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Estudio-vida de los Salmospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0265-4
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Actualmente disponible en: Capítulo 7 de 45 Sección 5 de 5

4. En Su ascensión

Por último, el salmo 16 revela al Dios-hombre, a Cristo, en Su ascensión (v. 11b y c; Hch. 2:28b).

a. En la presencia de Dios
El participa en la plenitud de gozo

Cristo está ante la presencia de Dios, donde participa en la plenitud de gozo, lo cual indica que Cristo ha ascendido a los cielos para disfrutar lo que logró y obtuvo (Sal. 16:11b; Hch. 1:11; Fil. 2:9-11). En Su ascensión, entre muchas otras cosas, El logró el reinado, el señorío y la autoridad soberana y además fue calificado para ser un Salvador que pudiera salvar a otros (Hch. 5:31). El también obtuvo muchas cosas en Su ascensión.

b. A la diestra de Dios, disfruta delicias para siempre

En Su ascensión, Cristo disfruta delicias para siempre a la diestra de Dios, lo cual indica que Cristo está también a la diestra de Dios en Su ascensión para sobrepasar todo con miras a que sea cumplida la economía eterna de Dios respecto a la iglesia, el Cuerpo de Cristo (Sal. 16:11c; Ef. 1:20b-23). Este es el maravilloso Dios-hombre presentado en el salmo 16.

Es necesario que veamos la revelación divina de esta maravillosa persona en los salmos. Tal vez seamos como el ciego que fue sanado por el Señor en Marcos 8. Después de que el Señor posara Sus manos en él, le preguntó si podía ver algo. El ciego respondió que veía a los hombres como árboles que andaban. El Señor tuvo que volver a poner Sus manos en este hombre para que pudiera ver claramente (vs. 22-25). Quizás seamos como este hombre debido a que nuestros ojos todavía no se abren totalmente. Pero al profundizarnos más en los salmos con el transcurso de las semanas, nuestros ojos se abren cada vez más y podemos ver mejor.

Es necesario que nuestros ojos se abran hasta que tengamos una visión completa, una revelación completa, respecto a esta maravillosa persona. El es la Palabra de Dios; más aún, El es Dios mismo. En la eternidad pasada, El era totalmente divino y no poseía la naturaleza humana. Pero un día en el tiempo El se encarnó y se vistió de la humanidad. El vino a ser un Dios-hombre, poseyendo un cuerpo humano, y vivió en la tierra por treinta y tres años y medio. Luego El entró en la muerte para cumplir la redención conforme al propósito eterno de Dios, conforme a la economía de Dios.

Cristo salió de la muerte y entró en la resurrección. En Su resurrección, El introdujo Su humanidad en la divinidad y así fue engendrado por Dios para llegar a ser el Primogénito de Dios, y Dios regeneró a todos los que creían en El para que éstos fueran los muchos hijos de Dios. Además, en la resurrección El llegó a ser el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45b). Como el Espíritu vivificante, El está ahora en Sus creyentes como vida y como suministro de vida para ellos.

El ascendió a los cielos para lograr muchas posiciones y para obtener muchas calificaciones. En Su ascensión El fue hecho Señor, Rey, Soberano, Salvador y Cristo para el cumplimiento de la economía de Dios a fin de que Dios pudiera producir un organismo, es decir, el Cuerpo de Cristo en resurrección como la iglesia.

Este es el Cristo revelado en el salmo 16. Este es el hombre que puede morar en el templo de Dios y habitar en el monte santo de Dios. Un hombre como éste no es un buen hombre conforme a la ley, sino un Dios-hombre conforme a Dios mismo como vida y como suministro de vida.

III. LA HISTORIA DE LOS SALMOS DEL 1 AL 16

Del salmo 1 al salmo 16 hay una historia que debemos ver. La historia comienza en el salmo 1 con un hombre que aprecia la ley, que atesora el guardar la ley y que aprecia sumamente a los que guardan la ley. Luego en el salmo 2 Dios viene a declarar que Cristo era Su Ungido. Dios lo ungió y lo puso para que fuese Rey. Dios también lo engendró en Su humanidad para que fuese el Primogénito de Dios. Por consiguiente, todos tenemos que refugiarnos en El, creer en El. También tenemos que besarlo, amarlo. Esto es el segundo paso de la historia.

Después de que el salmo 2 fue escrito, David, el que apreciaba la ley, cometió el peor de los pecados. El cometió adulterio con la mujer de Urías y mató a Urías (2 S. 11). Ya hemos visto que mediante ese terrible pecado, David quebrantó los últimos cinco mandamientos (Ex. 20:13-17). El asesinó a Urías, cometió fornicación, le robó su mujer a Urías, le mintió a Urías y codició la mujer de Urías.

El título del salmo 3 dice que este salmo fue escrito cuando David huía de su hijo Absalón. David huía de su hijo debido a que éste se había rebelado contra él. Esta rebelión fue producto del pecado que David cometió de fornicación y asesinato. Debido a este pecado, Dios permitió que la fornicación y el asesinato ocurrieran en la familia de David entre sus hijos. Uno de los hijos de David cometió fornicación con su hija, y luego Absalón mató al hijo del que hizo aquello (2 S. 13). Por último, Absalón se rebeló contra David (2 S. 15).

Después de esto quisiera agregar algo que debemos ver. Cuando David cometió su terrible pecado, Dios apartó Su mano de David y dejó de sostenerlo. Si Dios lo hubiera querido, El pudo haber arreglado la situación de tal modo que David nunca hubiera visto a la mujer de Urías. Hubo una serie de circunstancias que le dieron a David la oportunidad de pecar. Dios permitió que esto le ocurriera a David. Debemos considerar por qué Dios permitió esto. David apreciaba la ley y hasta se apreciaba sumamente a sí mismo. Por consiguiente, Dios apartó Su mano de David y dejó de sostenerlo a fin de que David se viera totalmente expuesto, no sólo ante sí mismo, sino también ante todos los hijos de Dios a lo largo de las generaciones hasta hoy.

David fue totalmente expuesto. No creo que ninguno de nosotros haya sido totalmente expuesto o declarado culpable de nuestro pecado. Esto se debe a que Dios en Su misericordia no nos ha expuesto hasta el grado en que expuso a David. Es difícil creer que un siervo de Dios tan piadoso como David pudiera cometer un pecado tan terrible. ¡Conspiró para asesinar a uno de sus soldados, y luego le robó su mujer! ¿Quién podría creer que un rey tan piadoso como David hubiera podido hacer esto? Dios permitió que eso ocurriera. Por un tiempo Dios apartó de David Su mano, y dejó de preservarlo, protegerlo y sostenerlo. David pensaba que él guardaba la ley, pero Dios arregló el ambiente para mostrarle a David que él no podía guardar la ley. Alrededor de David se formó un ambiente que correspondía con la pecadora carne de David, permitiendo que su carne surgiera y que él fuera totalmente expuesto.

David cometió este gran pecado aproximadamente mil años antes de que Cristo viniera. Muchos años después, el Nuevo Testamento todavía hace referencia a este pecado. Hasta en la genealogía de Cristo, Mateo 1:6 dice: “David engendró a Salomón de la que fue mujer de Urías”. ¡Qué relato tan desagradable! ¿Cómo podría alguien engendrar un hijo de la mujer de otro? Aún ahora David es expuesto.

David fue expuesto y más tarde fue probado con la rebelión de Absalón. Cuando Absalón perseguía a David, éste oró las oraciones contenidas en los salmos 3—7. Después de considerar los salmos 3—7 a la luz de la economía neotestamentaria de Dios, hemos visto que estos salmos no deben ser tomados como modelo para nuestra oración. En ellos vemos los sufrimientos de David, su deseo de ser vengado de sus adversarios, y su autojustificación. No vemos ningún arrepentimiento, ninguna confesión de su falta, ni autocondenación alguna. Esta es la historia de alguien que apreciaba la ley y que fue expuesto. No hay señal ni indicación alguna de que él fuera humilde, de que se negara a sí mismo, ni de autocondenación. El estuvo a prueba durante la rebelión de Absalón, y tal prueba no sacó a flote nada positivo en estos salmos.

Luego, en el salmo 8, Dios vino e inspiró a David. Este salmo es la inspirada alabanza de David tocante a la excelencia de Cristo. Después del salmo 8, la historia continúa con los salmos 9—14, los cuales muestran el concepto humano de David tocante al juicio de Dios sobre los enemigos de David y su concepto tocante a la condición del hombre delante de Dios. Luego el salmo 15 habla del concepto de David respecto a que un hombre que sea perfecto según la ley puede morar con Dios para satisfacer el deseo del corazón de Dios. Sin embargo, en el salmo 16 vemos la revelación divina de que el único que puede morar con Dios para satisfacer el deseo del corazón de Dios es el Dios-hombre, Cristo. Cristo, el Dios-hombre, en Su vivir humano, Su muerte, Su resurrección y Su ascensión es la centralidad y la universalidad de la economía de Dios; El es el hombre que puede morar con Dios para satisfacer el deseo de Su corazón y Su beneplácito. Espero que podamos tener presente la historia de estos dieciséis salmos. Luego podremos entender su verdadera importancia.


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