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Gran misterio: Cristo y la iglesia, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-8704-0
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CAPÍTULO SEIS

LA IGLESIA ES EL CUERPO DE CRISTO

Lectura bíblica: Ef. 4:4-6, 13-16, 22-24

NUESTRA VISIÓN BÁSICA
ES EL MISTERIO PROFUNDO OCULTO EN LA BIBLIA

El Señor nos ha mostrado una visión. Esta visión no sólo incluye la revelación hallada en la superficie de la Biblia, sino también el misterio profundo oculto en la Biblia. Cualquiera puede entender la revelación hallada en la superficie de la Biblia; sin embargo, para entender el misterio oculto en las profundidades de la Biblia, debemos ser iluminados por Dios y necesitamos mucha experiencia. Sin luz y sin experiencia, es difícil ver el misterio oculto en la Biblia.

El misterio profundo oculto en la Biblia está relacionado con Dios, porque Dios es un misterio. El universo que Él creó también es un misterio. A lo largo de los siglos, las preguntas relacionadas con el significado del universo y el propósito de la existencia del hombre no han sido resueltas. La Biblia revela que el Señor Jesús fue la persona más excelente en la historia humana. Ningún historiador puede entender al Señor Jesús ni describirle por completo. Por tanto, el Señor Jesús es un misterio. La Biblia habla de otro asunto que guarda relación con el significado del universo y con el significado de la existencia humana. Este asunto es la iglesia.

El significado de la palabra iglesia es la “asamblea de los que han sido llamados a salir”. Hay millones de personas en el mundo, pero sólo un pequeño número de ellos creen en el Señor Jesús, han sido limpiados por Su sangre preciosa y han sido regenerados por el Espíritu. Ellos han sido llamados y apartados por Dios. Cuando se reúnen, son la asamblea de los llamados. Antes que el cristianismo llegara a China, el término asamblea de los llamados no se usaba en la antigua literatura china. La palabra iglesia fue traducida al chino como “asamblea religiosa”. La palabra religiosa no es apropiada. La frase asamblea de los llamados es mucho mejor que asamblea religiosa. Somos la asamblea de los llamados. Sin embargo, el término asamblea de los llamados no puede explicar cabalmente el significado de este misterio. La iglesia es un verdadero misterio.

Dios es un misterio, el universo es un misterio, Cristo es un misterio y la iglesia es un misterio. Los que desean conocer estos misterios deben leer la Biblia. Lamentablemente, ellos no los ven ni siquiera después de leer la Biblia varias veces. Quienes leen la Biblia saben que Dios creó los cielos y la tierra y que el hombre pecó. También saben que Dios envió a Su Hijo, Jesucristo, para que efectuara la redención del hombre. Es fácil ver estas cosas en la Biblia, pero no es fácil ver el misterio de Dios, ni el misterio del universo ni el misterio de Cristo. Las personas ven al Cristo que se halla en la superficie de la Biblia, pero no ven el misterio de Cristo; no ven que la iglesia es un misterio. Pueden ver lo que está en la superficie, pero no las cosas profundas. Pueden ver la revelación hallada en la superficie, pero no tienen una visión del misterio. En las últimas décadas Dios ha abierto la Biblia y nos ha dado una visión de este misterio.

El misterio de Dios es Cristo; Cristo es el misterio de Dios. Si queremos conocer a Dios, tenemos que acudir a Cristo. Cuando hallamos a Cristo, hallamos a Dios. Cuando conocemos a Cristo, conocemos a Dios. ¿Quién es Dios? Si queremos conocer a Dios, debemos mirar a Cristo, porque Cristo es la definición, explicación, significado y expresión de Dios. Todo lo que Dios es, todo lo que Él hace y todo lo que Él tiene habita en Cristo. Todo lo relacionado con Dios habita en Cristo. Cristo es la corporificación de Dios; por tanto, conocer a Cristo es conocer a Dios. Cristo nació como hombre, vivió en la tierra durante treinta y tres años y medio, fue crucificado y resucitó de los muertos. Ahora Él es el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45). Después de pasar por este proceso, Cristo fue manifestado como misterio de Dios. Ahora sabemos la manera de tener contacto con Dios. Todo lo que Dios es, tiene y hace se encuentra en Cristo y se expresa por medio de Cristo. Cristo es el misterio de Dios.

EL MISTERIO DE CRISTO ES LA IGLESIA

Dios es un misterio, y Cristo también es un misterio. La Biblia revela que el misterio de Dios es Cristo y que el misterio de Cristo es la iglesia (Col. 2:2; Ef. 3:4-6). La iglesia es el misterio de Cristo. En otras palabras, la iglesia es la imagen, expresión y explicación de Cristo. No deberíamos pensar que la iglesia se refiere a una capilla. La iglesia no es una capilla. Además, la iglesia como misterio no alude meramente a una congregación de un grupo de personas que han sido salvas y llamadas por Dios. Aun cuando conocemos la apariencia externa del cuerpo físico de una persona, no conocemos sus pensamientos, ideas, emociones, estados de ánimo ni intenciones, ni tampoco conocemos su constitución espiritual. No conocemos su persona interior, porque su verdadera persona no puede ser plenamente expresada ni representada por los miembros de su cuerpo. Cada creyente es una parte de la iglesia; por tanto, los creyentes colectivamente son la iglesia. Sin embargo, ésta es sólo una descripción externa de la iglesia. La iglesia tiene un aspecto más profundo e intrínseco. El aspecto intrínseco de la iglesia es Cristo.

Cuando un hermano es salvo, otros pueden ver que él ha creído en Jesús y que asiste a las reuniones, pero probablemente no saben lo que le ha sucedido en su interior. Tal vez ni el hermano mismo es capaz de explicarse lo que le sucedió. Algo le ocurrió interiormente, pero no lo puede explicar. El hecho que no lo pueda explicar nos habla de un misterio. Antes de ser salvo, él se enojaba con facilidad, iba a los cines, jugaba naipes para relajarse, e incluso maldecía o golpeaba a la gente. Pero un día él creyó en el Señor, oró e invocó Su nombre. Luego, algo sucedió dentro de él. Cuando quería enojarse, una voz dentro de él le decía: “No pierdas la paciencia. Detente”. Antes de ser salvo, él se sentía mejor cuando se enojaba. Pero después que recibió su salvación, ya no se sentía bien cuando perdía la paciencia, porque Alguien dentro de él lo molestaba. Este Alguien es el Señor Jesucristo. Otros tal vez no entiendan esto, pero nosotros sabemos que hay una persona viviente en nuestro ser. Esta persona viviente es el Señor Jesucristo.

El Señor Jesús está en nosotros. Algunas personas dicen que no podemos verle a Él ni sentirle. Es cierto que no podemos verle, pero es incorrecto decir que no podemos sentirle. A veces no estamos conscientes de Él, pero otras veces sentimos que Él nos está molestando. Antes nadie podía controlarnos cuando nos enojábamos. Sin embargo, ahora cuando estamos enojados, Él no sólo nos regula, incluso puede ser que nos reprenda, preguntando: “¿Por qué te enojas cuando te equivocas?”. Todos los creyentes han tenido experiencias semejantes.

Cristo es el Señor veraz y viviente. Él es el Espíritu que mora en nosotros. Los cristianos pueden ser vivientes, fuertes y no temerle a la persecución, y pueden vencer el pecado y las tinieblas debido al Señor. Antes de ser salva, una persona podía fácilmente ser tentada a pecar, pero después de ser salva, no flaquea tan fácilmente al ser tentada. Incluso puede vencer las tentaciones, porque hay poder en su interior. Este poder viviente es Cristo. Cristo es el Espíritu vivificante en nosotros. Ésta es la experiencia del Cristo que mora en nosotros.

Antes de creer en el Señor Jesús, estábamos solos, pero ahora ya no lo estamos; hay una persona en nosotros. Esta persona es el Señor Jesús. Él es tan bueno que frecuentemente le damos gracias y le alabamos. Sin embargo, a veces Él nos molesta y no nos deja en paz. Quizás una hermana quiere comprarse un vestido, pero el Señor no quiere que lo compre. Por esta razón, Él expresa Su parecer y le hace sentir que Él no está de acuerdo. Si la hermana insiste en comprar el vestido, Él la perturbará. Mientras ella habla con la vendedora, puede ser que Él diga: “¿Por qué estás regateando con ella? Vete a casa. ¡No lo compres!”. La hermana le está hablando a la vendedora, pero el Señor le está hablando a la hermana. Tal vez ella se ponga triste e incluso enojada, pero el Señor no se enoja. Si la hermana continua insistiendo, no tendrá paz, porque el Señor continuará diciéndole que Él no aprueba esa compra. Podría ser que Él la perturbe tanto que ella no puede comer bien ni dormir bien por varios días. Ésta es una experiencia del Cristo que vive en nosotros.

En el recobro del Señor, nosotros los cristianos hemos sido cautivados por Cristo; Él nos ha encantado. Tenemos muchas reuniones cada semana, y siempre acudimos al salón de reunión. Vamos al salón de reunión después de trabajar, y también en los días festivos. Nuestros parientes y nuestras amistades no entienden por qué nos interesa más ir al salón de reunión que viajar o salir de paseo. En el salón de reunión sólo hay Biblias, himnarios y libros espirituales. Puede ser que nuestros parientes y nuestras amistades incluso nos sigan a la reunión para descubrir qué es lo que hacemos. En el salón de reunión ellos sólo ven que las personas cantan himnos, oran y escuchan la palabra del Señor. Puesto que no entienden lo que hacemos, para ellos la iglesia es un misterio.

Aunque yo era joven cuando creí en el Señor Jesús, iba frecuentemente a las reuniones porque fui conmovido por el Señor. Como resultado, mi madre me dijo: “Yo también creo en Jesús, pero sólo voy en la mañana del día del Señor. ¿Por qué asistes a tres reuniones en el día del Señor? Vas a una reunión en la mañana, a otra en la tarde y otra en la noche. ¿Por qué también vas a tantas reuniones durante la semana?”. En ese entonces yo tenía cerca de veintiún años de edad. No disfrutaba nada más que ir a las reuniones. Aun si llovía a cántaros, no estaba contento a menos que fuera a la reunión. Tan pronto entraba en el salón de reunión, me sentía contento. Cuando me sentaba allí, se me olvidaban todos mis problemas. Esto es un misterio.

Cristo es un misterio, y Cristo en nosotros también es un misterio. El Cristo que está en usted no está separado del Cristo que está en mí. Cristo en nosotros es un hecho que puede compararse con la electricidad. Podemos ser como muchas bombillas de luz por las cuales fluye la corriente eléctrica.

Cristo está fluyendo a través de todos nosotros, y Su fluir nos vincula a todos. Estamos unidos como una sola entidad en virtud de Cristo, por medio de Cristo y en Cristo; esta entidad única es la iglesia. Hablando con propiedad, usted no es la iglesia, y yo no soy la iglesia; nosotros no somos la iglesia. La iglesia es el Cristo que está en usted, en mí y en todos nosotros. La iglesia es Cristo en Sus creyentes. Si Cristo no hubiera entrado en nosotros, Él seguiría siendo Cristo pero no la iglesia. Cuando Él entra en nosotros, Él llega a ser la iglesia.

La iglesia no es el Cristo que está en el cielo, ni el Cristo que está fuera de nosotros. A fin de ser la iglesia, Cristo tiene que entrar en nosotros. La iglesia es un misterio porque Cristo en nosotros es un misterio. La iglesia es profunda y misteriosa. No es una capilla, ni es meramente una congregación de un grupo de personas que creen en Jesús. La iglesia es Cristo en todos los santos.

Somos aquellos que Dios llamó, y Cristo está en nosotros. Si al congregarnos estamos llenos de críticas y argumentos, no somos la iglesia. La iglesia es el Cristo que se expresa a través de nosotros. Cuando nos congregamos y exhibimos a Cristo, somos la iglesia. La iglesia no es meramente una congregación de un grupo de personas. La iglesia es Cristo en nosotros, y el Cristo que expresamos en nuestro vivir.


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