Levantarnos para predicar el evangeliopor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-8726-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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No escuchemos lo que el cristianismo enseña ni nos preocupemos por lo que practica el pentecostalismo. Necesitamos regresar a la Biblia misma. El Nuevo Testamento revela claramente que Aquel que se hizo carne, pasó por el vivir humano, entró en la muerte, fue sepultado, resucitó, ascendió, descendió y llegó a ser el Espíritu vivificante es Aquel que es misterioso y maravilloso. Él es nuestro Señor, nuestro Dios, nuestro Redentor y nuestro Salvador. Además, Él es el Espíritu de vida y el Espíritu de poder. Él es Aquel que es maravilloso.
Hoy en día el electro está en el Espíritu y el Señor es este Espíritu. Este Espíritu pasó por el soplo de la exhalación del Señor en Juan 20 y el soplo en Hechos 2 para ser el Espíritu completo que tiene tanto divinidad como humanidad. Actualmente, usted y yo somos salvos; hemos recibido al Espíritu completo. No hay necesidad alguna de que experimentemos el proceso de la exhalación y del soplo. Sin embargo, el problema yace en que, aunque tenemos al Espíritu, es posible que no le disfrutemos ni experimentemos. Los niños que son necios y perezosos no comen alimento bueno cuando está disponible y no se ponen los zapatos buenos cuando los tienen. Lo que hemos recibido hoy es el Espíritu todo-inclusivo. Él tiene riquezas inconmensurables, así que tenemos que disfrutarle.
El poder que recibimos para la predicación del evangelio depende del disfrute que tenemos de este Espíritu todo-inclusivo. Todos sabemos que antes de predicar el evangelio, deberíamos orar para contactar a Dios y disfrutarle. Esto equivale a “esperar”. Al orar y esperar, disfrutamos a Dios. Luego, cuando salimos, tenemos el poder del evangelio. Por otra parte, también necesitamos aprender y entender las verdades. Pedro dijo en Hechos 6:4: “Nosotros perseveraremos en la oración y en el ministerio de la palabra”. Orar es contactar a Dios, y estar en el ministerio de la palabra equivale a liberar el evangelio del Señor a otros. Cuando los apóstoles hicieron esto, el resultado fue que la palabra del Señor creció, se multiplicó y prevaleció (v. 7; 12:24; 19:20).
A fin de recibir el poder del evangelio, tenemos que disfrutar al Señor. En cuanto disfrutamos al Señor, Él llega a ser el aliento y el viento tempestuoso para nosotros. El viento tempestuoso trae la gran nube, y la gran nube trae el fuego consumidor. Esto es poder. El viento, la nube y el fuego son el poder en el universo, y el resultado es el electro. No sólo eso, sino que también necesitamos hablar la verdad del evangelio. Cuando abramos nuestros hogares e invitemos a las personas a visitarnos, no podemos permanecer en silencio. Más bien, tenemos que hablar audazmente. Es posible que no entendamos la tecnología, la astronomía o la geografía, pero conocemos el evangelio y estamos claros en cuanto a las verdades bíblicas. Esto es suficiente; necesitamos difundir la palabra del Señor a otros.
Por ende, queridos santos, el poder del evangelio está en estas tres cosas: Dios mismo como Espíritu consumado, nuestra oración y nuestra predicación de Su palabra. Dios es el Espíritu de vida y de poder, y el Espíritu está en nosotros como nuestra vida y sobre nosotros como nuestro poder. Cuando le disfrutamos, esperamos en Él, oramos a Él y aprendemos Su palabra, recibimos poder. El resultado es que el electro es producido.
Sin embargo, no deberíamos olvidar que el evangelio es el “poder de Dios para salvación a todo aquel que cree” (Ro. 1:16). El evangelio es la palabra de Dios con Dios mismo que llega a ser nuestro poder cuando le disfrutamos y oramos. Antes de abrir nuestros hogares para recibir invitados, tenemos que disfrutar a Dios en Su palabra y recibir poder. Necesitamos tener el capital antes de hacer negocios. Cuando le oremos y esperemos en Él, el viento comenzará a soplar, la nube con el fuego vendrá y el electro será producido.
Cuando llegamos a Anaheim hace diez años, no había muchos chinos aquí. Hasta hace unos dos o tres años, la población china aumentó a más de diez mil. Ahora incluso se ha duplicado. Recientemente, el periódico informó que la mayor población de chinos en California se halla en San Francisco; la segunda mayor se encuentra en Los Ángeles y la tercera está en el condado de Orange. Entre estos tres el condado de Orange es el área que ha recibido el mayor desarrollo en reciente construcción, y la iglesia en Anaheim se encuentra en el centro del condado de Orange. Damos gracias al Señor por darnos este terreno para que edificásemos el salón de reunión grande. Ahora tenemos que recibir la carga de llevar a cabo la obra de habla china de manera activa y llenar este gran salón de reunión.
Queridos hermanos y hermanas, nuestro Señor es Señor de señores y Rey de reyes. Él cambió la situación mundial y reorganizó todo no por causa de los Estados Unidos ni por causa de China, sino por causa de Su propio evangelio. Muchas personas que no creen en el Señor han sido llevadas por el viento hasta llegar a los Estados Unidos sin entender por qué. Ellos no se dan cuenta de que si hubiesen permanecido en su tierra natal, estarían adorando ídolos y no serían capaces de creer en el Señor por cualquier medio, y que por causa de esto el Señor los trajo aquí mediante este soplo para darles la oportunidad de recibir al Señor. Cuando el viento sopla, el corazón es conmovido. Ellos no sólo vinieron a los Estados Unidos, sino que muchos de ellos aun han estado dispuestos a venir a nuestro salón de reunión. Ahora tenemos candidatos para el evangelio y también tenemos el salón de reunión. La pregunta es si estamos dispuestos o no a recibir la carga de abrir nuestros hogares para la obra del evangelio.
En Corinto, dos o tres años antes que Pablo fuese a Roma, él escribió el libro de Romanos a la iglesia en Roma. Esto tiene que haber conmovido y beneficiado a los santos que estaban en Roma. Por lo tanto, en Hechos 28, cuando él y sus compañeros llegaron al Foro de Apio y las Tres Tabernas, los hermanos en Roma salieron a recibirlos (v. 15). Roma se encuentra como a sesenta y cuatro kilómetros del Foro de Apio y a cuarenta y ocho kilómetros de las Tres Tabernas. El transporte en los tiempos antiguos no era conveniente, pero los santos de todos modos pagaron el precio para alojarlos. Actualmente, el Señor no nos pide que paguemos un precio enorme. Él ya ha soplado sobre los chinos llevándolos a nuestra puerta principal y ha preparado el salón de reunión. Deberíamos cooperar al consagrar nuestros hogares y nuestro tiempo de modo que cada uno de nuestros hogares llegue a ser el Foro de Apio y las Tres Tabernas. Para el tiempo de Pablo sólo había “Tres Tabernas”; hoy en día deberíamos tener “Cien Tabernas”.
Espero que ustedes hoy tomen una decisión solemne delante del Señor para consagrarse nuevamente al mover de Su evangelio, y consagrar su tiempo lo más posible por causa de Su evangelio. Luego, abran su casa para convertirla en una estación del evangelio. Todos somos débiles y necesitamos la ayuda que proporciona una consagración vinculante. Aun cuando las personas del mundo hablan acerca de negocios, nada se logra si al final no se toma una decisión. Hoy en día no podemos meramente escuchar el evangelio y estar emocionados por un rato. Tenemos que hacer un acuerdo delante del Señor al consagrarnos a Él de modo práctico.
Ésta es nuestra responsabilidad y también es nuestra oportunidad. Nuestro avance en esta tierra y todas las riquezas materiales que hemos recibido se harán vanidad al fin y al cabo. Sólo las almas que hemos ganado para nuestro Señor tendrán verdadero valor y durarán hasta la eternidad. Por ende, santos, no tengan temor de no tener alimento para comer. Cuanto más ustedes vivan para el Señor y para Su evangelio, mejor será su alimento. Yo mismo tengo innumerables testimonios en cuanto a este asunto. Hace cincuenta años había un dicho en chino que decía que si una persona llega a ser predicador, llevará una vida sencilla en pobreza. El día que fui salvo, estaba claro que había sido llamado por el Señor. Estaba decidido de que si iba a ser pobre, que así fuese, pero de todos modos predicaría el evangelio para Él. A la postre, en estos cincuenta años el Señor no me ha hecho pobre. Por el contrario, el alimento que Él provee ha sido cada vez mejor. Mis antiguos compañeros de clase todos pensaban que yo era supersticioso, pero más adelante, fueron convencidos uno por uno de que cuanto más yo servía al Señor, más era bendecido.
Quisiera decirles a los jóvenes que no deberían tener temor. Ahora mismo parece que no es fácil, pero a la postre ustedes serán bendecidos por el Señor. Si una persona no vive para el Señor y para Su evangelio, tendrá muchas desgracias. No estoy pronunciando una maldición, ni les estoy recomendando que no estudien y trabajen. Sencillamente quiero que estén claros que el Señor no nos ha llevado aquí mediante este soplo para que podamos vivir en paz, tener un buen trabajo y dormir bien. Su meta consiste en que salvemos almas que podemos ofrecer a Él para Su edificio. Espero que todos ustedes vean esto claramente y verdaderamente consagren su ser y su tiempo para el evangelio del Señor.
Oración: Señor, gracias que has abierto nuestros ojos. Verdaderamente entendemos la situación mundial. Hemos visto lo que estás haciendo, hemos reconocido el camino claramente y hemos hallado la dirección. Señor, Tú eres quien nos ha traído aquí para Tu evangelio. Tú has preparado todo para nosotros de modo que en nada tengamos carencia; somos abundantemente ricos. No deseamos ser necios, no deseamos ser ciegos y no queremos fallarte. Nos consagramos enteramente a Ti, y consagramos a Ti nuestro tiempo, nuestros hogares y los miembros de nuestra familia. Señor, queremos que aceptes y bendigas nuestra consagración. Glorifícate y utilízanos en gran medida de modo que cada uno de nosotros pueda ser lleno del Espíritu Santo, tenga el poder del Espíritu Santo y tenga la palabra para contactar a otros. Señor, oramos que Tú abras la puerta del evangelio para que aquellos a quienes hemos contactado puedan llegar a creer en Ti y recibirte. Esperamos que respondas a nuestra oración. Amén.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.