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Cristo y la iglesia revelados y tipificados en los Salmospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6426-3
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Actualmente disponible en: Capítulo 13 de 24 Sección 1 de 3

CAPÍTULO TRECE

LA MANERA
EN QUE SE LOGRA LA RESTAURACIÓN:
EXALTAR A CRISTO

Salmos 77—83

Lectura bíblica: Sal. 77:7-13; 78:65-66, 68-69; 79:1; 80:14-15, 17-19; 82:8; 83:2-5, 12, 18

En los salmos del 77 al 83 se nos continúa recalcando la razón por la cual fue desolada la casa de Dios y la manera en que ésta puede ser recobrada. Después que ha ocurrido la desolación, la morada de Dios puede ser restaurada únicamente cuando Su pueblo le da la preeminencia a Cristo. Cuando le sea dada a Cristo la posición que le corresponde, Dios entonces podrá tomar posesión de la tierra por medio de las iglesias locales.

SALMOS 77: EL CAMINO DE DIOS
ESTÁ EN EL SANTUARIO

En el salmo 77 los santos, en medio de dificultades, se dan cuenta de que el camino de Dios está en el santuario. En los versículos del 1 al 9 vemos que los santos están perplejos a causa de sus problemas. El salmista pregunta: “¿Nos desechará el Señor para siempre? / ¿Y no volverá más a mostrarnos Su favor? / ¿Ha cesado para siempre Su benevolencia amorosa? / ¿Se ha acabado la promesa para todas las generaciones?” (vs. 7-8). Luego dice: “Ésta es mi enfermedad” (v. 10). Decir que el Señor nos ha desechado es nuestra enfermedad. “Pero traeré a la memoria los años de la diestra del Altísimo. / Me acordaré de las obras de Jehová, / porque recordaré Tus maravillas de antaño” (vs. 10-11). Él aún se acuerda de lo que el Señor hizo en el pasado. “Y meditaré en todo lo que has hecho / y reflexionaré sobre Tus hechos” (v. 12). No miremos únicamente nuestra situación presente; debemos acordarnos de lo que el Señor hizo en el pasado. El versículo 13 dice: “Oh Dios, en el santuario está Tu camino; / ¿qué dios es grande como nuestro Dios?”. Al recordar lo que el Señor hizo en el pasado y al tener comunión unos con otros acerca de lo que Él hizo, los santos descubren que el camino de Dios está en el santuario; de este modo, ellos llegan a conocer la grandeza de Dios. El camino del Señor, con respecto a todo lo que Él hace, se halla en el santuario. Es santo y misterioso. Uno no puede separar los hechos de Dios de Su santuario. Puesto que Sus hechos son misteriosos, debemos procurar conocer el meollo, el centro mismo, de todas las situaciones a fin de entenderlas. El meollo y centro de todas las situaciones se halla en el santuario de Dios. No se turbe por la situación presente; recuerde lo que el Señor hizo en el pasado y aprenda el camino de Dios, pues se halla en el santuario de Dios, en la morada de Dios. Si usted ha de encontrar la solución, debe acudir siempre al santuario de Dios. En el salmo 73 el salmista recibió revelación en el santuario, y en el salmo 77 él encuentra la respuesta también en el santuario. Los versículos del 16 al 20 además nos dicen que el camino de Dios está “en el mar [...] en las aguas inmensas”. Esto indica que el camino de Dios está escondido; no obstante, podemos conocer el camino escondido de Dios al estar en Su santuario.

SALMO 78: EL FRACASO DEL HOMBRE
Y LA RESTAURACIÓN DE DIOS

El salmo 78 nos dice cómo Dios edificó Su santuario entre Su pueblo, a pesar de la deshonestidad, infidelidad, inestabilidad y fracasos de éste. La primera sección, los versículos del 1 al 58, que son la parte principal de este salmo, revela cómo el pueblo le falló a Dios. Los versículos del 59 al 64 narran cómo Dios abandonó al pueblo e incluso Su tabernáculo que estaba entre ellos. “Por tanto, abandonó el tabernáculo de Silo, / la tienda en que moraba entre los hombres” (v. 60). Este tabernáculo fue la morada de Dios antes que el templo fuese edificado. “También entregó Su pueblo a la espada / y se enfureció contra Su heredad” (v. 62). Luego, los versículos del 65 al 72 nos describen cómo Dios restauró al pueblo y edificó Su santuario entre ellos de una mejor manera. “Entonces se despertó el Señor como de un sueño, / como un valiente que grita a causa del vino. / E hirió a Sus adversarios, haciéndolos volver atrás; / puso sobre ellos oprobio perpetuo” (vs. 65-66). El Señor había abandonado el tabernáculo, Su morada, como si hubiera estado durmiendo; pero ahora el Señor parecía haber despertado de Su sueño. “Mas escogió a la tribu de Judá, / el monte Sion, al cual amaba. / Y edificó Su santuario como las alturas, / como la tierra que ha fundado para siempre” (vs. 68-69). Esto indica que a veces, ya sea que nosotros seamos fieles o no, el Señor aún hará algo para llevar a cabo Su propósito. El Señor escogió un lugar y edificó Su santuario, exaltándolo tan alto como los cielos y haciéndolo tan estable como la tierra.

Los versículos del 70 al 72 dicen que Dios en Su obra de restauración también escogió a David (un tipo de Cristo) para que pastoreara a Su pueblo. El pastoreo, la alimentación de Cristo, siempre acompaña la obra de recobro del Señor.


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