Mensajes de vida, tomo 2 (#42-75)por Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-6927-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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El Evangelio de Juan, especialmente con los versículos que hemos incluido al comienzo, contesta la pregunta de cómo permanecer en Cristo. En 1:12-13 se ve el asunto de recibirlo: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en Su nombre, les dio autoridad de ser hechos hijos de Dios; los cuales [...] son engendrados [...] de Dios”. ¿Lo ha recibido usted? A veces nos vienen dudas después que somos salvos. Sin embargo, supongamos que yo le preguntara dónde consiguió su Biblia. Usted no tendría ningún problema en decirme exactamente dónde, cómo y cuándo la recibió. Pero con respecto al asunto de recibir a Cristo, podría resultarle más difícil dar una respuesta clara. Juan 1:12 puede ayudarle a resolver esta incertidumbre, pues recibirlo significa creer en Su nombre. ¿Cuándo entonces recibió usted a Cristo? Fue cuando usted creyó en Su nombre. ¿Cómo lo recibió? También esto sucedió al creer en Su nombre.
El versículo 13 dice a continuación que fuimos engendrados de Dios. Esto no se refiere a un nacimiento humano, el cual nos hizo personas de cierta nacionalidad. Los que nunca han experimentado el nuevo nacimiento encuentran este término incomprensible. Incluso muchos cristianos no tienen completamente claro lo que es el nacimiento divino. Todos necesitamos ver que, además de nuestro primer nacimiento, el cual nos introdujo en el reino de los hombres, hemos experimentado otro nacimiento, el cual nos ha introducido en el reino de Dios.
En la regeneración nosotros nacimos de Dios con la vida y naturaleza divinas. En Juan 3 se vuelve a mencionar el asunto del nuevo nacimiento. La palabra griega se traduce acertadamente “nacer de nuevo” o “nacer de arriba”, pero no “volver a nacer”. No sólo hemos experimentado un nacimiento terrenal, sino que además hemos nacido de los cielos.
Juan 3:6 dice: “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es”. Este nacimiento de arriba requiere la participación de dos espíritus, el divino y el humano. El nuevo nacimiento lo efectúa el Espíritu divino en nuestro espíritu humano. Es en este nacimiento que se juntan dos espíritus.
En Juan 4 encontramos otro asunto que también requiere la participación de dos espíritus. El versículo 24 dice: “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y con veracidad es necesario que adoren”. La adoración apropiada consiste en adorar al Espíritu en nuestro espíritu.
Nuestro tema en este mensaje es “Cómo permanecer en Cristo”. Es en este libro de Juan donde se nos da la clave. Mientras que el capítulo 15 es el capítulo central en cuanto a este tema, los capítulos que lo preceden y los subsiguientes están relacionados con él. Por muchos años no me di cuenta de esto. De joven yo buscaba mucho al Señor y me gustaban mucho las palabras de Juan 15 acerca del permanecer. Sin embargo, me seguía preguntando cómo hacerlo.
Nuestros esfuerzos por permanecer en Cristo parecían siempre terminar en fracaso. Debido a esta frustración, nos vimos obligados a pasar más tiempo en el Evangelio de Juan. A fin de descubrir el secreto de permanecer, que se revela en la mitad de este libro, pensamos que debíamos seguir el principio de estudiar detenidamente todo el libro, lo cual hicimos.
Así pues, el permanecer en Cristo empieza con el nacimiento divino mencionado en el capítulo 1. El capítulo 3 dice a continuación que este nacimiento de arriba requiere la participación de dos espíritus. La adoración mencionada en Juan 4, en la que adoramos al Espíritu con el espíritu humano, también requiere la participación de dos espíritus.
En 6:63 Juan avanza de los dos espíritus a la Palabra. “El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que Yo os he hablado son espíritu y son vida”. Permanecer no es simplemente un asunto relacionado con el Espíritu, sino también tiene que ver con la Palabra. El griego aquí se refiere a las palabras prácticas y presentes del Señor que Él nos habla en situaciones específicas.
En el capítulo 14 el Señor y Sus discípulos estaban juntos cuando de repente Él les dijo que se iba. Les dijo también que no debían estar tristes, puesto que con Su partida vendría otro Consolador. Él les quería dar a entender que por maravillosa que fuera Su presencia con ellos, sólo podía estar entre ellos, mas no en ellos. Pero cuando viniera el otro Consolador, Él “estará en vosotros” (v. 17). Este otro Consolador sería nada menos que Él mismo como Espíritu de realidad. Es por eso que en el versículo siguiente dijo: “No os dejaré huérfanos; vengo a vosotros” (v. 18). Como Espíritu, Él no sólo podría estar con ellos, sino también en ellos. “En aquel día vosotros conoceréis que Yo estoy en Mi Padre, y vosotros en Mí, y Yo en vosotros” (v. 20).
Noten lo que dice 14:23: “Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, Mi palabra guardará; y Mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él”. Esta palabra morada en el griego es la forma sustantivada del verbo permanecer. El Padre y el Hijo vendrán al que los ame, y no simplemente para visitarlo, sino para hacer morada con él. Ésta es una morada mutua, pues Ellos morarán en él, y él en Ellos. El permanecer del capítulo 15 proviene de la morada, o sea, de la morada mutua, mencionada en 14:23.
Confío en que ustedes empiecen a ver que para entender el asunto de permanecer en Cristo, necesitan todo el Evangelio de Juan.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.