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Conclusión del Nuevo Testamento, La (Mensajes 254-264)por Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-7270-1
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LA CONCLUSIÓN
DEL NUEVO TESTAMENTO

MENSAJE DOSCIENTOS CINCUENTA Y NUEVE

LA NUEVA JERUSALÉN

(6)

Hemos visto que la Nueva Jerusalén es la Jerusalén de arriba, la ciudad del Dios vivo, una señal, el tabernáculo de Dios y la esposa del Cristo redentor. En este mensaje comenzaremos a considerar los muchos aspectos de la Nueva Jerusalén como ciudad santa.

VI. LA CIUDAD SANTA

La Nueva Jerusalén es la ciudad santa (Ap. 21:2, 10). La designación ciudad santa significa que la Nueva Jerusalén es una ciudad santificada y separada para Dios con miras al cumplimiento de Su propósito. Como ciudad santa de Dios, la Nueva Jerusalén es santa, ha sido santificada, está completamente apartada para Dios y está íntegramente saturada con la naturaleza santa de Dios para ser Su habitación. Dicha ciudad santa está íntegramente empapada de Dios y se ha mezclado completamente con Él. Esta gran ciudad ha sido absolutamente apartada para Dios y saturada con Él. La Nueva Jerusalén ha sido santificada y apartada para Dios en cuanto a su posición y también ha sido santificada y saturada con Dios mismo en cuanto a su manera de ser. Ella es santa tanto extrínseca como intrínsecamente. Es una entidad completa e íntegramente santa, que corresponde con la naturaleza santa de Dios para ser Su expresión a fin de cumplir el deseo de Su corazón.

En el Nuevo Testamento la palabra santo no solamente significa ser apartados para Dios, sino también ser saturados con Dios, mientras que en el Antiguo Testamento ser hechos santos solamente implica haber sido apartados para Dios. En el Antiguo Testamento no vemos que se hable de ser saturados con Dios, y allí la santidad, o la santificación, únicamente guarda relación con nuestra posición, no con nuestra manera de ser. Pero en el Nuevo Testamento vemos la santificación objetiva, la santificación en cuanto a nuestra posición, y también vemos la santificación subjetiva, la santificación en cuanto a nuestra manera de ser (Mt. 23:17, 19; Ro. 6:19, 22; 1 Ts. 5:23). En la santificación posicional únicamente ocurre un cambio de posición, pero en la santificación en cuanto a nuestra manera de ser se produce la transformación en nuestra naturaleza y elemento. La Nueva Jerusalén como ciudad santa es santa no meramente en el sentido antiguotestamentario, sino también en el sentido neotestamentario. Esto significa que la Nueva Jerusalén no es meramente una ciudad que ha sido apartada para Dios, sino también una ciudad que está saturada con Dios.

Con base en este principio, podemos ver que la ciudad santa, la Nueva Jerusalén, no puede ser una ciudad física, pues una ciudad física no puede ser saturada con Dios. La Nueva Jerusalén es una ciudad compuesta de personas vivientes que han sido apartadas para Dios y que están saturadas con Él.

A. Edificada con todos los santos
que fueron redimidos y perfeccionados

La Nueva Jerusalén, la ciudad santa, es edificada con todos los santos —tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento— que fueron redimidos y perfeccionados. Esto significa que la Nueva Jerusalén es una entidad viviente compuesta de todos los redimidos por Dios. La ciudad santa es, por tanto, un edificio viviente.

Todos los santos —tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento— son los componentes, los constituyentes, de la Nueva Jerusalén a fin de ser la expresión de Dios. Todos los santos son hijos de Dios que han sido regenerados y transformados por Él. Ellos son los hijos de Dios a los que se refiere Apocalipsis 21:7. Puesto que ellos poseen la vida y naturaleza de Dios, son diferentes de los pueblos mencionados en Apocalipsis 21:3, los cuales son las naciones alrededor de la Nueva Jerusalén mencionadas en Apocalipsis 21:24 y 22:2. La Nueva Jerusalén en el cielo nuevo y la tierra nueva constituirá el conglomerado formado por todos los hijos de Dios, que han sido redimidos, regenerados, santificados, transformados y glorificados para la edificación de la Nueva Jerusalén como máxima manifestación de Dios por la eternidad.

1. Los nombres de las doce tribus de Israel
representan a todos los santos
del Antiguo Testamento

La Nueva Jerusalén está compuesta, en primer lugar, por los santos del Antiguo Testamento. En la Nueva Jerusalén los nombres de las doce tribus de Israel representan a todos los santos del Antiguo Testamento. Estos nombres están inscritos en las doce puertas de la ciudad. “En las puertas, doce ángeles, y nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel” (Ap. 21:12b). Cada puerta lleva el nombre de una tribu. Ésta es una señal que denota que las puertas son personas vivas. Aquí la mención de Israel indica que la Nueva Jerusalén está compuesta por todos los santos redimidos del Antiguo Testamento.


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