Cristo maravilloso en el canon del Nuevo Testamento, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7796-6
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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También hay otra similitud en estos dos Evangelios. Ni Juan ni Mateo mencionan la ascensión pública del Señor. Casi todos los cristianos tienen el conocimiento común de que el Señor Jesús fue al Padre después de Su resurrección. No existe ningún relato en Mateo de que Jesús fuera al Padre. Este Evangelio concluye con el Señor diciéndonos que estará con nosotros hasta la consumación del siglo. Supongamos que usted fuera a Mongolia a predicar el evangelio con un solo libro de la Biblia, y que ese libro fuera Mateo. Después que los mongoles leyeran este libro, tendrían la certeza de que el Señor Jesús está con ellos para siempre. Ningún mongol sabría que Jesús fue a los cielos a menos que usted les llevara esta doctrina. En Mateo no se menciona en absoluto que Jesús se fuera al cielo. Por supuesto, esto se menciona en los otros Evangelios, pero no en Mateo. ¿Por qué? Porque en este libro Jesús vino para ser Emanuel. Él vino para ser Dios con nosotros, y prometió que estaría con nosotros hasta la consumación del siglo. Jesús todavía está aquí, y Él está con nosotros todos los días. Esto significa que Él está con nosotros cada día hasta que esta era termine.
¿Se menciona la ascensión en el Evangelio de Juan? En Mateo definitivamente no encontramos ningún pasaje que nos hable de la ascensión de Jesús, pero en Juan debemos ser cuidadosos. No se menciona la ascensión pública, pero sí hay una ascensión secreta, la cual duró menos de un día. Ésta se halla en Juan 20. En este capítulo María vio al Señor temprano en la mañana después de Su resurrección. Ella intentó tocarle, pero Él se lo impidió, diciéndole que aún no había ascendido al Padre (vs. 16-17). Él debía presentarle al Padre la frescura de Su resurrección para Su satisfacción. El Padre debía ser el primero en disfrutar las primicias de la resurrección (1 Co. 15:20). Así que muy temprano en la mañana del día de la resurrección, Jesús ascendió a los cielos. Ésta no fue la ascensión pública, que ocurrió cuarenta días más tarde, sino una ascensión secreta. Jesús fue al Padre ese día de manera secreta. En la noche de ese mismo día, Él regresó y se mostró a Sus discípulos. Después de esto pudieron tocarle (Jn. 20:27). Antes de Su ascensión secreta Él le dijo a María que no lo tocara, pero después permitió que lo tocaran. Esto se debe a que entre el tiempo en que apareció a María y el tiempo en que regresó a los discípulos, Él ascendió a los cielos para presentarle al Padre la frescura de Su resurrección para que el Padre la disfrutara. Después de presentarse al Padre, Él regresó a los discípulos y nunca los dejó. Él ascendió secretamente, y regresó secretamente. Por lo tanto, en el Evangelio de Juan no se menciona la ascensión pública. ¿Por qué? Porque el Evangelio de Juan nos dice que Jesús estará con nosotros como Espíritu de realidad. En el Evangelio de Juan, Él nos pidió que permaneciéramos en Él y así Él permanecería en nosotros. ¿Cómo podría irse si Él está en nosotros de esa manera? Es por ello que Su ida fue sólo por corto tiempo. No transcurrieron más de setenta y dos horas. Su ida tenía como fin dar un paso adicional para poder venir a ellos. Él tenía que llegar a ser el Espíritu por medio de la muerte y la resurrección a fin de entrar en nosotros.
Tanto el Evangelio de Mateo como el Evangelio de Juan nos dicen que esta persona maravillosa, Jesús, está con nosotros, y ninguno de ellos menciona la ascensión pública de Cristo. La razón por la que no lo hacen es que ambos nos dicen que Él va a estar con nosotros y en nosotros todo el tiempo. ¡Alabado sea el Señor!
¿Cuál es la razón por la que Jesús está con nosotros y en nosotros? ¿Cuál es el propósito de esto? Todos debemos ver que Jesús está con nosotros y en nosotros con miras a la preparación de la novia. El Señor ha entrado en nosotros a fin de edificar la novia. Algunos dicen que Jesús está en nosotros para santificarnos, para ser nuestra vida y para consolarnos, fortalecernos y guiarnos. Todas estas cosas son ciertas, pero todas tienen como meta producir la novia, que también equivale a la edificación del templo de Dios.
Todos debemos ver que Su meta no es simplemente ser nuestra vida, consuelo, fortaleza ni tantas otras cosas. Todas esas cosas son los procedimientos por los que alcanzamos la meta. La meta consiste en que se produzca la iglesia apropiada, la cual es la edificación del templo de Dios y la preparación de la novia del Señor. ¡Alabado sea el Señor porque Él lo está haciendo!
Es maravilloso ser salvos, y también es muy maravilloso ser santificados, ser espirituales y tener vida en abundancia. Pero nada de eso es la meta. No debemos procurar ninguna de esas cosas aisladamente. Debemos centrarnos en la vida de iglesia, la preparación de la novia y la edificación del templo de Dios. Ésta es la meta: el templo de Dios, la novia, la iglesia.
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