Espíritu en las epístoles, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7707-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Veamos primero brevemente los dos libros de Tesalonicenses. Dado que estos dos libros tratan especialmente acerca del regreso del Señor, muy pocas veces mencionan el asunto del Espíritu. En estos dos libros consta una declaración que no se puede hallar en ninguna otra parte del Nuevo Testamento ni en ningún otro pasaje en todas las Sagradas Escrituras. Esta declaración se halla en 1 Tesalonicenses 5:19: “No apaguéis al Espíritu”. En estos libros no hay una luz particular, una exposición particular ni una revelación particular acerca del Espíritu, pero sí hay un mandato muy serio, el cual es no apagar al Espíritu. Después que los otros libros han hablado acerca del Espíritu, ahora aquí hay un mandato, un recordatorio: “No apaguéis al Espíritu”. Esta palabra debe ser un recordatorio para nosotros incluso hoy.
Ahora llegamos a 1 y 2 Timoteo y Tito. Sabemos que cuando el apóstol Pablo escribió estos libros, las iglesias ya se hallaban en desolación, se habían desviado del buen camino y habían perdido su forma original. Éste era el contexto de estos escritos. Además de esto, los que leen la Biblia reconocen que estos tres libros tratan de la administración de las iglesias, y en el Oriente algunas personas les llaman epístolas pastorales, las epístolas que sirven para el pastoreo de la iglesia. Estas observaciones son correctas. El contexto de estos libros es la condición deforme de las iglesias, y el contenido parece instruir a las personas cómo administrar las iglesias. No obstante, repito, las cosas externas de las Sagradas Escrituras parecen ser una cosa, pero el núcleo de las Sagradas Escrituras es otra cosa. Esto puede compararse a la manera en que el cuerpo y la apariencia de una persona son una cosa, mientras que su alma y su vida son otra cosa. Los asuntos externos, los asuntos superficiales, de estos tres libros fueron escritos bajo la condición deforme de las iglesias, y tenían como objeto la administración de las iglesias. No obstante, los contenidos, el centro, la vida, el alma, de estos tres libros siguen siendo la vida y el espíritu. Esto es porque cuanto más los hijos de Dios se encuentren bajo la condición deforme y desolada de las iglesias, más ellos necesitan conocer la vida y más necesitan vivir en el espíritu. Si no vivimos en el espíritu, y si ponemos atención a los debates doctrinales externos en vez de ponerle atención a la vida, entonces la iglesia caerá más en confusión. Si nos centramos absolutamente en la vida y vivimos profundamente en el espíritu, entonces los problemas, las disputas y la deformidad desaparecerán. La razón de que las iglesias están en una condición deforme es que se han apartado de la vida y no están viviendo en el espíritu.
En estos días hemos estado hablando de lavarnos los pies unos a otros, compenetrarnos unos con otros, amarnos unos a otros y coordinar los unos con los otros. Por favor, consideren esto: si desatendemos la vida y no estamos en el espíritu, sino que le prestamos atención a las doctrinas y otros asuntos, nuestra coordinación se derrumbará, y tendremos problemas unos con otros. Por tanto, los asuntos centrales de las epístolas que Pablo escribió bajo la decadencia de la iglesia se relacionan totalmente con la vida. Por esta razón, en los dos libros de 1 y 2 Timoteo, la vida es mencionada múltiples veces, y también se habla del espíritu en una manera particular.
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