Información del libro

Encarnación, inclusión e intensificaciónpor Witness Lee

ISBN: 978-0-87083-940-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 1 de 4 Sección 1 de 1

CAPÍTULO UNO

ENCARNACION, INCLUSION
E INTENSIFICACION

(1)

Lectura bíblica: Jn. 1:14; 1 Co. 15:45; Ex. 30:23-25; Ap. 5:6

En este mensaje empezaremos a examinar las tres etapas de Cristo, es decir, los tres períodos de la historia de lo que Cristo es: la encarnación, la inclusión y la intensificación. Muchos de los que creen en Cristo saben algo de la primera etapa de la historia de Cristo, la cual es la encarnación, pero saben muy poco de la segunda y la tercera etapas, que son la inclusión y la intensificación.

LA ENCARNACION

Los cristianos han prestado mucha atención al tema de la encarnación. Cada año muchos creyentes celebran la encarnación del Señor en la Navidad; pero muy pocos saben cuál es el significado intrínseco de la encarnación. Por medio de la encarnación Cristo como Dios se hizo carne. Juan 1:14 nos dice que el Verbo, quien es el propio Dios, se hizo carne.

LA INCLUSION

En la resurrección Cristo, quien se había hecho carne por medio de la encarnación, llegó a ser el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45). Por lo tanto, así vemos lo que llegó a ser primero, en Juan 1:14: el Verbo se hizo carne. Luego vemos lo que llegó a ser en 1 Corintios 15:45: el postrer Adán (Cristo en la carne) fue hecho Espíritu vivificante. Al estudiar la Biblia descubrimos que el hecho de que Cristo se hizo algo en la resurrección fue tan importante como el hecho de que se hizo algo en la encarnación. Como veremos, el hecho de que Cristo llegara a ser el Espíritu vivificante en la resurrección está relacionado con la palabra inclusión.

Ungido con el Espíritu vivificante

La encarnación de Cristo, en la cual El llegó a ser carne, fue un acto sencillo, porque estaba relacionada con sólo dos partidos: el Espíritu Santo y una virgen humana (Lc. 1:26-27, 30-32, 35). En contraste, el hecho de que Cristo llegara a ser el Espíritu vivificante no fue tan sencillo, porque estaba relacionado con la divinidad, la humanidad, la muerte de Cristo y la eficacia de ésta, y la resurrección de Cristo con el poder de la misma e incluía todo esto. En la resurrección de Cristo y por medio de ella se juntaron seis entidades produciendo así el Espíritu vivificante, el cual es el ungüento de la unción de Dios (1 Jn. 2:20, 27).

La Biblia nos dice que Dios nos ungió con Su Espíritu (2 Co. 1:21; Lc. 4:18). Pero El nos ungió no sólo con el Espíritu de Dios (Gn. 1:2) ni con el Espíritu de Jehová (Jue. 3:10; 6:34) ni con el Espíritu Santo (Mt. 1:18, 20) sino con el Espíritu vivificante, el Espíritu que da la vida divina a los seres humanos caídos. Le damos gracias al Señor, porque todos fuimos ungidos por el Espíritu compuesto y vivificante y con El.

El Espíritu compuesto,
tipificado por el ungüento de la unción

El Espíritu compuesto y vivificante es tipificado por el ungüento de la unción descrito en Exodo 30:23-25. Si no existieran estos versículos de Exodo 30, nos sería difícil entender cómo se componía el Espíritu vivificante de Dios, el hombre, la muerte de Cristo, Su resurrección, la eficacia de Su muerte y el poder de Su resurrección.

Le agradezco mucho al Señor por revelarnos los detalles de Exodo 30:23-25 a nosotros los que estamos en Su recobro. Cuando yo estaba con la Asamblea de los hermanos, me enseñaron solamente que el ungüento santo de la unción de Exodo 30 se refiere al Espíritu. Esta fue toda la ayuda que recibí de ellos en cuanto a estos versículos. A través de los años he dedicado mucho tiempo a estos versículos, y he examinado cada punto, cada palabra. Cada detalle era como una pieza de un rompecabezas. Finalmente, pude juntar todas las piezas del rompecabezas, y vi un cuadro maravilloso del Espíritu compuesto.

El ungüento de la unción de Exodo se componía de un elemento principal, un hin de aceite de oliva, y cuatro clases de especias, que son la mirra, la canela, el cálamo y la casia. Sin duda, el hin de aceite de oliva representa a Dios. El número uno representa a Dios, y el número cuatro (cuatro especias) representa al hombre, la criatura. En este caso en particular, el número cuatro representa al Cristo encarnado como ser humano. La mirra representa la muerte de Cristo, y la canela representa la dulce eficacia de Su muerte. El cálamo es una caña que crece en un lugar pantanoso que crece hacia el cielo; por tanto, el cálamo representa la resurrección de Cristo. La casia es una especie de corteza usada como repelente contra las serpientes y los insectos. Por consiguiente, la casia representa el poder, especialmente el poder repelente, de la resurrección de Cristo.

En el aceite de la unción de Exodo 30, también tenemos el número tres (que representa al Dios Triuno), pues la cantidad de las especias tiene tres unidades, cada una de quinientos ciclos: la mirra: quinientos ciclos; la canela: doscientos cincuenta ciclos; el cálamo: doscientos cincuenta ciclos; y la casia: quinientos ciclos. La segunda unidad de quinientos ciclos estaba dividida en dos, y cada mitad tenía doscientos cincuenta ciclos. Estas dos tipifican a Cristo, el que está en medio de la Trinidad Divina, quien fue “partido”, herido, en la cruz. Aquí vemos no sólo la Trinidad (representada por las tres unidades de quinientos ciclos), sino también el Cristo que fue herido en la cruz (representado por el hecho de que la segunda unidad de quinientos ciclos estaba dividida en dos mitades de doscientos cincuenta ciclos). ¡Cuán maravilloso es este tipo!

También en este ungüento compuesto vemos el número cinco, formado de dos maneras: al añadir un hin de aceite de oliva y cuatro especias, y en los quinientos ciclos. En la Biblia el número cinco representa la responsabilidad. Por ejemplo, los Diez Mandamientos fueron escritos en dos tablas, con cinco mandamientos en cada tabla, y las diez vírgenes de Mateo 25 se dividen en dos grupos de cinco. El cinco está compuesto de cuatro más uno, el número cuatro representa al hombre como criatura de Dios y el número uno representa a Dios. Vemos, entonces, que el número cinco representa a Dios añadido al hombre, lo cual nos hace aptos para llevar la responsabilidad. En el Espíritu compuesto podemos llevar la responsabilidad.

El hecho de que el Espíritu era un compuesto
se relaciona con la inclusión

Lo que tenemos en Exodo 30 es el ungüento compuesto como tipo del Espíritu compuesto y vivificante. El Espíritu llegó a ser un compuesto en la resurrección de Cristo. En la resurrección el propio Dios corporificado en Cristo y mezclado con Su humanidad fue hecho un compuesto, al cual se añadieron la muerte de Cristo, la eficacia de ésta, Su resurrección y el poder de la misma, lo cual produjo el Espíritu compuesto. Este compuesto está relacionado con la inclusión, porque en el Espíritu vivificante y compuesto se incluyen seis entidades. Por tanto, el Espíritu vivificante puede llamarse el Espíritu todo-inclusivo, el Espíritu que incluye la divinidad, la humanidad, la muerte de Cristo y la eficacia de ésta, y la resurrección de Cristo y el poder de la misma.

El Espíritu infundido en los discípulos

Mientras que la encarnación es un asunto objetivo, esta inclusión es subjetiva, y nosotros podemos aplicarla en nuestra experiencia. Según Juan 20:22 en la noche del día de la resurrección, el Señor Jesús vino como Espíritu compuesto y sopló en los discípulos diciendo: “Recibid el Espíritu Santo”. Puesto que los discípulos representaban el Cuerpo, todos estábamos presentes cuando el Espíritu fue infundido en ellos. En esa ocasión el Espíritu fue infundido en todo el Cuerpo. Del mismo modo que el brazo recibe una inyección por todo el cuerpo, los discípulos de Juan 20 recibieron el Espíritu por todo el Cuerpo de Cristo. Como parte del Cuerpo, los discípulos lo representaron al recibir la inclusión, al recibir el Espíritu compuesto. Puesto que podemos experimentar a Cristo en la etapa de inclusión de un modo subjetivo, en esta etapa se le aplica más que cuando estaba en la etapa de encarnación.

LA INTENSIFICACION

Poco después de que se formó la iglesia, ésta se degradó. La iglesia debe producir el Cuerpo de Cristo, pero lamentablemente, como lo revelan las epístolas, la iglesia paulatinamente se degradó ya en los días de Pablo. Debido a esta degradación, el Espíritu compuesto y vivificante fue intensificado siete veces y llegó a ser el Espíritu siete veces intensificado (Ap. 1:4; 5:6). El Espíritu siete veces intensificado vence la degradación de la iglesia y produce los vencedores para que el Cuerpo de Cristo pueda ser edificado de modo práctico a fin de tener como consumación la Nueva Jerusalén, la cual es la meta única y eterna del deseo del corazón de Dios.

Por lo anterior podemos ver la historia de Cristo en tres etapas: la encarnación, la inclusión y la intensificación. En la primera etapa, la encarnación, Cristo estaba en la carne. En la segunda etapa, la inclusión, Cristo es el Cristo pneumático, el Espíritu vivificante. Ahora en la tercera etapa, la intensificación, Cristo es el Espíritu siete veces intensificado. Debemos conocer a Cristo en las tres etapas. Si conocemos las tres etapas de encarnación, inclusión e intensificación, ciertamente conoceremos la Biblia.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top