Información del libro

Cristo maravilloso en el canon del Nuevo Testamento, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-7796-6
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 3 de 24 Sección 4 de 4

LA EDIFICACIÓN DE LA NOVIA

¿Cómo puede Cristo entrar en nosotros? Él murió por nuestros pecados en la cruz y derramó Su sangre. Luego resucitó, y mediante la resurrección llegó a ser el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45). Este Espíritu vivificante es simbolizado por el agua. En la tipología del Antiguo Testamento, el agua viva salió de la roca hendida. Hoy en día Cristo es la roca hendida. De Él ha fluido el agua viva, el Espíritu, quien es nada menos que Él mismo. Cuando creemos en Él y lo invocamos, diciendo: “Oh, Señor Jesús”, sea que entendamos o no la justificación, somos justificados. Ahora Cristo como Espíritu ha entrado en nosotros, no como un poder o una influencia, sino como una persona viva. Ahora nosotros no sólo somos salvos, sino también regenerados. Además, esta persona viviente que está en nosotros nos hará la novia. Esto es un misterio, pero es lo que la Biblia nos dice.

La máxima consumación de la Biblia es una novia. La Nueva Jerusalén, en Apocalipsis 21 y 22, es llamada la esposa del Cordero. La Biblia concluye con la novia del Cordero de Dios.

Hoy en día Cristo labora en nosotros en las iglesias con el fin de edificar Su novia. Éste es Su propósito final. Esto quizás sea algo nuevo para usted. Es posible que algunas de estas expresiones e incluso todo este concepto le parezcan extraños, pero no se preocupe. Los cristianos han pasado por alto muchos puntos específicos de la revelación de Dios. Pero hoy el Señor en Su recobro está recobrando todas estas cosas. Él está abriéndonos todos los misterios. Todas estas verdades se basan en la Palabra pura.

Creo que ahora todos entendemos claramente de qué trata el Evangelio de Juan. En el principio, Cristo era la Palabra que era Dios, y esta Palabra se hizo carne para ser el Cordero de Dios. Luego, en la cruz Él quitó nuestros pecados, y mediante la resurrección y en resurrección llegó a ser el Espíritu vivificante. Cuando creemos en Él e invocamos Su nombre, nuestros pecados son perdonados y Él mismo entra en nosotros. Luego, a medida que Su vida opera en nuestro interior, Él edificará Su novia. Es por eso que al final del libro de Juan Él es revelado como el aliento santo. (La palabra griega traducida “espíritu” es la misma que en otros pasajes se traduce “aliento”). Después de Su resurrección, Cristo regresó a Sus discípulos, y soplando en ellos les dijo: “Recibid el Espíritu Santo” (20:22). Todo esto se nos presenta claramente en el Evangelio de Juan.

EL NOVIO

Ahora debemos regresar a Mateo. Mateo nos dice que Jesús es el hijo de David y el hijo de Abraham. Juan comienza desde el principio. Pero independientemente de cómo Juan comience, o con quién Mateo comience, finalmente ambos libros nos dicen casi lo mismo. Mateo también nos dice que Jesús es el Novio: “Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los compañeros del novio tener luto mientras el novio está con ellos?” (9:15). Los discípulos de Juan el Bautista vinieron a Jesús para preguntarle acerca de la religión, pero Jesús, no prestando atención a la religión, les dijo que Él era el Novio.

Luego en Mateo 25 Él nos dijo que regresará como Novio. “Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que, tomando sus lámparas, salieron al encuentro del novio [...] Y a la medianoche se oyó un grito: ¡He aquí el novio! ¡Salid a su encuentro!” (vs. 1, 6).

DOS ASPECTOS

Sin embargo, Mateo en cierto modo aún difiere de Juan. Juan nos dice que el Novio entrará en nosotros para hacernos Su novia, mientras que Mateo dice que la novia debe ser introducida en Él. El Evangelio de Juan concluye con Jesús que viene como Espíritu vivificante en resurrección para entrar en Su novia, mientras que Mateo concluye con Jesús que viene después de Su resurrección para mandar a Sus discípulos a bautizar a las personas en Sí mismo: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (28:19).

¿Habían visto estos dos aspectos? Un aspecto nos muestra que Cristo entra en nosotros; y el otro, que nosotros somos bautizados en Él. Es tan maravilloso que tengamos un versículo que abarca estos dos aspectos: “En un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un solo Cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu” (1 Co. 12:13). Por un lado, hemos sido introducidos en el Espíritu, y por otro, debemos recibir al Espíritu bebiéndole. Al final, resulta difícil saber quién está dentro de quién. Es por eso que Jesús dijo en Juan 14:20: “En aquel día vosotros conoceréis que Yo estoy en Mi Padre, y vosotros en Mí, y Yo en vosotros”.

BAUTIZADOS EN CRISTO

En la traducción de Mateo 28:19, encontramos un verdadero problema. Las versiones dicen: “Bautizándolos en el nombre”. Muchos cristianos piensan que esto significa bautizar a otros en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu. Así que cuando bautizan a las personas, ellos dicen: “Ahora te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. La palabra griega traducida “en” es eís, que implica introducir en. Es la misma preposición griega que se usa en Gálatas 3:27, que dice: “Todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos”. Esto es como el agua en la cual somos bautizados. Cuando somos bautizados en agua, somos sumergidos en ella. Así que el verdadero bautismo consiste en sumergir o introducir a las personas en el Dios Triuno, quien es simbolizado por el agua. Cuando bautizamos a otros, no debemos hacerlo de una manera formal. Necesitamos ejercitar nuestra fe para creer que los estamos sumergiendo en el Dios Triuno. Ya que ellos han creído en el Señor Jesús e invocado Su nombre, nosotros ahora los bautizamos en Él, en el Espíritu. Esto no es un rito ceremonial, sino una realidad. “Todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos”. Luego, después de ser bautizados en Él, debemos beber de Él. Todos necesitamos beber del único Espíritu. De este modo, finalmente nosotros estamos en Él y Él en nosotros.

Éstos son los dos Evangelios de Mateo y Juan. Juan concluye con el hecho de que Jesús entra en nosotros, y Mateo concluye con el hecho de que somos introducidos en Jesús. ¡Aleluya! Todos fuimos bautizados en Él, y ahora todos estamos bebiendo de Él, del Espíritu. Él es una persona tan maravillosa, pero a la vez es uno con nosotros de una manera tan íntima. Que el Señor nos quite los velos de todo lo que recibimos en el pasado y de nuestros conceptos para que veamos la visión de la Palabra pura. Estos dos Evangelios nos presentan de una manera tan clara que el principal propósito del evangelio es que Cristo sea el Novio a fin de obtener Su novia. Él es el maravilloso Novio, y Él lo es todo para nosotros a fin de que lleguemos a ser Su novia como Su complemento por la eternidad.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top