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Economía de Dios, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-87083-536-0
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CAPITULO DOS

EL ESPIRITU TODO-SUFICIENTE

EL ESPIRITU ES LA TRANSMISION DE DIOS

En el capítulo uno vimos que la economía de Dios es que El se dispense a Sí mismo dentro de nosotros mediante las tres Personas de la Deidad. Podemos usar la electricidad como ejemplo de la economía de la Trinidad. Esta incluye la fuente, la corriente y la transmisión. Estas parecen ser tres clases diferentes de electricidad, pero en realidad son una sola. La fuente, la corriente y la transmisión son la electricidad misma. Si no existiera la electricidad, tampoco podrían existir la fuente, ni la corriente, ni la transmisión. Así como la electricidad existe en tres diferentes etapas, así mismo existe un solo Dios con tres Personas. En un extremo está la fuente o el depósito de la electricidad, mientras que en el otro extremo está la transmisión de la electricidad a nuestros hogares. Entre los dos extremos está la corriente. Este es un ejemplo de tres etapas de una misma cosa. Dios como el Padre es la fuente; Dios como Hijo es el cauce y la expresión misma del Padre; y Dios como el Espíritu es la transmisión de Dios dentro del hombre. Por lo tanto, el Padre es el Espíritu, el Hijo también es el Espíritu, y el Espíritu, por supuesto, también es el Espíritu. El Padre está en el Hijo, el Hijo está en el Espíritu y el Espíritu está en nosotros como la misma transmisión de Dios, transmitiendo constantemente todo lo que Dios es y tiene en Cristo.

EL ESPIRITU ES LA DOSIS TODO-INCLUSIVA

En esta era moderna, en el campo de la medicina, el hombre ha perfeccionado muchas drogas. Algunas medicinas están compuestas de una gran cantidad de elementos y pueden ser administradas en una sola dosis. En la aplicación de una sola dosis, algunos de los elementos pueden destruir gérmenes, otros pueden calmar los nervios, e incluso otros elementos pueden nutrir y refrescar el cuerpo. Esta es una dosis todo-inclusiva. ¿Nos hemos dado cuenta alguna vez de que, en todo el mundo, el Espíritu Santo es la mejor “dosis”? Una sola dosis es suficiente para satisfacer todas nuestras necesidades. Todo lo que el Padre y el Hijo son y todo lo que Ellos tienen está en este Espíritu maravilloso. Considere cuántos elementos están en esta dosis: la divina naturaleza de Dios, Su naturaleza humana, Su vivir humano con los sufrimientos terrenales, la maravillosa eficacia de Su muerte, Su resurrección, Su ascensión y Su entronización. ¡Oh, no podemos imaginarnos qué clase de dosis es ésta! Sin embargo, alabado sea el Señor, cada día podemos disfrutarla! Ningún científico ni médico sobre la tierra podría analizar esta maravillosa dosis. Esta es la economía de Dios, la cual es nada menos que Dios mismo dispensándose en nosotros.

No es un asunto de aprender doctrinas. Cuando era joven, aprendí todas las doctrinas acerca de las diferentes dispensaciones. Me enseñaron que había por lo menos siete dispensaciones. Pero, hablando con propiedad, solamente hay una dispensación que necesitamos: la dispensación de Dios mismo. Los sesenta y seis libros de las Escrituras son una narración completa de esta dispensación única: el dispensar de Dios mismo dentro de nosotros. ¡Oh que participemos de El, todo el día, como la dosis todo-inclusiva en este Espíritu maravilloso! Disfrutemos a Dios mismo, no las doctrinas dispensacionales.

¿Es usted un hermano débil? Aquí hay una dosis, una maravillosa dosis para fortalecerlo con poder y potencia divina. ¿Es usted un hermano con muchos problemas? La sanidad está en esta dosis. Una dosis del Espíritu Santo sanará todos los problemas de uno.

Cuando era joven, me enseñaron que nosotros hemos sido crucificados juntamente con Cristo y que yo debo reconocerme como muerto. Así que desde la mañana hasta la noche, estaba yo alerta para considerarme muerto. Pero cuanto más lo hacía, más vivo estaba. Esto no funcionó debido a que la fórmula fue incorrecta. Un día, después de muchos años, el Señor abrió mis ojos para que viera que la realidad de Su muerte no está en mi reconocimiento, sino en mi disfrute del Espíritu Santo. Esto está revelado en Romanos 8. Romanos 6 solamente nos da la definición, pero Romanos 8 nos da la realidad de la muerte de Cristo, debido a que la eficacia de la muerte de Cristo está en el Espíritu Santo. Mientras más comunión tengamos con Cristo en el Espíritu Santo, más seremos inmolados. La dosis del Espíritu Santo todo-inclusivo contiene el elemento aniquilador. No es necesario considerarnos muertos cuando estamos en el Espíritu Santo, debido a que lo disfrutamos como esta dosis maravillosa. Espontáneamente, todos los gérmenes dentro de nosotros serán exterminados.

Anteriormente cuando yo odiaba a un hermano, me decían que “el yo odiador” estaba crucificado, y que en vez de odiarlo yo debía amarlo. Así que yo trataba de considerarme muerto, pero esto no me daba resultado. Cuanto más me contaba muerto, más odio sentía hacia él. Luego, un día mientras tenía comunión con el Señor fui lleno de Su Santo Espíritu. ¡Oh cómo fluyeron de mí las lágrimas! Me di cuenta de que el poder aniquilador estaba dentro de mí, matando mi odio y mi orgullo. Automáticamente el amor, mezclado con lágrimas, brotó de mi corazón para con este hermano. ¿Qué fue eso? Eso fue el elemento mortífero, en la maravillosa dosis, la eficacia de la muerte de Cristo en el Espíritu.

Dentro de este Espíritu de Jesús hay una suministración todo-suficiente. En Filipenses 1:19, la palabra “suministración” es una palabra griega especial que implica “la suministración abundante o todo-inclusiva”. El Espíritu de Jesús es una suministración todo-inclusiva, en la cual todas nuestras necesidades son satisfechas. ¿Qué necesitamos? ¿Necesitamos consuelo? Nadie puede verdaderamente consolarnos, ni aún nuestros propios hijos ni nuestros padres ni nuestras queridas esposas. El verdadero consuelo procede del Espíritu de Jesús que mora en nosotros. Cuando tenemos comunión con Jesús en este Espíritu y cuando vivimos en este Espíritu maravilloso, automáticamente tenemos consuelo interior. No importa cuál sea el ambiente exterior, hay reposo y consuelo en nuestro interior.

Tal vez digamos: “Yo no sé que hacer. Necesito dirección”. La dirección viviente está en el Espíritu Santo. Cuando tengamos comunión con el Señor y andemos en el Espíritu Santo, espontáneamente tendremos luz en nuestro interior para guiarnos. Todo, incluso la dirección, está en el Espíritu Santo. Hoy en día El está en nosotros como dosis todoinclusiva. No necesitamos pedir o clamar. Solamente necesitamos tomarlo a El, disfrutarlo y alabarlo.

Por ejemplo, una hermana tenía un problema y no sabía qué hacer. Aunque ella no tenía una dirección clara, ella acudió al Señor y le dijo: “Señor, te alabo porque no tengo guía. Te alabo porque no sé qué hacer. Te alabo porque estoy en tinieblas”. ¿Qué fue lo que sucedió? ¡Cuanto más ella alababa más estaba en la luz! Hagamos lo mismo. Cuando estemos débiles acudamos al Señor y digámosle: “Señor te alabo porque en esta situación estoy débil”. Por medio de tener contacto con El, podremos ver qué Espíritu tan maravilloso es El, quien mora dentro de nosotros para ser el suministro abundante y todo-suficiente.

En el cristianismo, demasiadas doctrinas están distrayendo del Señor mismo al pueblo del Señor, haciendo que ellos yerren el blanco de la economía de Dios. ¿Cuál es este blanco? Es simplemente el Espíritu Santo todo-inclusivo morando en nuestro espíritu humano. Durante todo el día aprenda a tener contacto con el Espíritu Santo y a seguirlo. Aprenda a tener comunión y tratar con El. El cristianismo nos enseña a tratar con formas, reglamentos y doctrinas. Aun las Escrituras se leen de una manera equivocada, ya que al leerlas se tiene poco o ningún contacto con el Espíritu Santo. Solamente aprendemos doctrinas de lo que está impreso. Necesitamos leer las Escrituras por medio de ejercitar nuestro espíritu para tener contacto con el Espíritu Santo, y no por medio de usar nuestros ojos para ver las palabras y ejercitar nuestra mente solamente para entender las enseñanzas. Desde la mañana hasta la noche, debemos tener trato con Aquél que mora en nosotros, porque El es el suministro abundante del Señor Jesús.


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