Información del libro

Servicio neotestamentario, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-7392-0
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Actualmente disponible en: Capítulo 5 de 14 Sección 4 de 5

OTRO CAMINO

Los magos vieron a Cristo y le adoraron. Luego leemos en la Biblia unas palabras significativas: fueron instruidos por Dios en sueños que no volviesen a Herodes; así que regresaron a su tierra por “otro camino” (Mt. 2:12). Me gusta esta frase otro camino. Después de haber visto al Cristo viviente, seguiremos otro camino; no seguiremos el mismo camino por donde veníamos. De hecho, deberíamos haber seguido este camino en primer lugar. Llegamos por el camino incorrecto; ahora el Señor nos ha corregido para que sigamos en el camino correcto. No debemos regresar por Jerusalén; debemos olvidarnos de Jerusalén. No debemos regresar a la religión; debemos seguir otro camino. En el viejo camino no podemos encontrar a Jesús; pero ¡aleluya, existe otro camino! En Los Ángeles existe otro camino. En San Francisco existe otro camino. En los Estados Unidos existe otro camino. ¡Alabado sea el Señor! Si no hemos visto a Cristo, quizás regresemos a la religión. Sin embargo, si hemos visto a Cristo, tenemos que seguir otro camino.

FELIPE Y NATANAEL

Según el mismo principio, vamos a ver el caso de Natanael en Juan 1. Felipe encontró a Jesús y vino a Natanael y le dijo que había encontrado a Cristo, que había encontrado a Aquel de quien escribieron Moisés y los profetas, a Jesús, el hijo de José, de Nazaret (v. 45). Podríamos decir que Felipe dio la información correcta, y también podríamos decir que era incorrecta. Felipe le llamó “el hijo de José”; ¿es esto correcto? Si usted dice que Jesús es el hijo de José, yo diría que Él no es el hijo de José, sino que nació de María. Sin embargo, si usted dice que Él no es el hijo de José, yo diría que sí lo es. ¿Qué diría usted? Gracias al Señor por Felipe. Felipe era muy bueno y sencillo. Él no discutió; simplemente respondió: “Ven y ve”. En otras palabras, pudo haber dicho: “No sé si te di la información correcta o no; simplemente ven y ve. No sé qué decir; no sé lo que es correcto o no. Ven y ve”.

Natanael era una persona piadosa, y preguntó: “¿De Nazaret puede salir algo de bueno?”. En un sentido, Natanael tenía razón. Él aprendió en la Biblia que Cristo iba a salir de Belén, y no de Nazaret. Dios le dijo a Su pueblo en Sus escritos santos que Cristo iba a nacer en Belén, y todo Su pueblo aprendió esto. Sin embargo, aquí —y que el Señor me permita usar una palabra que no es intrínsecamente buena—, con respecto a este asunto, Dios hizo algo de una manera, si podríamos decir, “furtiva”. Cristo no fue concebido en Belén, sino en Nazaret. Durante el embarazo de María, Él fue llevado a Belén por un corto plazo, y no de una manera ordinaria, sino de una manera extraordinaria. Dios operó de manera soberana: Él usó a César Augusto del Imperio romano de tal modo que se emitiera una orden de empadronamiento, una orden que requería que María y José viajaran a Belén. Inmediatamente después de llegar a Belén, nació Jesús. Poco después, lo llevaron de Belén a Egipto, y más tarde lo sacaron de Egipto para que se estableciera en Nazaret y creciera allí. Por tanto, Jesús cumplió con las Escrituras al nacer en Belén, pero podríamos decir que se hizo de una manera “furtiva”. Si solamente conocemos la letra de las Escrituras, es posible que nos perdamos de su nacimiento por completo. Dios tiene la manera de evadir a las personas astutas. Jesús realmente nació en Belén, pero también era Jesús de Nazaret.

No debemos confiar solamente en la letra de la Palabra como si fuera algo aparte del Señor mismo. Si lo hacemos así, nos perderemos de algo. Necesitamos la Palabra, pero también necesitamos la presencia de Dios. Dios no es tan sencillo. No sólo existía la profecía en el Antiguo Testamento, sino que también se hallaba la soberanía de Dios, y la soberanía de Dios puede ser, en un sentido, bastante “furtiva”. Dios no se abre tanto, no se da a conocer públicamente ni se promociona tanto. El niño Jesús llegó de una manera escondida. Si somos tan legales, tan legales según las Escrituras, Dios puede ser bastante “furtivo”. Debemos estar alerta. No debemos decir: “Yo conozco la Biblia; yo sé lo que la Biblia dice acerca de esto y de lo otro”. Si decimos esto, podemos ser engañados por nuestro conocimiento.

Los escribas conocían las Escrituras en detalle, pero su conocimiento de nada les aprovechó. Necesitamos estar en la presencia de Dios todo el tiempo. Sin duda, no menosprecio las Escrituras; las honro y las respeto a lo máximo. Sin embargo, debemos tener cuidado, puesto que las Escrituras son las Escrituras, pero no son Dios mismo. Las Escrituras son los escritos santos de Dios; no obstante, nosotros necesitamos la presencia santa de Dios. Si tenemos Su presencia, sabremos cuándo Él está en Belén, cuándo se va, cuándo regresa y dónde crece. Tenemos que seguir al Señor de esta manera.

Lo que el Señor ha estado haciendo a lo largo de la historia, a los ojos de las personas mundanas y religiosas, ha sido algo escondido y “furtivo”. Es muy difícil explicarlo a las personas. Si preguntamos quién es Jesús, de una manera superficial, Él es simplemente un hombre; Él es Jesús de Nazaret. “¿De Nazaret puede salir algo de bueno?”. Realmente sí: no hay gloria alguna, no hay jactancia, no hay exhibición. Felipe realmente le dio a Natanael la mejor respuesta: “Ven y ve”.


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