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Cristo todo-inclusivo, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-87083-626-8
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Actualmente disponible en: Capítulo 9 de 16 Sección 1 de 4

CAPITULO NUEVE

COMO POSEER LA TIERRA

I. POR MEDIO DEL CORDERO, EL MANA,
EL ARCA Y EL TABERNACULO

Efesios 3:17-18: “Para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura”.

En estos dos versículos hay varias cosas que debemos notar y recordar bien. Notemos la palabra “habite” en el versículo 17. Es una gran palabra y de peso. En el idioma original, la palabra “habitar” tiene la misma raíz que la palabra que se traduce “casa” y “hogar”. Deseamos traducir esa palabra original del griego con “hacer Su hogar”. Esto transmite un significado más profundo y completo que la palabra “habitar”. Cristo quiere hacer Su hogar en nuestros corazones, a fin de que seamos plenamente capaces de comprender. Ahora notemos: no sólo que podamos comprender, sino que seamos “plenamente capaces” de comprender. Esta también es una palabra fuerte y de peso. En el griego significa “tener toda la fortaleza”. Este versículo podría traducirse así: “para que tengáis toda la fortaleza para comprender...” Quisiera llamar su atención ahora a la palabra “comprender”. No sólo hemos de saber o entender, sino que debemos poseer algo por medio de saber, obtener algo por medio de entender, esto es, hemos de comprender. ¿Qué es lo que debemos comprender? La anchura, la longitud, la altura y la profundidad, la vastedad de Cristo, las dimensiones ilimitadas de Cristo. Luego, necesitamos comprender a tal Cristo con todos los santos. Es imposible que una sola persona comprenda a este Cristo ilimitado; esto sólo se consigue con todos los santos.

En resumen: Cristo quiere hacer Su hogar en nuestros corazones. Entonces tendremos toda la fortaleza para comprender, es decir, para obtener por medio de entender, la vastedad ilimitada de Cristo con todos los santos.

Exodo 33:14, 15: “Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso. Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí”.

El primer punto aquí es que el Señor prometió a Moisés que Su presencia iría con él y con el pueblo de Israel. El segundo punto es que el Señor prometió a Moisés que le daría descanso. El descanso al que se refiere aquí el Señor es el descanso en la buena tierra.

Deuteronomio 12:10: “Mas pasaréis el Jordán, y habitaréis en la tierra, tierra que Jehová vuestro Dios os hace heredar; y El os dará reposo de todos vuestros enemigos alrededor, y habitaréis seguros”.

Deuteronomio 25:19: “Por tanto, cuando Jehová tu Dios te dé descanso de todos tus enemigos alrededor, en la tierra que Jehová tu Dios te da por heredad para que la poseas...”

En estos dos versículos vemos que cuando el Señor se refiere al descanso, se está refiriendo a la tierra. La tierra es el descanso. Poseer la tierra y habitarla es hallar descanso.

Exodo 40:1, 2: “Luego Jehová habló a Moisés, diciendo: En el primer día del mes primero harás levantar el tabernáculo, el tabernáculo de reunión”.

El Señor mandó a Moisés a levantar el tabernáculo en el primer día del primer mes. Esto indica un comienzo totalmente nuevo.

Exodo 40:17, 21, 34, 35: “Así, en el día primero del primer mes, en el segundo año, el tabernáculo fue erigido. Luego metió el arca en el tabernáculo, y puso el velo extendido, y ocultó el arca del testimonio, como Jehová había mandado a Moisés. Entonces una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo. Y no podía Moisés entrar en el tabernáculo de reunión, porque la nube estaba sobre él, y la gloria de Jehová lo llenaba”.

Una vez erigido el tabernáculo, la gloria de Jehová lo llenó inmediatamente. ¿Qué es la gloria del Señor? Es la presencia del Señor manifestada delante de los ojos de los hombres. En esa ocasión, los ojos de los hijos de Israel, ojos humanos, miraron la presencia de Dios en Su gloria.

Hemos visto algo de la excelencia, mejor dicho, la gran excelencia, de la tierra de Canaán, y hemos visto cómo tipifica al Cristo todo-inclusivo. De ninguna manera hemos agotado todas sus riquezas, pero creo que hemos visto lo suficiente para tener un sentimiento de aprecio. Ahora tenemos que ver la manera de poseer ese pedazo de tierra. Debemos saber cómo entrar y disfrutarla.


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