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Estudio-vida de Hechospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1419-0
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Actualmente disponible en: Capítulo 7 de 72 Sección 2 de 3

EL DIOS TRIUNO LLEGA A SER
EL ESPIRITU VIVIFICANTE

El Nuevo Testamento revela que el Dios Triuno se encarnó, se manifestó en la carne. Aquel que se encarnó era el Dios completo, el Dios Triuno —Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu—, y no solamente el Hijo. Afirmar que el Dios completo se manifestó en la carne equivale a decir que el Dios completo se encarnó. El Dios Triuno se hizo hombre, vivió en la tierra, ministró, entró en la muerte, la conquistó y sometió, y salió de ella en resurrección. Finalmente, en resurrección, El se hizo Espíritu vivificante.

Juan 1:14 dice: “Y el Verbo se hizo carne” y 1 Corintios 15:45 dice: “El postrer Adán [fue hecho] Espíritu vivificante.” La expresión “carne”, mencionada en Juan 1:14, equivale a “el postrer Adán”, que se menciona en 1 Corintios 15:45. Ahora el postrer Adán se ha hecho el Espíritu vivificante, y este Espíritu es la transfiguración del Cristo encarnado.

Debemos saber quién se encarnó. Aquel que se encarnó era el Dios Triuno, quien como hombre llegó a ser el postrer Adán, el cual en resurrección fue hecho Espíritu vivificante. Como tal, El apareció a Sus discípulos el día de Su resurrección, y soplando en ellos les dijo: “Recibid el Espíritu Santo”. ¿Quién es este Espíritu? Es la consumación final del Dios Triuno procesado que llega a Su pueblo redimido.

Todos debemos recibir la visión de que el Dios Triuno llega a ser el postrer Adán, y que el postrer Adán se ha hecho el Espíritu vivificante, la consumación del Dios Triuno procesado que llega a nosotros. En cuanto a esto, no prestamos atención a concilios, credos ni a la teología tradicional. Nos interesa solamente la Palabra pura de Dios, la cual revela que el Dios Triuno se hizo el postrer Adán, y que el postrer Adán llegó a ser el Espíritu vivificante. ¡Alabado sea el Señor porque el Dios Triuno procesado como Espíritu vivificante llegó a nosotros! El día de la resurrección del Señor, el Dios Triuno procesado se infundió en los discípulos como Espíritu vivificante al soplar en ellos.

REVESTIDOS DE PODER DESDE LO ALTO

Cincuenta días después de la resurrección, el día de Pentecostés, algo más ocurrió. Ese día, el Cristo ascendido se derramó sobre los discípulos como Espíritu económico y ellos recibieron el uniforme de poder y autoridad. Un policía uniformado tiene autoridad. Por muy potente que sea un automóvil, el conductor debe obedecer a la autoridad del policía. El uniforme es una señal de autoridad. El día de Pentecostés, los ciento veinte discípulos fueron revestidos con el uniforme celestial del poder económico.

En Lucas 24:49, el Señor les mandó a los discípulos a que se quedaran en Jerusalén hasta que fueran revestidos de poder desde lo alto. Luego, el día de Pentecostés, después de que fueron revestidos de poder, Pedro se levantó y habló con tal autoridad y poder que todos los que lo oyeron quedaron asombrados. Esto se debió a que Pedro había sido revestido con el uniforme celestial.

No debemos aceptar enseñanzas erróneas referentes al Espíritu Santo que se menciona en Juan 20 y Hechos 2. Alabamos al Señor por el soplo del Espíritu de Juan 20 y por el viento del Espíritu de Hechos 2. El soplo nos infunde la vida y el viento nos hace aptos para movernos con Dios. Además, el soplo nos proporciona una fuerza interior, mientras que el viento nos reviste de autoridad, lo cual es exterior. Mediante estos dos aspectos, somos plenamente equipados.

UN HECHO CONSUMADO

Así como la crucifixión es un hecho consumado, los son también el soplo del Espíritu de vida y el viento del Espíritu de poder. Debemos simplemente creer lo que dicen estos dos pasajes y aceptarlo como un hecho. ¿Dónde están estos pasajes? Están en la Biblia. ¿Cuáles son los hechos que presentan? Primero, es que el Señor con Su sopló infundió el Espíritu de vida en Sus creyentes, y el segundo, que al venir como viento sobre ellos, los revistió con Su Espíritu de poder.

Al oír que debemos creer lo que dice la Biblia y aceptar los hechos acerca de los aspecto esencial y económico del Espíritu, algunos dirán: “No siento que el Espíritu de vida haya sido infundido en mí, ni tampoco que el Espíritu de poder esté sobre mí”. Si alguien me hiciera este comentario, le contestaría así: “¿No cree que el Señor Jesús murió por usted? Claro que sí, aunque no sienta nada al respecto. Lo cree porque la Biblia lo enseña. Asimismo usted debe creer que el Señor Jesús se impartió como Espíritu de vida en los discípulos, incluyéndolo a usted. Igualmente debe creer que el Señor Jesús vino como viento y derramó el Espíritu de poder sobre todos nosotros”.

Debemos aceptar el soplo y el viento de Cristo como hechos consumados, al igual que creemos en Su crucifixión. ¿Tenemos el Espíritu esencial de vida? Sí, lo tenemos ¿Cómo lo sabemos? Lo sabemos porque la Biblia nos lo dice. ¿Tenemos también el Espíritu económico de poder sobre nosotros? Sí, lo tenemos. ¿Cómo lo sabemos? Lo sabemos porque éste es un hecho que la Biblia nos presenta. ¡Alabado sea el Señor por Su crucifixión, por Su soplo y por el viento! ¡Alabado sea el Señor que conocemos estos hechos porque la Biblia nos lo dice!


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