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Lecciones de vida, tomo 2por Witness Lee

ISBN: 978-0-87083-294-9
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Actualmente disponible en: Capítulo 7 de 12 Sección 1 de 2

LECCION DIECINUEVE

SER LLENOS
INTERIOR Y EXTERIORMENTE
DEL ESPIRITU SANTO

(1)

Ya hemos visto en la lección diez que el Espíritu Santo es la expresión máxima del Dios Triuno, y que El es el Dios Triuno que alcanza a los creyentes y entra en ellos. Por lo tanto, el Espíritu Santo es para nuestra experiencia del Dios Triuno. Para experimentar al Dios Triuno debemos tener la experiencia práctica del Espíritu Santo. Gran parte de nuestra experiencia práctica del Espíritu Santo está relacionada con ser llenos de El interior y exteriormente.

I. LOS DOS ASPECTOS DEL ESPIRITU SANTO

La Biblia claramente nos muestra que el Espíritu Santo está con nosotros en dos aspectos.

A. Los significados de los dos aspectos

1. En

1) “El Espíritu de realidad ... estará en vosotros” (Jn. 14:17).

Aquí el Señor nos dice claramente que el Espíritu Santo estará en nosotros.

2. Sobre

1) “...haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo” (Hch. 1:8).

Por un lado, el Señor habló del Espíritu Santo en nosotros; por otro, El habló del Espíritu Santo sobre nosotros. “Sobre” es algo externo y es absolutamente diferente de “en”.

B. Las promesas de los dos aspectos

l. El Señor promete el “Consolador”:
prometido antes de la muerte del Señor

1) “Y Yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador ... el Espíritu de realidad ... estará en vosotros” (Jn. 14:16-17); “Mas si me voy, os lo enviaré [al Consolador]” (Jn. 16:7).

Estas son las palabras del Señor antes de Su muerte, con las cuales prometió a los discípulos que El se iría, a fin de enviar al Espíritu Santo como el Consolador.

2. El Padre promete el “poder”:
prometido por el Padre en el
Antiguo Testamento y mencionado otra vez
por el Señor después de Su resurrección

1) “He aquí, Yo envío la promesa de Mi Padre sobre vosotros ... hasta que seáis investidos de poder desde lo alto” (Lc. 24:49); “Que esperasen la promesa del Padre ... pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo” (Hch. 1:4-8).

El Señor habló estas palabras a los discípulos después de Su resurrección y antes de Su ascensión, mencionando otra vez la promesa de Dios en el Antiguo Testamento con respecto al Espíritu Santo. El les prometió que después de ascender a los cielos, enviaría el Espíritu Santo para ser el poder de ellos. El “poder” es diferente del “Consolador”. El Consolador entraría en los discípulos para estar “en” ellos, mientras que el poder vendría “sobre” ellos. Así que, lo que el Señor dijo antes de Su muerte y lo que dijo después de Su resurrección son dos promesas diferentes.

C. El cumplimiento de los dos aspectos

1. La promesa del Señor, el Consolador:
cumplida en la noche
del mismo día de resurrección

1) “Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana ... vino Jesús, y puesto de pie en medio ... sopló en ellos, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo” (Jn. 20:19-22).

Aquí habla del Señor cuando vino en medio de los discípulos en la noche del mismo día de Su resurrección y sopló en ellos para que recibieran el Espíritu Santo. Esto cumple Su promesa hecha antes de Su muerte respecto al Consolador.

2. La promesa del Padre, poder:
cumplida en Pentecostés

1) “Al cumplirse, pues, el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. Y de repente vino del cielo ... como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados ... Y fueron todos llenos del Espíritu Santo” (Hch. 2:1-4).

Esto describe la venida del Espíritu Santo en Pentecostés, la cual cumplió la promesa del Espíritu de poder que fue dada por el Padre y mencionada por el Señor a los discípulos inmediatamente antes de Su ascensión. Por lo tanto, el Espíritu Santo que descendió estaba en el aspecto de poder, y no en el aspecto de Consolador. Este aspecto de poder es diferente de lo que el Señor introdujo en el día de Su resurrección. En el día de resurrección el Espíritu Santo fue introducido como el “Consolador”, y en Pentecostés el Espíritu Santo descendió como el “poder”.


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