Espíritu, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-0257-9
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En este mensaje queremos ver catorce símbolos del Espíritu, los cuales pueden dividirse en siete pares. El primer par está representado por el ave que se movía sobre la faz de las aguas y la paloma; el segundo par está simbolizado por el aceite de olivas y el ungüento de la unción; el tercero, por el viento y el aliento; el cuarto, por la nube y el fuego; el quinto, por la luz y la lluvia; el sexto, por el agua viviente y el río de agua de vida; y el último, por las siete lámparas del candelero y los siete ojos del Cordero.
Es interesante notar que tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento ambos se inician con el Espíritu como un pájaro y acaban con el Espíritu como agua. En el Antiguo Testamento en Génesis 1:2 dice que el Espíritu de Dios (como un ave) se movía sobre la faz de las aguas de muerte. En el Nuevo Testamento se nos muestra en Mateo 3:16b y en Juan 1:32 que el Espíritu es como una paloma. Los dos últimos símbolos del Espíritu mencionados en el Antiguo Testamento están representados por la lluvia (Zac. 10:1) y por el río de agua de vida (Ez. 47:1, 5, 7-9, 12). Estos símbolos se refieren al agua. Luego, el último símbolo del Espíritu que se presenta en el Nuevo Testamento es el río de agua de vida (Ap. 22:1, 17b).
Génesis 1:2 dice: “El Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas”. El Espíritu se movía o se cernía, como una gallina sobre sus huevos, sobre las aguas con el objetivo de producir vida. De hecho, en Génesis 1 el Espíritu de Dios se cernía sobre aguas de muerte con el objetivo de producir de la muerte algo de vida. El Espíritu que se movía introdujo luz. Sin luz, no hay vida. Después que la luz entró, se produjo la vida vegetal, y después, la vida animal, que está compuesta de las aves, los peces, los ganados y todo animal que se arrastra sobre la tierra. Finalmente, se creó la vida humana, el hombre. Fue entonces que el árbol de la vida, el cual denota la vida divina, la vida más elevada, le fue presentado a la vida humana. Todas estas diferentes clases de vida se produjeron en virtud del Espíritu que se cernía como un ave. El cernir del Espíritu produjo vida. Éste es el principio básico del mover que el Espíritu realiza hoy en día. Antes de oír el evangelio, nosotros, al igual que las aguas de muerte, estábamos muertos. Entonces, el Espíritu de Dios vino a cernirse sobre nosotros y este cernir produjo vida en nosotros. El pensamiento de que el Señor se cierne sobre nosotros como lo haría un ave que empolla a sus polluelos se halla expresado en Deuteronomio 32:11 y en Isaías 31:5. Siempre que el Dios de vida viene a aquellos que se encuentran en muerte, Él viene como lo haría un ave que empolla, Él viene a empollarlos a fin de producir vida.
En Juan 1:29 Juan Bautista declaró: “¡He aquí el Cordero de Dios!”, y después en el versículo 32 dijo: “Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre Él”. Juan introdujo a Jesús como un pequeño cordero con una paloma sobre Él. El Cordero efectúa la redención, y la obra de la paloma es producir vida. El Cordero redentor es la paloma que produce vida. El Espíritu como ave que empolla y como la paloma tiene como objetivo producir vida.
El aceite (de olivas) u óleo es otro de los símbolos del Espíritu (Sal. 45:7; He. 1:9; Is. 61:1; Zac. 4:6, 11, 14). Salmos 45:7 dice: “Te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo de alegría”. El óleo de alegría es el Espíritu de gozo. Dios ha ungido a Cristo con el óleo de alegría, o sea, el Espíritu de gozo. Ahora debemos preguntarnos cómo sabemos que el aceite de olivas simboliza al Espíritu. Lo sabemos al comparar Isaías 61:1 con Hebreos 1:9. Isaías 61:1 dice: “El Espíritu de Jehová, el Señor, está sobre mí, porque me ha ungido Jehová”. Hebreos 1:9 dice que Dios ha ungido a Cristo “con óleo de júbilo”. Por tanto, el Espíritu con el cual Cristo fue ungido en Isaías 61:1 es el óleo de júbilo en Hebreos 1:9. Esto prueba que el óleo es el Espíritu de la unción.
Zacarías es un libro maravilloso acerca de Cristo con Su Espíritu. Zacarías 4 nos muestra dos olivos que están a la derecha y a la izquierda del candelero (v. 11). La función del candelero es resplandecer con luz, pero para ello se requiere que el candelero contenga aceite de olivas. Sin el aceite de olivas, el candelero se apagaría. Hoy en día lo mismo sucede con nosotros. Apocalipsis 1 dice que las iglesias son los candeleros, y como tal, su función consiste en resplandecer con luz. Sin embargo, a fin de que las iglesias puedan resplandecer con luz se requiere que ellas contengan el Espíritu. Zacarías 4:6 dice: “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu”. Los dos olivos que están a la derecha y a la izquierda del candelero están llenos aceite (v. 12), o sea, llenos del Espíritu. Zacarías 4:14 nos dice que los dos olivos son los dos hijos de aceite (Darby). El candelero necesita al Espíritu. De todos estos versículos podemos ver que el aceite de olivas simboliza al Espíritu, el cual el candelero necesita a fin de que la luz divina resplandezca.
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