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Vivir necesario para la edificación de las reuniones de grupos pequeños, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-87083-251-2
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EL FOCO DE LA BIBLIA

Debido a la influencia de la cultura, la tradición, la religión, la filosofía, la moralidad, la ética, las costumbres y los hábitos, cada vez que leemos la Biblia, nos afectan todas estas cosas en nuestro trasfondo. Como resultado, pensamos que la Biblia nos enseña acerca de todas estas cosas. Superficialmente, mucho de la Biblia sí trata con estas cosas que tienen que ver con el comportamiento humano. Sí habla de como los esposos y esposas deben tratarse unos a otros. También habla de como los padres y los hijos deben llevarse unos con otros. La Biblia habla de la humildad, y también habla del amor, de la tolerancia, de la paciencia y otras virtudes semejantes. La Biblia no anula la ética y la moralidad, ni rechaza la cultura y las enseñanzas. Pero éstas no son el foco de la Biblia. Algunos piensan que si éstas no son el foco de la Biblia, entonces el foco debe de ser el amor de Dios para el hombre, Su misericordia, Su tolerancia, Su bondad, y así sucesivamente. Seguramente la Biblia también habla de todas estas cosas, pero con todo no son el foco.

UN HIMNO QUE REVELA EL FOCO DE LA BIBLIA

Himnos, #215 puede considerarse una obra maestra en nuestro himnario. Extrae el foco de la Biblia del Nuevo Testamento y lo describe plenamente. La estrofa uno de este himno dice:

Oh Cristo, mi buen Salvador,
En verdad, radiante y divino;
El infinito, eterno Dios,
Finito en tiempo, se humanó.

Luego la estrofa 2 dice:

En Ti mora la plenitud
Del gran Dios y expresas Su gloria;
Hiciste en carne redención,
Y como Espíritu la unión.

Este himno no habla del amor de Dios o de la gracia de Dios. No habla de la misericordia o la bondad de Dios. Más bien, habla de la plenitud de Dios y la gloria de Dios.

La frase “Como el Espíritu [hiciste] la unión” habla del foco de la Biblia. Este foco es el Dios Triuno, el Creador del universo, el Dios eterno, quien vino un día a la tierra para ser un hombre finito. El efectuó redención en la carne, y en la cruz El terminó pecado, el mundo, las tinieblas, la carne y toda la vieja creación. Luego en resurrección El se hizo el Espíritu vivificante. Cuando creemos en El, El entra en nosotros para tener una unión orgánica con nosotros. De esta manera el Espíritu vivificante se hace uno con nosotros.

Esta unión no es una unión como la de ir tornados de la mano. Es una unión comparable con el injerto de una rama en un árbol. Romanos 11:24 dice que somos las ramas del olivo silvestre que han sido injertadas en el olivo cultivado. El olivo cultivado es Cristo, y las ramas del olivo silvestre somos nosotros los pecadores. Sin pasar por la muerte redentora de Cristo, nosotros y Cristo nunca podríamos ser injertados. Es por medio de la muerte y resurrección de Cristo que El se hizo el Espíritu vivificante para entrar en nosotros y tener una unión orgánica con nosotros.

La estrofa 3 de Himnos, #215 dice:

El Padre Su todo te dio,
En Espíritu te tomamos,
Por el Espíritu en mí,
Yo te experimento así.

Todo lo que el Padre tiene es del Hijo, y todo lo que el Hijo es está en el Espíritu (Jn. 16:13-15). Este Espíritu es la máxima expresión del Dios Triuno. La Biblia explica en detalle cómo todo lo que pertenece al Padre el Hijo lo hereda, y cómo todo lo que el Hijo es, está en el Espíritu. Por tanto, el Espíritu resulta ser la realidad del Hijo, y el Hijo es la expresión del Padre. De esta manera, el Hijo es la manifestación del Padre, y el Espíritu es la realización del Hijo. Hoy día este Espíritu ha entrado en nuestro espíritu para hacerse nuestra realidad. El resultado es que nuestro espíritu está unido orgánicamente a Su Espíritu, y la historia de El llega a ser nuestra historia.

Como descendientes de la raza china estamos dispersados por todo el mundo. En los primeros días nuestros antepasados atravesaron una distancia extensa de tierra. Cuando hicieron esto, nosotros atravesamos junto con ellos. Por tanto la historia de ellos es nuestra historia. De igual manera, por todo lo que el Señor Jesús ha pasado —Su encarnación, Su vivir humano, Su crucifixión, Su resurrección y Su ascensión— ha venido a ser nuestra experiencia por unirse El con nosotros.

La estrofa 4 continúa:

Es por Tu Palabra eficaz
Que el Espíritu me da vida;
Tocándola recibiré
Tu misma esencia en mi ser.

Hoy día este Espíritu entra en nuestro espíritu para hacer de Su historia nuestra experiencia. Pero eso no es todo. Por medio de la palabra de la Biblia El se está haciendo real a nosotros. Cada vez que nos acercamos a la Palabra del Señor, tocamos a este Espíritu, y El se hace nuestro suministro.

La estrofa 5 dice:

Te miro en mi espíritu hoy
Y Tu gloria voy reflejando;
Yo transformado así seré,
Tu imagen pura expresaré.

Cada vez que nos acercamos al Señor, es un asunto del espíritu. Debemos olvidar nuestra cultura y olvidar las enseñanzas. Debemos dejar nuestra religión y nuestra filosofía y debemos dejar nuestra ética, nuestra moralidad y todas nuestras costumbres y hábitos. Por supuesto, esto no significa que podemos entregarnos a cualquier cosa que deseemos. Significa que debemos olvidar todas estas cosas y volvernos a nuestro espíritu. En espíritu debemos adorar y contemplar al Señor, como un espejo que refleja la gloria del Señor.

Yo nací en el Norte de la China, pero cuando fui a Shanghái, no reflejé el Norte, y cuando yo llegué al Occidente, no relejaba el Oriente. Lo que reflejaba era Cristo. Por una parte Cristo está en los cielos, por otra El está en nuestro espíritu. Mientras nos volvamos a nuestro espíritu, podemos tener contacto con El y disfrutarle, como un espejo que refleja Su gloria. El resultado es que somos transformados en Su imagen, y El es expresado a través de nosotros.

La estrofa 6 continúa:

No hay otra forma de ser
Victorioso y santificado,
Pues por Tu gloria divinal,
Tu vida me hace espiritual.

Hoy día tenemos sólo un camino: el camino del espíritu. El Dios Triuno, el Creador del universo, que se encarné, murió en la cruz y se levantó de los muertos, es ahora el Espíritu vivificante. Este Espíritu es la máxima expresión del Dios Triuno. El es también la consumación del Dios Triuno. El ha entrado en el espíritu de nosotros los que hemos creído y ahora está siendo mezclado con nosotros como un solo espíritu. Ahora debemos andar conforme a este espíritu mezclado y vivir una vida diaria que está unida inseparablemente a este espíritu.

Desgraciadamente, muchas personas leen la Biblia como si utilizaran lentes de color. Ellos leen en la Biblia muchas cosas de cultura, enseñanzas, ética, moralidad, religión, filosofía, costumbres y tradiciones que no hay. Como resultado, no reciben luz alguna de la Biblia. Aun muchos estudiantes de seminario se acercan a la Palabra de esta manera. Van con sus lentes de color. Espero que el Señor sea misericordioso con todos nosotros, para que todos nos quitemos las lentes de color para leer la Palabra de Dios únicamente con nuestro espíritu creado por Dios.

La estrofa final de Himnos, #215 dice:

Tu Espíritu me impregnará,
Saturando Dios cada parte;
Librándonos del Viejo Adán,
Podrás Tu iglesia edificar.

Este espíritu mezclado está en ustedes saturando e infiltrándose en todo su espíritu, alma y cuerpo. El resultado es que todo su ser será lleno del Dios Triuno, para que en toda parte del ser de ustedes se vea a Dios. De esta manera, toda parte de su ser estará saturada con Dios, y ustedes serán liberados del yo natural y edificados junto con todos los santos para llegar a ser la habitación de Dios.

Efesios 2:22 dice: “En quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en espíritu” (lit.). Solamente cuando todos nosotros vivamos en espíritu, adoremos en espíritu, miremos y reflejemos Su gloria en espíritu, y seamos transformados en espíritu será posible que Dios tenga un camino. Y sólo entonces será posible que seamos edificados en espíritu para llegar a ser la morada de Dios.


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