Núcleo de la Biblia, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-4442-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
ISBN: 978-0-7363-4442-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
Font Size
Un día una hermana me contó acerca de una Asamblea de los Hermanos que estaba en Vancouver, Columbia Británica, la cual se había dividido a causa del uso del piano y el órgano en las reuniones. Un grupo quería usar el órgano pero no el piano, y el otro grupo quería usar el piano pero no el órgano. Como resultado, se dividieron en dos asambleas: la asamblea del órgano y la asamblea del piano. Esta división fue causada por sus ordenanzas.
En 1963 en Los Ángeles los líderes de al menos tres grupos cristianos se reunieron con el deseo de poner en práctica la vida de iglesia. Cuando me presentaron su propuesta, les dije: “Es maravilloso que nos reunamos juntos como cristianos. Sin embargo, debo recordarles que los creyentes se han dividido a causa de las enseñanzas, las opiniones y las ordenanzas”. Uno de estos grupos había estado bajo la influencia de la Asamblea de los Hermanos y otro había estado bajo la influencia del mover carismático. Como todos los cristianos saben, estos dos grupos nunca se habían llevado bien. Sin embargo, ahora todos ellos estaban de acuerdo en reunirse. Así que les dije: “Tanto los que provienen de la Asamblea de los Hermanos como los que provienen del movimiento pentecostal tienen que abandonar sus opiniones, sus prácticas y sus ordenanzas. De lo contrario, jamás podrán ser uno”. Quienes estaban en esos grupos estuvieron de acuerdo en dejar a un lado sus opiniones y ordenanzas. Así, empezaron a reunirse juntos. La primera reunión que tuvieron se celebró el primer domingo de marzo de 1963. Yo estuve presente en esa reunión, y fue bastante buena. No había ordenanzas de ninguna clase. El domingo siguiente yo estaba en Nueva York. En aquella reunión los que habían estado bajo la influencia de los pentecostales empezaron a hablar en lenguas, y los que habían recibido influencia de la Asamblea de los Hermanos intentaron hacerlos callar. Como resultado, hubo una disputa en la reunión. Al siguiente día, recibí una llamada telefónica en la que me pedían que regresara para ayudarles a resolver el problema. El hermano que me llamó era de los que había recibido influencia de la Asamblea de los Hermanos. Él dijo que algunas hermanas no sólo habían hablado en lenguas, sino que incluso habían tocado panderetas. Yo le pregunté qué tenían de malo las panderetas, y le dije que siguieran reuniéndose y se olvidaran de las ordenanzas. Le recordé que todos ellos habían dicho amén a lo que yo había dicho en cuanto a dejar las ordenanzas. Sin embargo, este hermano me dijo que no podía tolerar aquella situación. Poco después regresé a Los Ángeles. Los que habían recibido influencia de la Asamblea de los Hermanos me dijeron que no soportaban que se tocara la pandereta en la reunión. Yo les dije: “Hermanos, a los ojos del Señor, ¿qué diferencia hay entre el piano y la pandereta?”. Cuando reconocieron que no había ninguna diferencia, dije: “Ya que a los ojos del Señor no hay ninguna diferencia entre un piano y una pandereta, ¿por qué aceptan que se toque el piano, pero rehúsan que se toque la pandereta?”. Ellos dijeron que no les gustaba y que no lo soportarían. Ellos aceptaban el piano, pero no la pandereta. Finalmente les dije: “Hermanos, si ésa es su actitud, entonces nuestra reunión conjunta se acabó”.
Después de esto, hablé con los que tenían la práctica de hablar en lenguas. Les dije: “Hermanos, me enteré que el domingo pasado algunos de ustedes hablaron en lenguas y tocaron la pandereta”. Cuando dije esto, ellos se pusieron muy sensibles y respondieron: “Hermano Lee, esos hermanos no conocen su espíritu. En cuanto empezamos a hablar en lenguas, ellos pidieron un himno para callarnos”. Yo les respondí: “Hermanos, desde el comienzo les dije que para poder tener una reunión conjunta con los líderes de diferentes grupos, juntos teníamos que dejar a un lado nuestras prácticas y opiniones. Pero si ustedes insisten en hablar en lenguas y en tocar la pandereta, los demás acabarán por dejar de venir a las reuniones y sólo quedarán ustedes. ¿De qué sirve entonces que nos reunamos juntos?”. Entonces ellos dijeron: “Hermano Lee, ¿no le agrada también a usted que se toquen panderetas y se hable en lenguas?”. Les dije: “Lo que importa no es lo que a mí me gusta o me disgusta. Lo importante es practicar la vida de iglesia. Si yo practicara la vida de iglesia según mis preferencias, aquello no sería la vida de iglesia. Más bien, algo conforme a mis gustos”. Finalmente, los hermanos de ambas partes aceptaron mis palabras y decidieron continuar reuniéndose. Sin embargo, cuando volvimos a reunirnos, a los que habían recibido influencia pentecostal únicamente les interesó seguir hablando en lenguas y tocar las panderetas. Ellos se olvidaron de todo lo que les había dicho y del acuerdo al que habíamos llegado. Entonces los que habían estado bajo la influencia de la Asamblea de los Hermanos miraron con desprecio a los que hablaban en lenguas e hicieron lo posible por tomar el control de la reunión. Con el tiempo, los que hablaban en lenguas se fueron yendo poco a poco, y sólo quedó un grupo de personas que hablaba de la Biblia a manera de conocimiento muerto. Ellos le dieron muerte a todo.
El problema hoy es que cada grupo de cristianos tiene sus propias ordenanzas. Algunos, devolviéndome la pregunta, me han dicho: “¿Acaso no tienen las prácticas de orar-leer e invocar el nombre del Señor?”. Les he dicho: “Es cierto que tenemos estas prácticas, pero no las tenemos como ordenanzas. A veces practicamos el orar-leer en nuestras reuniones y otras veces no”. Sin embargo, algunos empezaron a oponerse al asunto de orar-leer e invocar el nombre del Señor, diciendo que esto era liberar el alma, no el espíritu. Cuando me enteré de que cierto hermano se oponía a las prácticas de orar-leer y de invocar al Señor, le dije al hermano que me informó de esto: “Por favor, hágale esta pregunta: cuando usted condena las prácticas de orar-leer y de invocar al Señor, ¿habla desde su espíritu o desde su alma?”.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.