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Caos Satánico en la vieja creación y la economía divina para la nueva creación, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-87083-667-1
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Actualmente disponible en: Capítulo 5 de 5 Sección 2 de 5

HABLAR POR EL SEÑOR UNO POR UNO
Y HACER TODO DECENTEMENTE Y CON ORDEN

Ahora que hemos visto algo en cuanto a nuestra posición como iglesia según la revelación divina, necesitamos ver lo que es la vida de iglesia en la economía de Dios. El Dios único tiene una sola economía, y en esta economía divina Dios produjo la iglesia. La iglesia es el Cuerpo de Cristo (Ef. 1:22-23), el organismo del Dios Triuno, y este organismo es la expresión, la manifestación, del Dios Triuno invisible. La iglesia también es la casa de Dios (1 Ti. 3:15-16). La casa de Dios no es sólo Su morada, sino también Su familia, los Suyos. Esta casa también es Su reino, es donde El administra y rige (Mt. 16:18-19; Ro. 14:17).

El cristianismo de hoy está lleno de organización, pero la iglesia como Cuerpo vivo de Cristo es el organismo del Dios Triuno. Según Apocalipsis 3:1 la iglesia en Sardis, una prefigura de la iglesia protestante, tiene nombre de que vive, pero está muerta. La muerte contamina más, delante de Dios, que el pecado (Lv. 11:24-25; Nm. 6:6-7, 9). Tenemos que cuidarnos de convertirnos en cadáveres, los cuales son inertes y carecen de vida. Una iglesia local debe ser viviente y estar llena de vida. Es por esto que animo a todos los santos a que hablen por el Señor. La primera enmienda de la constitución de los Estados Unidos les garantiza a todos la libertad de expresión. En cierto sentido todas las denominaciones con su sistema de clérigos y laicos privan a los santos del primer derecho civil. A nadie se le permite hablar salvo al clero.

Cuando ejercemos el derecho civil de hablar por el Señor, no lo debemos ejercer de una manera desordenada, sino con propiedad. En 1 Corintios 14:40 Pablo dice que en las reuniones de la iglesia todo debe hacerse “decentemente y con orden”. Me alegro de ver que tantos jóvenes en nuestro medio estén entusiasmados y liberen su espíritu, pero sus palabras, cuando están demasiado entusiasmados, pueden ser sólo como un trueno. Supongamos que en los cielos hay truenos constantemente. Nadie podría vivir en semejantes condiciones. Está bien que los jóvenes formen una algarabía de gozo por un corto lapso, pero esto no debe prolongarse. Cuando gritemos y hablemos, debemos hacerlo ordenadamente. Todos tenemos que aprender a funcionar apropiadamente para la edificación de la iglesia.

Es cierto que todos podemos profetizar, pero nuestra profecía en la reunión no debe ser desordenada porque Pablo dice en 1 Corintios 14:31 que todos podemos profetizar “uno por uno”. No debemos olvidar que es “uno por uno”, no de a tres ni de a cinco. Cuando alguien hable en una reunión, tenemos que esperar hasta que acabe antes de hablar nosotros. Debemos seguir el principio de “uno por uno”.

En las reuniones de la iglesia, todo se debe hacer decentemente y con orden. Si ustedes comienzan a gritar en una reunión, deben saber cómo hacerlo decentemente y con orden. Hasta en una competición atlética hay reglas que se deben guardar. Si vamos a ponernos “locos” o entusiasmados en las reuniones, debemos hacerlo ordenadamente.

Tal vez pensemos que cuando somos ordenados no podemos estar entusiasmados, y que cuando estamos entusiasmados no podemos guardar el orden. Esto muestra que es necesario un orden adecuado en nuestras reuniones. Nosotros los cristianos no somos revoltosos. Podemos emocionarnos, pero lo hacemos de manera ordenada. Cuando alguien está profetizando, yo debo esperar a que termine para poder hablar yo. Guardar este principio de hablar uno por uno es estar entusiasmados decentemente.

Algunas veces los jóvenes pueden ser demasiado activos y demasiado escandalosos, mientras que los santos más adultos pueden ser demasiado retraídos. Si los jóvenes están demasiado activos, los santos de más edad deben comprender que les toca a ellos ejercer su función. En la vida de iglesia necesitamos a los santos de todas las edades para el testimonio del Señor. Cuando hay una mezcla de la función de los santos de todas las edades, tenemos “música”. Cuando los jóvenes ejercen su función con mucha emoción y mucho volumen, allí no hay música. En la música hay variación en el sonido; es decir, en el tono, el ritmo, la velocidad y la intensidad. Si los jóvenes ejercen su función con demasiado entusiasmo, los santos de más edad deben decir algo por el Señor, deben proclamar al Señor. Entonces nuestra reunión estará llena de “música”.


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