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Economía neotestamentaria de Dios, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-87083-252-9
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Actualmente disponible en: Capítulo 6 de 44 Sección 5 de 6

EL ESPIRITU ES TODO-INCLUSIVO

Es por esto que decimos que el Espíritu que hemos recibido es el Espíritu todo-inclusivo. Según el tipo en Exodo 30 este Espíritu es un Espíritu compuesto (vs. 22-25). El ungüento compuesto en Exodo 30 consistía en varias especias compuestas juntas con el aceite de olivo. Este ungüento compuesto es un cuadro, un tipo, del Espíritu compuesto todo-inclusivo como la consumación del Dios Triuno. ¡Debemos alabar al Señor que este Espíritu está en la iglesia, en ustedes y en mí!

CONVENCE AL MUNDO
DE PECADO, DE JUSTICIA Y DE JUICIO

En Juan 16:7-11 el Señor Jesús dijo a los discípulos: “Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuere, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado”. Estos versículos nos dicen que cuando el Consolador, el Espíritu de realidad, viene, convencerá a los pecadores caídos de tres cosas: de pecado, de justicia y de juicio. Estas tres cosas están relacionadas con tres personas: el pecado está relacionado con Adán, la justicia está relacionada con Cristo y el juicio está relacionado con Satanás. Todos nosotros, los seres humanos caídos, nacimos de pecado en Adán. En Adán éramos pecaminosos, pero, alabado sea el Señor, podemos estar en Cristo. Para ser liberado del pecado, la única forma es creer en Cristo, el Hijo de Dios (Jn. 16:9). En Adán heredamos el pecado, pero en Cristo heredamos la justicia. Si creemos en el Cristo resucitado, El es justicia para nosotros, y somos justificados en El (Ro. 3:24; 4:25). Si no nos arrepentimos del pecado en Adán y creemos en el Cristo resucitado, el Hijo de Dios, permaneceremos en pecado y participaremos en el juicio de Satanás por la eternidad (Mt. 25:41). Cuando el Espíritu viene, El convence a los incrédulos de estas tres cosas. Los pecadores nacidos en Adán deben creer en el Cristo resucitado para que le tengan como su justicia. Si no creen, serán juzgados por Dios como lo es Satanás. Cuando el evangelio se predica de una manera adecuada los que lo oyen tendrán el deseo de salir de Adán y ser trasladados a Cristo. Estas personas serán regeneradas y salvas. Para ellos, el Espíritu de convicción se convertirá en el Espíritu regenerador (Jn. 3:6), el Espíritu de vida (Ro. 8:2), el Espíritu de realidad, que mora dentro de ellos (Jn. 14:17).

LA TRANSMISION DE LA TRINIDAD DIVINA

En Juan 16:13-15 el Señor dice: “Pero cuando venga el Espíritu de realidad, él os guiará a toda la realidad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber” (lit.). Al leer el contexto de estos versículos podemos ver que “la realidad” se refiere a lo que el Padre tiene, a lo que el Hijo tiene y a lo que el Espíritu recibe del Hijo y de lo que el Padre tiene. Lo que el Padre tiene es una realidad, lo que el Hijo tiene es una realidad y lo que el Espíritu recibe también es realidad.

Estos versículos nos muestran que lo que el Padre tiene llega a ser del Hijo, que lo que el Hijo tiene es recibido por el Espíritu y que lo que el Espíritu recibe nos lo hace saber. El Padre, el Hijo, el Espíritu y nosotros, los creyentes, participamos en este proceso. El Padre tiene muchas riquezas. El es la fuente, el origen. Todo lo que el Padre tiene llega a ser del Hijo. El Hijo tiene las inescrutables riquezas (Ef. 3:8). Todo lo que el Padre tiene es de El, y todo lo que el Hijo tiene, lo recibe el Espíritu. Debido a que lo que el Espíritu recibe es revelado o transmitido dentro de nosotros, llegamos a ser la destinación misma. El Padre está corporificado en el Hijo, el Hijo es transfigurado para ser el Espíritu y el Espíritu es el alcance de la Trinidad divina. Todas las riquezas del Dios Triuno nos alcanzan en el Espíritu. Así que somos la destinación del Dios Triuno. Todo lo que el Dios Triuno es y tiene ha sido revelado, comunicado y transmitido dentro de nosotros. Debido a que estamos Unidos orgánicamente al Espíritu, es decir, orgánicamente unidos al Dios Triuno procesado, todo lo que El es y tiene ahora es nuestra porción como nuestra herencia.

Debemos aplicar estos versículos a nuestra experiencia. ¿Tenemos nosotros todo lo que el Padre tiene, todo lo que el Hijo tiene y todo lo que el Espíritu ha recibido? ¿Nos ha hecho saber el Espíritu todo lo que el Padre tiene y todo lo que el Hijo tiene en nuestra experiencia? En realidad, hemos recibido todo lo que el Dios Triuno es y tiene, pero hemos estado cubiertos con demasiados velos para ver y experimentar lo que hemos recibido. No solamente no conocemos este hecho en nuestra experiencia, sino que tampoco lo sabemos en la Palabra. Por años nunca me di cuenta de que todo lo que el Padre tiene es del Hijo, que todo lo que el Hijo tiene lo recibe el Espíritu y que el Espíritu nos hace saber lo que El recibe.

Estos versículos nos revelan la transmisión de la Trinidad divina, el Padre, el Hijo y el Espíritu, dentro de los creyentes. En estos versículos el Señor dice: “Todo lo que tiene el Padre es mío”. El Padre como la fuente, como el origen, tiene bastantes riquezas. Todo lo que el Padre tiene llega a ser del Hijo. El Hijo no sólo tiene lo que el Padre tiene, sino que también tiene todas las riquezas en Su encamación, vivir humano, crucifixión, resurrección y ascensión. Todo lo que El tiene es además de lo que el Padre tiene. Todas estas riquezas contenidas en el Hijo las recibe el Espíritu y nos las hace saber. Esta revelación es una transmisión dentro de nuestro ser de todas las riquezas de lo que el Dios Triuno procesado es y tiene. Esto significa que todo lo que el Dios Triuno procesado es y tiene ha de ser nuestro elemento, nuestra esencia, nuestro ser, lo cual hace que el Dios Triuno procesado sea la propia esencia de nuestro ser. De esta manera, todos nosotros llegamos a ser Dios-hombres.


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