triuno llega a nosotros.
Cuando el Dios Triuno llega a Su pueblo redimido, Él es el Espíritu. Por ejemplo, con respecto a la electricidad, tenemos la central eléctrica y la electricidad instalada en la casa. Simplemente tener la energía en la central eléctrica no resulta práctico. Es sólo cuando la energía eléctrica es instalada en su casa que la electricidad llega a ser práctica en su vida diaria. Asimismo, usted es un edificio y Dios es la fuente, la central eléctrica, en los cielos. El Espíritu, quien es el Dios Triuno que llega a nosotros, ha sido instalado en su ser. Cuando el Espíritu entra en usted, Él no deja al Padre y al Hijo lejos en los cielos. Ése es un concepto errado. Cuando el Espíritu entra en usted, Él viene con el Hijo y con el Padre. De manera que si usted tiene al Espíritu, tiene al Hijo, y si tiene al Hijo, tiene también al Padre. Usted tiene a los Tres. En el Padre usted gusta el amor, en el Hijo disfruta la gracia y en el Espíritu participa de la comunión, el fluir, de la vida divina. El amor es la fuente, la gracia es el disfrute, y el Espíritu es la comunión (2 Co. 13:14). Ésta es la impartición del Dios Triuno.
De joven yo enseñaba a las personas que ser un cristiano consistía principalmente en temer a Dios. Les decía que debían tener un temor santo hacia Dios. En segundo lugar, debían amar al Señor Jesús; y tercero, que debían esforzarse por ser mejores personas, es decir, que debían procurar ser un buen esposo, una buena esposa, un buen hijo, un buen padre, una buena madre, un buen vecino, un buen estudiante, etc. Pero ahora les digo que un cristiano es alguien que lleva una vida del Padre, del Hijo y del Espíritu; no alguien que manifiesta en su vivir un buen comportamiento. Un cristiano es alguien que lleva una vida del Dios Triuno. Hoy el Dios Triuno que llega a usted es el Espíritu vivificante y todo-inclusivo (1 Co. 15:45). Él es el Espíritu (2 Co. 3:17); y cuando el Espíritu viene, viene en nombre del Hijo, y también viene con el Hijo y con el Padre. Por lo tanto, si usted tiene a este Espíritu que ha llegado a usted, tiene al Hijo. Y cuando el Hijo viene a usted, viene en nombre del Padre, y también viene con el Padre. Por ello, si usted tiene al Hijo, tiene también al Padre. Ahora usted tiene a los Tres viviendo en usted como una sola persona para ser su vida, su suministro de vida y su todo. Como cristiano que usted es, no necesita esforzarse por tener un buen comportamiento. ¡Olvídese de ello! Lo que necesita hacer de manera cabal y absoluta es estar atento al Dios Triuno que reside en su interior. Él es muy real.
Cuando usted invoca, diciendo: “Señor Jesús”, ¿no tiene una profunda sensación de alivio, luz, felicidad, paz, consuelo y muchos otros sentimientos agradables? Si invocara el nombre de Abraham Lincoln o de George Washington, no sucedería nada. Pero cuando invoca: “¡Señor Jesús! ¡Te amo!”, tiene la profunda sensación de que Él también lo ama y vive en usted. Esto no es una superstición, sino un hecho. El Espíritu es la realidad del Dios Triuno. Cuando este Espíritu llega a usted, la totalidad de Dios está en usted.
Un cristiano genuino es sencillamente alguien que lleva una vida de esta realidad, una vida del Dios Triuno: el Padre, el Hijo y el Espíritu. Llevar una vida del Dios Triuno sencillamente significa ser uno con el Dios Triuno. Cuando Él se mueve, usted se mueve; cuando Él habla, usted habla; cuando Él permanece en un lugar, usted permanece ahí. Esto no tiene que ver con la ética ni con el hecho de tratar de vencer el pecado y el mundo. Usted simplemente necesita estar atento a Él. Simplemente debe llevar una vida del Dios Triuno. Si lleva esta vida, el mundo será juzgado, el diablo huirá, y usted vencerá todas las cosas pecaminosas. El Dios Triuno vendrá a ser su vida, su vivir, su victoria, su santidad, su justicia, su amor, su vida y su luz. Éste es un cristiano genuino que tiene una ética divina mucho más elevada que la ética humana. Usted necesita llevar una vida del Dios Triuno. El Espíritu es Aquel que entra en nosotros y aplica al Dios Triuno a nosotros. Nuestro Dios no es solamente la fuente ni solamente la expresión, sino también Aquel que entra en nosotros. Él ha entrado en nuestro ser.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.