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Cuatro elementos cruciales de la Biblia: Cristo, el Espíritu, la vida y la iglesia, Lospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6380-8
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Efesios 3:16-17

El segundo pasaje en el Nuevo Testamento que nos habla del Dios Triuno es Efesios 3:16-17, que dice: “Para que os dé [el Padre], conforme a las riquezas de Su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por Su Espíritu; para que Cristo [el Hijo] haga Su hogar en vuestros corazones por medio de la fe”. Ésta es la oración del apóstol Pablo en la cual pide que los creyentes puedan experimentar la plenitud de Dios conforme a las riquezas de la gloria del Padre para que ellos sean llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios (v. 19b). El Padre escucha la oración de Pablo y les concede a los creyentes el ser fortalecidos en el hombre interior por el Espíritu. Después, Cristo puede hacer Su hogar en los corazones de los creyentes. Es verdaderamente maravilloso que Pablo ore al Padre, pero cuando el Padre contesta su oración, Él viene por medio del Espíritu; sin embargo, el que hace Su hogar en los corazones de los creyentes es el Hijo. El resultado es que los creyentes son llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios; no simplemente la plenitud del Hijo o del Padre o del Espíritu, sino la plenitud de Dios. Si sondeamos este asunto, podremos ver que es verdaderamente misterioso.

En primer lugar, debemos preguntar por qué Pablo oró al Padre. Puesto que el Padre, el Hijo y el Espíritu son uno, ¿por qué él no oró directamente al Hijo pidiéndole que hiciera Su hogar en nuestros corazones? Charles Wesley escribió el himno que empieza así: “Escuchad en alta esfera” (Himnos, #49), y en la cuarta estrofa dijo: “¡Ven, Deseado de naciones! / ¡Haz Tu hogar en nuestro ser!”. La segunda línea fue escrita según Efesios 3:17. Sin embargo, Pablo no oró directamente al Hijo, sino que oró al Padre para que fuésemos fortalecidos por el Espíritu, a fin de que Cristo hiciera Su hogar en nuestros corazones. Si entendemos el principio bíblico, veremos que todo lo que va de nosotros a Dios empieza con Cristo, y que todo lo que viene a nosotros de Dios empieza con el Padre. En varios pasajes, al referirse a la Trinidad Divina, la Biblia no habla del Padre, del Hijo y del Espíritu, sino del Hijo, del Espíritu y del Padre, o del Padre, del Espíritu y del Hijo. Las tres parábolas de Lucas 15 hablan del Hijo, del Espíritu y del Padre; Dios viene en el Hijo como Pastor, luego el Espíritu viene, representado por la mujer, para traer iluminación y buscar, y finalmente el Padre recibe. Efesios 2:18 también nos habla del Hijo, del Espíritu y del Padre, es decir, de tener acceso por medio del Hijo y en el Espíritu al Padre. Lucas 15 y Efesios 2 hablan de nuestra ida a Dios. Pero Efesios 3:16-17 habla de Dios que viene a hacer Su hogar en nuestros corazones. Por lo tanto, la dirección es a la inversa: empieza con el Padre, continúa por medio del Espíritu y finalmente el Hijo viene a hacer Su hogar.

Me temo que muy pocas personas en el cristianismo pueden obtener dicha luz en su lectura de la Biblia. El cristianismo ha hecho un cuidadoso estudio de la geografía y de la historia bíblicas y ha investigado a cabalidad el significado original de las palabras en los idiomas bíblicos, tanto en hebreo como en griego. Sin embargo, han invertido gran parte de su energía estudiando las áreas equivocadas, y no han obtenido mucha luz. Es necesario estudiar la geografía, historia y el significado de las palabras originales, pero esto sólo sirve para ayudarnos a estudiar más a fondo a fin de conocer las verdades centrales de la Biblia. Tenemos que hacer el estudio apropiado si hemos de recibir luz.

Si queremos entrar en Dios a fin de disfrutarle y experimentarle, tenemos que empezar con el Hijo y tener acceso en el Espíritu al Padre. Luego, si queremos permitir que el Dios Triuno entre en nuestro ser, no podemos empezar con el Hijo, sino que debemos empezar con el Padre y pasar por medio del Espíritu para que el Hijo venga y haga Su hogar en nosotros. El resultado de que Él haga Su hogar de esta manera es que nosotros somos llenos de Dios, es decir, del Dios Triuno, a fin de llegar a ser la plenitud del Dios Triuno con miras a la expresión del Dios Triuno. Ésta es la verdad en cuanto a la Trinidad Divina revelada en Efesios 3:16-17 para la experiencia de los creyentes.

Efesios 4:4-6

El tercer pasaje del Nuevo Testamento que nos habla del Dios Triuno es Efesios 4:4-6, que dice: “Un Cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos”. Aquí vemos el Espíritu, el Hijo y el Padre, porque estos tres versículos se refieren al Cuerpo de Cristo. Cuando hablamos del Cuerpo de Cristo, debemos empezar con el Espíritu, porque es el Espíritu quien está en el Cuerpo. De ahí que se nos diga: “Un Cuerpo, y un Espíritu”. ¿Cómo viene este Espíritu a nosotros? Al ser puestos en Él por medio de nuestra fe en el Señor y de nuestro bautismo (Mr. 16:16; 1 Co. 12:13). Por tanto, se nos habla de “un Señor, una fe, un bautismo”. El resultado es que somos regenerados para llegar a ser hijos de Dios, y ganamos a Dios. Eso quiere decir que este Dios no es solamente el Dios que nos creó, sino también el Padre que nos regeneró. Él es nuestro Dios y Padre, quien es sobre nosotros, y por nosotros y en nosotros. Es así como el Dios Triuno —el Padre, el Hijo y el Espíritu— llega a ser nuestra realidad y nuestra experiencia en nuestro vivir como el fundamento y el elemento de todo nuestro vivir.

Si aún no hemos visto claramente que el Dios Triuno es uno solo, entonces nunca podremos explicar claramente estos pasajes. Si estos tres versículos fuesen explicados según las enseñanzas tradicionales del cristianismo, entonces algunos dirían que son tres Dioses diferentes, y algunos incluso dirían que Dios no es solamente tres en uno, sino cinco en uno: uno es el Espíritu, otro es el Señor y el otro está compuesto de “tres Dioses”, uno de los cuales está sobre nosotros, otro que está por nosotros y otro en nosotros. Este versículo no dice que Aquel que está sobre nosotros pasa por medio de nosotros y ahora mora en nosotros; esto abarcaría tres pasos. Aquí Pablo claramente nos dice que estos aspectos se cumplen de manera simultánea. El Dios y Padre está sobre nosotros y al mismo tiempo está por nosotros y está en nosotros. Puesto que Él es uno solo, ¿cómo podría Él al mismo tiempo estar sobre nosotros y por nosotros y en nosotros? Éste es el misterio del Dios Triuno, pero es una realidad en nuestra experiencia. En nuestra experiencia este Dios profundo y misterioso está sobre nosotros, por nosotros y en nosotros. Lo que el cristianismo ve es muy superficial, pero lo que nosotros creemos y experimentamos son los misterios divinos hallados en la Biblia. Hemos descubierto estos puntos profundos en la Biblia a fin de ayudar a los santos con la esperanza de darles una llave para abrir esta mina de tesoros. Espero que los hermanos y hermanas jóvenes tomen la carga de continuar buscando las riquezas halladas en la Biblia.

Efesios 4:4-6 habla del Cuerpo de Cristo. En el Cuerpo de Cristo hay un solo Espíritu. Este Espíritu es simplemente el Señor, y el Señor es el Padre. El Espíritu es el Hijo, el Hijo es el Padre y el Padre es el Dios Triuno, que puede estar sobre nosotros, por nosotros y en nosotros. Aquí las palabras sobre, por y en demuestran que Dios el Padre es el Dios Triuno. Este Dios Triuno es el Padre, el Hijo y el Espíritu. Si Él solamente fuera el Padre, sólo podría estar sobre nosotros; si fuera solamente el Hijo, sólo podría estar por nosotros; y si solamente fuera el Espíritu, sólo podría estar en nosotros. Pero Dios el Padre es el Padre y el Hijo y el Espíritu, así que puede estar sobre nosotros, por nosotros y en nosotros. Esto también nos muestra que nosotros no podemos experimentar sólo al Espíritu, como lo enseña el pentecostalismo, ni únicamente a Cristo, como lo enseña la teología “ortodoxa” y los maestros de la vida interior. Cuando experimentamos al Espíritu, experimentamos al Dios Triuno; y cuando experimentamos a Cristo, experimentamos al Dios Triuno. Esto es muy claro.

2 Corintios 13:14

El cuarto pasaje del Nuevo Testamento que habla acerca del Dios Triuno es 2 Corintios 13:14, el cual dice: “La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros”. ¿Son éstos tres pasos o un solo paso que tiene tres aspectos? ¿Se experimentan estos pasos de manera simultánea o sucesiva? ¿Experimentamos primero la gracia de Cristo, luego el amor del Padre y por último la comunión del Espíritu Santo? En realidad, éstos son tres aspectos que experimentamos al mismo tiempo. En la comunión del Espíritu Santo se encuentra la gracia del Señor Jesucristo, y la gracia del Señor Jesucristo nos trae el amor del Padre. La gracia y el amor en realidad son una misma cosa. El amor es la fuente escondida; cuando el amor se expresa, llega a ser la gracia. La comunión del Espíritu Santo es el derramamiento, la trasmisión y la aplicación, que aplica a nosotros el amor que el Padre manifiesta y que se expresa mediante la gracia del Señor Jesucristo. Por lo tanto, el amor, la gracia y la comunión son, de hecho, una misma cosa. Éstos tres no son tres cosas por separado, sino tres aspectos de una misma cosa, así como el Señor Jesucristo, Dios y el Espíritu Santo no son tres Dioses separados, sino tres hipóstasis del Dios único que no está dividido ni puede ser dividido. Por lo tanto, no podemos tener la comunión del Espíritu Santo sin la gracia del Señor Jesucristo y el amor de Dios.

EXPERIMENTAR A CRISTO
ES EXPERIMENTAR AL DIOS TRIUNO

Los cuatro pasajes anteriores del Nuevo Testamento claramente revelan al Dios Triuno y cada uno demuestra que experimentar a Cristo y experimentar al Espíritu Santo equivale en realidad a experimentar al Dios Triuno. Todos debemos deshacernos de nuestros conceptos naturales y de la influencia del cristianismo, recibir la revelación pura de la Biblia, y examinar correcta y diligentemente estas cosas en nuestra propia experiencia. Si fallamos y no llevamos a cabo estos puntos, no podremos experimentar al Dios Triuno de una manera cabal y completa.


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