Conclusión del Nuevo Testamento, La (Mensajes 114-134)por Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7063-9
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Ya abarcamos el estatus de los creyentes, sus designaciones, sus símbolos, su vida, su naturaleza y su pasado. Ahora llegamos a la sección más crucial de todos estos mensajes respecto a los creyentes: su presente. Comenzaremos con la etapa inicial de la salvación completa de Dios, esto es, la etapa de la regeneración.
La salvación completa de Dios se realiza en tres etapas: la etapa inicial, la etapa progresiva y la etapa de compleción. El primer aspecto de la etapa inicial es que los creyentes experimentan el llamamiento de Dios.
Si hemos de entender qué es el llamamiento de Dios, debemos comprender que tal llamamiento está incluido en la etapa inicial de la salvación completa de Dios, esto es, en la etapa de la regeneración. Dios comienza a salvarnos al llamarnos. En la eternidad Dios nos conoció de antemano, nos escogió y nos predestinó. Después, en el tiempo Él nos creó. También en el tiempo, nos convertimos en seres caídos. Entonces Dios vino a salvarnos, y lo primero que Él hace al realizar Su salvación es llamarnos. Esto significa que Aquel que nos conoció de antemano, que nos escogió y que nos predestinó antes de la fundación del mundo, un día vino a visitarnos. Al visitarnos, Él pudo haber hecho que pensemos acerca de la salvación. Que nosotros pensáramos acerca de la salvación no fue algo iniciado por nosotros, sino que fue iniciado por el Dios que llama. El hecho de que pensemos acerca de la salvación es una señal del llamamiento de Dios.
Los creyentes son llamados por Dios mismo. Esto significa que el llamamiento de Dios no se originó en los llamados ni fue iniciado por ellos. El llamamiento es iniciado por Dios, Aquel que llama. Dios es el Originador de Su llamamiento.
Romanos 8:30a dice: “A los que predestinó, a éstos también llamó”. Esto indica que fuimos llamados por Dios en conformidad con Su predestinación. Dios es eterno y es un Dios de propósito; nadie puede hacerle cambiar. No podemos hacer que Él cambie de idea en relación con Su propósito. En conformidad con Su propósito, Él nos predestinó en la eternidad pasada y eventualmente vendrá a nosotros y nos ganará para Sí. Debido a que el llamamiento de Dios se realiza en conformidad con Su predestinación, no podemos escapar a Su llamamiento. Dios llama a todo aquel que Él predestinó.
Los creyentes son llamados por Dios en conformidad con Su propósito. Romanos 8:28b habla de aquellos “que conforme a Su propósito son llamados”. Aquí la palabra propósito equivale a un plan. El propósito de Dios es Su plan. El propósito del llamamiento de Dios es revelado en Romanos 8:29: “A los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de Su Hijo, para que Él sea el Primogénito entre muchos hermanos”. El Hijo primogénito de Dios es el prototipo, y nosotros, la producción en serie. Cristo es el modelo, el molde y la norma. Dios nos puso a todos nosotros en Cristo a fin de que fuésemos moldeados a la imagen de Su Hijo primogénito. A la postre, todos hemos de ser conformados a dicho molde. Fuimos predestinados para ser conformados a la imagen del Hijo de Dios a fin de que Él sea el Primogénito entre muchos hermanos. Éste es el propósito de Dios.
El propósito de Dios es producir muchos hermanos de Su Hijo primogénito. Cuando Cristo era el Hijo unigénito, Él era único, pero Dios deseaba tener muchos hijos que fueran los muchos hermanos de Su Hijo. De este modo el Hijo unigénito de Dios llega a ser el Primogénito entre muchos hermanos. Él es el Hijo primogénito, y nosotros somos los muchos hijos. El propósito de todo esto es que nosotros expresemos a Dios de manera corporativa. La casa de Dios es edificada con Sus muchos hijos con miras al reino de Dios, y el Cuerpo de Cristo es edificado con Sus muchos hermanos. Sin Sus muchos hijos, Dios no podría tener una casa para Su reino, y sin Sus muchos hermanos, Cristo no podría obtener un Cuerpo para Sí. Por tanto, los muchos hijos de Dios sirven al propósito de que primero se obtenga la casa de Dios y, luego, el reino de Dios; y los muchos hermanos de Cristo sirven al propósito de que se obtenga el Cuerpo de Cristo. El reino de Dios en realidad es la vida del Cuerpo, y esta vida del Cuerpo en la iglesia es el reino de Dios, en el cual Dios es expresado y Su autoridad es ejercida en la tierra. Éste es el propósito conforme al cual Dios nos ha llamado.
Otro versículo que revela que fuimos llamados por Dios en conformidad con Su propósito es 2 Timoteo 1:9: “Quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito Suyo...”. Dios nos ha llamado con un llamamiento santo, un llamamiento que tiene como causa específica que Su propósito sea cumplido. El propósito de Dios aquí es Su plan conforme a Su voluntad de ponernos en Cristo, con lo cual nos hace uno con Él para que participemos de Su vida y posición a fin de ser Su testimonio.
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