Estudio-vida de Apocalipsispor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-1446-6
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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La religión nos persigue porque no cooperamos con ella. La persecución que sufrimos hoy es la persecución en Jesús. El sufre persecución ahora junto con Sus seguidores (Hch. 9:4-5). Como nosotros sufrimos hoy, El sufre en nosotros y con nosotros. Cuando Saulo de Tarso iba rumbo a Damasco con la intención de arrestar a todos los que invocaban el nombre de Jesús, el Señor Jesús lo derribó y le dijo: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” (Hch. 9:4). Cuando Saulo dijo: “¿Quién eres, Señor?” Jesús le dijo: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues” (Hch. 9:5). Saulo nunca pensó que estaba persiguiendo al Señor Jesús. El creía que Jesús estaba en la tumba y que él estaba persiguiendo a Esteban y a los demás seguidores de Jesús. Pero para el Señor Jesús, Saulo lo estaba persiguiendo a El, porque en ese momento Jesús estaba en Esteban, en Pedro, en Juan y en todos los demás miembros del Cuerpo y era uno con ellos. Lo mismo es cierto hoy. Cuando los religiosos nos persiguen, en realidad persiguen a Jesús, porque Jesús está en nosotros y es uno con nosotros. Debemos consolarnos al saber que el sufrimiento que estamos experimentando es la persecución en Jesús. Somos copartícipes de la tribulación en Jesús.
Los seguidores de Jesús también son perseguidos en esta era y llevan Su vituperio (2:10; Jn. 16:2, 33; Hch. 14:22; He. 13:13). Hebreos 13:13 dice: “Salgamos, pues, a El, fuera del campamento, llevando Su vituperio”. Cuando el Señor Jesús estuvo en la tierra, sufrió el vituperio de la religión. Ahora nosotros Sus seguidores tenemos que llevar Su vituperio, y sufrir injurias de parte de la religión. Esto es ser copartícipes de la tribulación en Jesús.
Sin embargo, algunos sufrimientos pueden ser causados no por seguir a Jesús, sino por nuestra propia insensatez. Este sufrimiento no puede llamarse propiamente el sufrimiento en Jesús. Ninguno de nosotros debe causar problemas por su necedad. Debemos ser honestos y fieles al testimonio del Señor. Si nuestra honestidad y fidelidad nos traen sufrimientos y persecuciones, eso es la persecución en Jesús, y también Jesús sufre con nosotros.
Es imposible evitar la persecución de la religión. No podemos escapar de ella, porque el enemigo la utiliza ahora más que nunca. Nada estorba más la economía de Dios que la religión. Nada ciega, cubre y vela al hombre más que la religión, la cual le impide ver la economía de Dios. Millones de personas han sido cegadas por la religión. En todo el mundo la religión ciega y venda los ojos de la gente para que no vea la economía de Dios. Por esta razón se está librando una guerra. En esta guerra debemos sonar la trompeta diciendo: “Salid de la religión, quitaos los velos que cubren vuestros ojos, y abandonad los conceptos religiosos”. Cuando hacemos esto, surge la oposición. Algunos amigos bienintencionados han venido a mí a aconsejarme que transija un poquito. Nosotros nunca transigiremos. Los que esperan la venida del Señor Jesús tienen que participar de Sus sufrimientos. No diga simplemente: “Señor Jesús te amo, Ven pronto”. Si usted dice esto, el Señor contestará: “Quiero que sufras por Mí y conmigo”. No trate de evitar la persecución. Si usamos nuestra destreza para evitar la persecución, entonces no estaremos esperando debidamente la venida del Señor. Si usted en verdad espera la venida del Señor, surgirá la persecución religiosa en contra de usted. Pero no debemos provocar persecución actuando insensatamente. En este sentido, tenemos que ser prudentes como serpientes y sencillos como palomas (Mt. 10:16).
Si somos copartícipes en la tribulación en Jesús, somos copartícipes en el reino. Participar de la persecución en Jesús, es participar del reino. Si usted no sabe lo que es la persecución, tampoco sabe lo que es el reino.
Muchos cristianos tienen un concepto equivocado del reino. Algunos dicen que el reino ya vino, pero que fue rechazado y suspendido. Los que tienen este concepto dicen que el reino vendrá en el futuro. Según esta enseñanza, cuando el Señor Jesús regrese, traerá consigo el reino que había sido pospuesto. Esto no es más que vana doctrina. El reino estaba con Jesús cuando El estuvo en la tierra. El Señor Jesús les dijo a los fariseos: “El reino de Dios no vendrá de modo que pueda observarse, ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros” (Lc. 17:20-21). En este pasaje vemos que el reino estaba dondequiera que Cristo estuviese. En Mateo 12:28 el Señor dijo: “Si Yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, entonces ha llegado a vosotros el reino de Dios”. Esto significa que el reino estaba con el Señor mientras El estaba en la tierra.
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