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Estudio-vida de Apocalipsispor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1446-6
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Actualmente disponible en: Capítulo 2 de 8 Sección 1 de 4

C. Siete lámparas de fuego
que arden delante del trono

El versículo 5 también nos dice que “delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete Espíritus de Dios”. Esto indica que Dios tocará la tierra con las siete lámparas, Sus siete Espíritus, los cuales consumen, iluminan, observan, escudriñan, buscan y juzgan. Estas siete lámparas están relacionadas con las siete lámparas del candelero que se menciona en Exodo 25:37 y con las siete lámparas del candelero que aparece en Zacarías 4:2. Las siete lámparas de fuego, las cuales son los siete Espíritus de Dios, representan la iluminación y el escrutinio que efectúa el Espíritu de Dios siete veces intensificado. En Exodo 25 y en Zacarías 4 las siete lámparas, que simbolizan la iluminación que el Espíritu de Dios efectúa en el mover de Dios, sirven para producir el edificio de Dios, ya sea para la edificación del tabernáculo o para la reedificación del templo. Aquí las siete lámparas son usadas para el juicio de Dios, que también dará por resultado el edificio de Dios: la Nueva Jerusalén. Mientras que Dios ejecuta Su juicio, Su Espíritu siete veces intensificado edificará la morada eterna de Dios, escudriñando, alumbrando, juzgando e impartiéndose. Esto se desarrolla detalladamente en los siguientes capítulos. El resultado o la consumación es la ciudad santa, la Nueva Jerusalén.

D. Un mar de vidrio delante del trono

El versículo 6 dice: “Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal”. El mar de vidrio es el lugar donde se recoge y se almacena todo lo que Dios ha juzgado. El mar no es de agua sino de fuego (15:2). Desde el diluvio, Dios, conforme a Su promesa de no juzgar nuevamente con agua a la tierra y a todos los seres vivos (Gn. 9:15), siempre ejecuta Su juicio sobre el hombre con fuego (Gn. 19:24; Lv. 10:2; Nm. 11:1; 16:35; Dn. 7:11; Ap. 14:10; 18:8; 19:20; 20:9-10; 21:8). El trono del juicio de Dios es como llama de fuego del cual procede un río de fuego (Dn. 7:9-10). La llama del juicio de Dios arroja todas las cosas negativas del universo entero en este mar de vidrio, el cual finalmente será el lago de fuego (20:14). El mar de vidrio, por ser la totalidad del juicio ardiente de Dios, es como cristal, lo cual significa que todas las cosas negativas bajo el juicio de Dios quedan claras. Todo lo que sea juzgado y echado en el mar de vidrio queda completamente expuesto; nada queda oculto. Aquí tenemos el arco iris alrededor del trono de Dios, lo cual significa que Dios guardará la promesa que hizo en Génesis 9:8-17. También tenemos el mar de fuego semejante al cristal, el cual es una señal de que Dios juzgará todas las cosas negativas con fuego.

II. DIOS ESTA SENTADO EN EL TRONO

A. Semejante a piedra de jaspe y cornalina

Cuando Juan vio el trono en el cielo, describió al que estaba sentado allí: “Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y de cornalina; y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda”. El Dios que está en el trono es semejante a piedra de jaspe. De acuerdo con 21:11, el jaspe es una “piedra preciosísima ... diáfana como el cristal”. Su color debe de ser un verde oscuro, el cual simboliza la vida en sus riquezas. El jaspe aquí, según lo indica 21:11, representa la gloria que Dios trasmite en Su vida rica (Jn. 17:22, 2). La apariencia de Dios es como jaspe, como también lo será la apariencia de la ciudad santa, la Nueva Jerusalén (21:11). El muro de la ciudad y su primer cimiento están construidos con jaspe (21:18-19). En la Biblia el color verde representa la vida. Así que el color del jaspe indica que el Dios que está sentado en el trono es el Dios de vida. El color de Dios primeramente es verde, lo cual da testimonio de que El es la fuente de la vida.

El Dios que se sienta en el trono, también tiene aspecto como de piedra de cornalina. La cornalina es una piedra preciosísima, y su color rojo simboliza la redención. Hoy Dios no es solamente el Dios de vida, sino también el Dios de redención. El jaspe representa a Dios como el Dios de gloria en Su vida rica, y la cornalina representa a Dios como el Dios de la redención. El vino a redimirnos con la sangre de Cristo, debido a que nosotros Sus criaturas habíamos caído. De modo que Dios tiene dos colores, el color de la vida y el color de la redención. El es el Dios dador de vida y también el Dios redentor. En el pectoral del sumo sacerdote en el Antiguo Testamento, la primera piedra era una cornalina y la última era un jaspe (Ex. 28:17, 20). Esto significa que el pueblo que Dios redimió tiene su comienzo en la redención y su consumación en la gloria de la vida de Dios.


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