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Pensamiento central de Dios, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-7041-7
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LAS DOS LÍNEAS DE EDIFICACIÓN
HALLADAS EN EL NUEVO TESTAMENTO

Ahora llegamos al Nuevo Testamento, que es un relato más acerca de la edificación. En Mateo 16 Pedro le hizo al Señor esta confesión: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (v. 16), y el Señor le respondió: “Yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré Mi iglesia” (v. 18). Si conocemos a Cristo de manera viviente, comprenderemos que somos material útil para la edificación de la iglesia. En las enseñanzas del Nuevo Testamento, el Señor es comparado repetidas veces a una piedra. En Mateo 21:42 el Señor Jesús, citando Salmos 118:22-23, les dijo a los judíos que Él es la piedra del ángulo para el edificio de Dios. Cristo no sólo es la piedra del fundamento (Is. 28:16) y la piedra cimera (Zac. 4:7), sino también la piedra del ángulo. Cuando Pedro predicó a Cristo en Hechos 4:11, él les dijo a los judíos: “Este Jesús es la piedra menospreciada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo”. Esto indica que él predicaba al Cristo que no sólo es el Salvador que trae la salvación a los pecadores, sino también la piedra útil para el edificio de Dios.

En las Epístolas el apóstol Pablo habla mucho acerca de la edificación. Podemos afirmar que la enseñanza del apóstol Pablo es una enseñanza acerca de la edificación. En 1 Corintios 3:9 él nos dice: “Nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois [...] edificio de Dios”. En el siguiente versículo él nos dice que era un sabio arquitecto, que encabezaba un grupo de obreros con el fin de que se edificara la casa de Dios. Luego en el versículo 12 nos dice que debemos edificar la iglesia con oro, plata y piedras preciosas. En Efesios 2:20-21 él nos dice que Cristo Jesús es la piedra del ángulo “en quien todo el edificio, bien acoplado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor”. En 4:12 él nos habla del perfeccionamiento de los santos para la obra del ministerio, para la edificación del Cuerpo de Cristo.

Pedro en su primera epístola también nos enseña acerca de la edificación de la iglesia. Él se refiere al Señor como “piedra viva, desechada por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa” (2:4). Luego continúa diciendo: “Vosotros también, como piedras vivas, sois edificados como casa espiritual hasta ser un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo” (v. 5). Esto muestra que nosotros somos el edificio de Dios para servir a Dios, para contactar a Dios y para expresarle.

Luego, en el último libro del Nuevo Testamento vemos dos grandes ciudades. No se olviden que además de la Nueva Jerusalén (Ap. 21:2) hay una ciudad llamada “Misterio, Babilonia la Grande” (17:5). En este último libro de las Escrituras, se menciona a Babilonia de nuevo, esta vez como algo que se opone a la Nueva Jerusalén. Estas dos ciudades son dos recipientes. Una de ellas contiene a Satanás y toda su corrupción, confusión, complicación y división. El libro de Apocalipsis nos muestra cuánta corrupción, confusión, complicación y división hay en esta Babilonia misteriosa, la gran Babilonia de misterio. Éste es el edificio de Satanás, que se compone de seres humanos y se halla entre ellos. Satanás está edificando una ciudad misteriosa en el linaje humano, entre el linaje humano y con éste como material, a fin de que dicha ciudad lo contenga y exprese. Por otra parte, el Señor está edificando una ciudad santa, la Nueva Jerusalén, entre el linaje humano y con éste como el material, a fin de que esta ciudad contenga a Dios y lo exprese. Si leemos Apocalipsis, veremos estas dos ciudades: la ciudad de Satanás y la ciudad de Dios; la ciudad pecaminosa y la ciudad santa; la ciudad que está llena de la corrupción de Satanás y la ciudad que está llena de la santidad de Dios; la ciudad que está llena de las tinieblas satánicas y la ciudad que está llena de la luz de Dios; la ciudad que es la encarnación de Satanás y la ciudad que es el agrandamiento de la encarnación de Dios. Lo que Dios está haciendo hoy es, por un lado, edificar Su ciudad santa y, por otro, destruir la Gran Babilonia misteriosa. Un día, esta gran ciudad de Babilonia será completamente destruida. Después que esta gran ciudad satánica y pecaminosa sea destruida, vendrá el momento en que la Nueva Jerusalén, la ciudad santa, se manifestará.

¿Pueden ver este cuadro en todas las Escrituras? Es un relato acerca de la edificación. Por un lado, tenemos el relato positivo del edificio divino y, por otro, tenemos el relato negativo del edificio satánico, el edificio diabólico. En todas las dispensaciones, generaciones y edades, el principio es exactamente el mismo.


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