Información del libro

Dios Triuno es vida para el hombre tripartito, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0254-8

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Actualmente disponible en: Capítulo 9 de 19 Sección 4 de 5

CINCO PUNTOS QUE SON LOS FACTORES BÁSICOS
DE LA REVELACIÓN NEOTESTAMENTARIA

El Evangelio de Juan muestra que Emanuel pasó por un proceso para llegar a ser el Espíritu vivificante. Nosotros vivimos por Él, quien es el Espíritu vivificante. Hoy en día algunos maestros cristianos se oponen al hecho de que Cristo llegó a ser Espíritu vivificante. Pero la Biblia claramente revela que Cristo fue hecho Espíritu vivificante (1 Co. 15:45). Gracias al Señor por habernos dado a conocer este asunto. Hace dos mil años Dios se encarnó y luego, por medio de la muerte y resurrección, llegó a ser el Espíritu vivificante. Durante los primeros cuatro mil años de la historia humana, nadie conocía el propósito de Dios. Pero hoy en día el Señor se ha revelado como Emanuel y como el Espíritu vivificante. Él también nos ha mostrado Su encarnación, Su muerte y Su resurrección.

Cinco puntos han sido constituidos en nuestro ser: Cristo como Emanuel, Cristo como Espíritu vivificante, y Su encarnación, muerte y resurrección. Estos cinco puntos son los factores básicos de la constitución de la revelación neotestamentaria. Si quitamos del Nuevo Testamento a Cristo como Emanuel y como el Espíritu vivificante, y si quitamos del Nuevo Testamento Su encarnación, Su muerte y Su resurrección, ¿qué nos queda? El Nuevo Testamento es un testamento que contiene estos cinco puntos como sus legados principales. En este testamento divino nosotros heredamos a Emanuel, el Espíritu vivificante, la encarnación, la muerte y la resurrección. Hoy en día tenemos que vivir con Cristo, Emanuel. Nuestro vivir siempre es con otra persona, Emanuel, Dios con nosotros. También debemos andar por Él, no como Emanuel, sino como el Espíritu vivificante.

ANDAR POR CRISTO, EL ESPÍRITU VIVIFICANTE

Dos aspectos del andar cristiano

El andar cristiano tiene dos aspectos. El primer aspecto de nuestro andar cristiano es un andar para nuestra vida diaria (Gá. 5:16), y el segundo aspecto de nuestro andar cristiano es un andar para el cumplimiento del propósito de Dios (Gá. 5:25b).

El andar para nuestra vida diaria

El andar para nuestra vida diaria tiene como fin que vivamos una vida vencedora que exprese a Cristo (Fil. 1:20-21) en cosas tales como las que se enumeran en Gálatas 5:22-23, 2 Pedro 1:5-8, y Filipenses 2:14. Ser espirituales o carnales, celestiales o terrenales, humildes o altivos, llenos de gozo o de murmuraciones y contiendas, son asuntos relacionados con nuestra vida diaria. Éste es el primer aspecto de nuestro andar cristiano.

El andar para el cumplimiento
del propósito de Dios

La mayoría de los cristianos entienden el primer aspecto de nuestro andar cristiano, pero son muy pocos los que entienden o aun tienen idea alguna de que el andar cristiano tiene otro aspecto. El segundo aspecto del andar cristiano tiene como fin el cumplimiento del propósito de Dios (Gá. 5:25b). Como cristianos no sólo vivimos para expresar a Cristo, sino que también vivimos para cumplir un propósito definido.

La gente que vive en el mundo también tiene un andar de dos aspectos. Un buen padre de familia debe comportarse bien. Debe ser amoroso, paciente y humilde; también debe ser un siervo en su familia y no un rey. Éste es el primer aspecto del andar de un padre. Esta clase de conducta es buena, pero en sí tal comportamiento no proveerá los medios para mantener a su familia. Finalmente, el padre necesita un trabajo, oficio o negocio para poder ganar dinero. Establecer un negocio o trabajar en cierta compañía a fin de mantener a su familia es el segundo aspecto del andar de un padre de familia. Este segundo andar tiene el propósito de cuidar a su familia. Es bueno ser amable y humilde, pero esto en sí no cumplirá el propósito de cuidar a su familia. Su andar debe tener dos aspectos.

Para que llevemos a cabo la economía de Dios
en la edificación de la iglesia
como el Cuerpo de Cristo

Como cristianos, nuestro andar debe tener dos aspectos. Debemos vivir a Cristo. Vivir a Cristo es para nuestro andar diario. Éste es el primer aspecto de nuestra vida cristiana. Pero nuestra vida cristiana también debe tener otro aspecto. Debemos andar para cumplir el propósito de Dios llevando a cabo Su economía en la edificación de la iglesia como el Cuerpo de Cristo (1 Co. 14:3-5; Ef. 4:12). Esto debe ser nuestra meta, nuestro propósito, nuestra carrera y nuestro logro.


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