Vida que vence, Lapor Watchman Nee
ISBN: 978-1-57593-909-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Por favor, recuerden que la victoria es un don; no es una recompensa. ¿Qué es un don? Un don es un regalo; es algo ofrecido gratuitamente. Lo que recibimos como fruto de nuestro trabajo es un pago, pero lo que recibimos gratuitamente sin realizar ninguna labor es un don. Este se recibe gratuitamente; no tiene nada que ver con lo que hayamos hecho, y no tenemos que hacer ningún esfuerzo por obtenerlo; aquél requiere nuestro trabajo, y necesitamos esforzarnos por obtenerlo antes de poder alcanzarlo. La vida vencedora a la que nos referimos, no requiere nuestro esfuerzo. Podemos ver que en 1 Corintios 15:57 dice: “Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo”. La victoria es algo que Dios preparó y nos dio. Recibimos la victoria sin costo alguno de nuestra parte; no necesitamos ganarla por nuestro esfuerzo propio.
Hermanos y hermanas, es un grave error pensar que sólo la salvación se obtiene gratuitamente, y que solamente podemos obtener la victoria por nuestro propio esfuerzo. Sabemos que no podemos confiar en ningún mérito ni obra nuestra para ser salvos. Sencillamente necesitamos ir a la cruz y recibir al Señor Jesús como nuestro Salvador. Este es el evangelio. Aunque pensamos que la salvación no requiere obras, seguimos creyendo que debemos hacer obras buenas después de ser salvos. Aunque no tratamos de ser salvos por obras, tratamos de vencer por obras. Pero así como uno no puede ser salvo por obras buenas, no puede vencer por ellas. Dios dice que de nosotros no puede salir ninguna buena obra. Cristo murió por nosotros en la cruz, y ahora vive por nosotros en nuestro ser. Lo que es de la carne siempre será carne, y Dios no desea nada que provenga de ella. Pensamos que la salvación se logra por medio de la muerte que el Señor Jesús sufrió por nosotros en la cruz, pero que después de ser salvos debemos esforzarnos por hacer el bien y esperar que venga lo mejor. Pero permítanme preguntarles: “Aunque ustedes ya han sido salvos por años, acaso ya son buenos?”. Alabemos al Señor porque no podemos hacer el bien ni podemos producir nada bueno. ¡Aleluya! No podemos hacer el bien. Alabamos al Señor porque la victoria es un don Suyo; es algo que se nos da gratuitamente.
En 1 Corintios 15:56 se habla del pecado, la ley del pecado y la muerte. En 1 Corintios 15:57 vemos que es Dios quien nos concede la victoria. La victoria no consiste en vencer solamente el pecado, sino también la ley y la muerte. La redención que Dios preparó, nos hace aptos para vencer no sólo el pecado, sino también la ley y la muerte. Quisiera caminar por todo este salón y decirle a cada uno de ustedes que ésta es la buena nueva. ¡Dios ha concedido esta victoria a cada uno de nosotros!
Quizás usted esté buscando la manera de vencer la tentación. Tal vez esté buscando alguna forma de vencer su mal genio, su orgullo o su envidia. Es posible que haya pasado mucho tiempo tratando de lograr lo que desea, pero en cada ocasión es defraudado. Tengo hoy buenas nuevas para usted: la mansedumbre del Señor Jesús es suya sin costo alguno; la oración del Señor es suya gratuitamente; todo lo del Señor es suyo y no le cuesta nada. Cuando usted recibe al Señor, todo lo que es de El viene a ser suyo. ¡Aleluya! Si ésta no es una buena nueva, ¿qué otra cosa puede ser? Es posible que usted piense que tiene que esforzarse por orar sin cesar. Tal vez usted piense que tiene que hacer algo por tener comunión con Dios sin interrupciones. Quizá crea que tiene que esforzarse para deshacerse de todas las cosas negativas y para dejar de pecar. Es posible que crea que tiene que esforzarse por controlar su genio. Usted puede confesar sus pecados pero no puede dejar de cometerlos. Usted miente con frecuencia, y a pesar de su gran esfuerzo por acabar con este hábito continúa mintiendo. Me he encontrado con muchos hermanos que confesaban que no deseaban mentir, pero no podían cambiarse a si mismos. Tan pronto abrían la boca, salían mentiras. Tengo una buena noticia para ustedes hoy: Dios nos ha regalado la santidad del Señor Jesús, nos ha regalado Su paciencia, Su perfección, Su amor y Su fidelidad. Dios da todas estas cosas gratuitamente a los que las desean. Dios le da a uno la íntima comunión que Cristo disfruta con Dios. El concede la vida santa que Cristo vivió, y también otorga la perfección de Cristo. Estos son dones. Si usted trata de vencer por su propia cuenta, no podría lograr un cambio aun si lo intentara por otros veinte años; su mal genio no cambiaría y su orgullo aún lo acompañaría. En veinte años usted seguiría siendo el mismo. Pero Dios le ha preparado una salvación plena. Esta salvación hace que la paciencia de Cristo sea suya, que Su santidad sea suya, que la comunión que Cristo tiene con Dios venga a ser suya y que todas las virtudes de Cristo vengan a ser sus virtudes. ¡Aleluya! Esta es la salvación que Dios ha preparado. El desea dar estas virtudes gratuitamente.
Hermanos y hermanas, ¿han visto ustedes un pecador tratar de salvarse por obras? Yo he conocido muchas personas así. Cuando usted se encuentra con un pecador, le puede decir que no necesita hacer nada, porque Cristo ya lo ha hecho todo. Dios le ha dado al Señor Jesús. Todo lo que tiene que hacer es recibirlo. De la misma forma, hermanos y hermanas, les tengo un mensaje hoy: no necesitan hacer nada; Cristo ya lo ha hecho todo por ustedes. Dios le ha dado a Cristo. Todo lo que tiene que hacer es recibirlo. Una vez que lo reciba, vencerá. Así como la salvación no depende de sus obras, puesto que es un don gratuito de Dios, ser victorioso tampoco depende de las obras, porque es una gracia concedida gratuitamente de parte de Dios. La salvación no requiere absolutamente ningún esfuerzo de uno. De igual manera, ser victorioso no requiere ningún esfuerzo propio.
Tengo aquí una Biblia. Suponga que yo se la quiero regalar. Las palabras de esta Biblia no fueron escritas por usted, ni fue usted quien le puso las letras doradas en la portada y tampoco tuvo que encuadernarla. Todo eso lo hicieron otros, pero ahora es un regalo gratuito para usted. Así es la victoria para nosotros. Es un don gratuito que Dios nos da. Nosotros no necesitamos obtener por nosotros mismos una victoria gradual, ni tampoco logramos nuestra propia santidad o nuestra perfección de manera gradual. Si hay algún hombre victorioso en la tierra, tiene que haber obtenido tal victoria del Señor Jesús.
Hace poco conocí a una hermana que me dijo que había estado durante veinte años tratando de vencer su orgullo y su mal carácter. El resultado no sólo fue derrota, sino una decadencia gradual a través de los últimos veinte años. No pudo hacer nada por mejorar. Yo le dije: “Si esperas vencer tu orgullo y tu falta de paciencia por ti mismo, no podrás lograrlo ni siquiera tratando otros veinte años. Si deseas ser libre de tu pecado, todo lo que tienes que hacer ahora es recibir el don de Dios. Este es el don gratuito que Dios te da. Lo único que debes hacer es recibirlo, y será tuyo. El Señor Jesús es la victoria. Si lo recibes como tu victoria, vencerás”. ¡Gloria al Señor! En esa ocasión ella recibió el regalo de Dios. Debemos darnos cuenta de cuán vano es nuestro trabajo y que nuestra vida es un fracaso. Si aceptamos a Jesucristo, venceremos.
Romanos 6:14 es un versículo que ya conocemos: “Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia”. ¿Cómo puede el pecado dejar de enseñorearse de nosotros? Esto sólo se puede lograr cuando ya no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia. ¿Qué significa estar bajo la ley? He dicho muchas veces, que estar bajo la ley significa que Dios le exige al hombre hacer algo. Estar bajo la ley implica que nosotros hacemos algo para Dios. ¿Qué significa entonces, estar bajo la gracia? Estar bajo la gracia quiere decir que Dios hace algo por el hombre. Estar bajo la gracia implica que Dios obra en nuestro lugar. Si tenemos que hacer algo para Dios, el resultado será que el pecado se enseñoreará de nosotros. La paga de nuestro trabajo es que el pecado se enseñorea. Si Dios actúa en nuestro lugar, el pecado no podrá enseñorearse. Bajo la ley nosotros laboramos. Bajo la gracia, es Dios quien actúa. Cuando Dios actúa, el pecado no se enseñorea de nosotros. Cuando Dios trabaja, habrá victoria. Nada que provenga de nuestro propio esfuerzo es victoria. La victoria es algo gratuito.
Si hay alguien aquí que esté cansado de pecar; que esté harto de pecar; que peca tanto que ha dejado de actuar como cristiano y que piensa que ya no le encuentra sentido a ser cristiano, le diré que todo lo que tiene que hacer es recibir este don, y será victorioso instantáneamente. El principio para vencer es el principio de la gracia, y no el principio de la recompensa. Una vez que uno reciba este don, todos los problemas quedarán resueltos.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.