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Administración de la iglesia y el ministerio de la palabra, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6813-1
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CAPÍTULO OCHO

LA OBRA DE EDIFICACIÓN DE LA IGLESIA
REQUIERE EL CONOCIMIENTO
DE DIVERSOS ASUNTOS

LA IMPORTANCIA DE CONOCER DIVERSOS ASUNTOS

En este capítulo abarcaremos diversos asuntos que necesitamos conocer. A fin de edificar la iglesia, necesitamos conocer a las personas así como diversos asuntos. Si únicamente pretendemos ser personas fervientes que predican el evangelio para salvar pecadores y enseñar algunas verdades a fin de perfeccionar a los santos, no será necesario que conozcamos ciertos asuntos. Sin embargo, si hemos de edificar la iglesia, debemos conocer a las personas así como algunos asuntos necesarios. Necesitamos aprender a conocer aquellas personas que contactamos y a las que tienen el deseo de servir al Señor. Tenemos que conocer sus motivos, debemos enterarnos de si su carne ha sido subyugada, y debemos conocer su espíritu. También es necesario que conozcamos la naturaleza de estos asuntos, así como el resultado, la relación y el impacto que tienen estos asuntos.

Los asuntos que necesitamos conocer tienen muchos aspectos. Por ejemplo, un hermano que ama al Señor puede decir que el Señor lo movió a dar diez mil dólares a la iglesia. Por un lado, debemos agradecer al Señor y regocijarnos porque tal hermano tiene la disposición de ser utilizado por el Señor de esta manera. Por otro, debemos comprender que este asunto no es tan sencillo. Necesitamos tener cierta comprensión en cuanto al asunto de los donativos. Esto quiere decir que debemos discernir el motivo, la naturaleza, el método y el propósito del donativo de este hermano. También necesitamos conocer los posibles resultados y el alcance que tiene la ofrenda de dicho hermano. Si simplemente agradecemos al Señor y aceptamos la ofrenda, esto demuestra que nuestra obra no está en pro de la edificación de la iglesia, por el contrario, estará derribando la iglesia.

Debemos buscar la iluminación del Señor por medio de la oración y la reflexión a fin de examinar la historia y el trasfondo de la persona que está dando este donativo. Debemos considerar su reputación y posición en la sociedad y la fuente de donde procede el dinero de su ofrenda. Además, debemos considerar delante del Señor sus intenciones y el espíritu en el que da su ofrenda. Cuando los ancianos reciben una suma importante de dinero como donativo para la iglesia, deben invertir el tiempo necesario para entender cómo fue obtenida tal suma de dinero. Sobre todo, deben considerar seriamente el efecto potencial directo o indirecto que puede causar dicha ofrenda. En otras palabras, los ancianos necesitan tener un conocimiento básico concerniente a este asunto.

Supongamos que otro hermano dice que él quiere ofrendar cincuenta mil dólares para ayudar a los hermanos que se hallan en pobreza. Aunque esto es bueno, no es tan sencillo. No debemos simplemente agradecer al Señor por este hermano, pensando que ésta es una ayuda oportuna para los santos necesitados. No debiéramos pensar que simplemente por el hecho de distribuir los cincuenta mil dólares entre los pobres, la iglesia será edificada. Por el contrario, debemos considerar si dicha ofrenda puede acarrear daño a la iglesia. Esto es semejante a una operación quirúrgica que puede causar que una persona pierda la vida en lugar de ser sanada, o a una comida que puede causar que una persona se enferme en lugar de ser nutrida. Si hemos de edificar la iglesia, no debemos actuar como personas ingenuas. Necesitamos aprender a entender cabalmente cada situación. Entonces podremos determinar lo que debemos hacer y cómo debemos actuar.

El hecho de discernir cada asunto no sólo tiene que ver con la administración de la iglesia, sino también con el ministerio de la palabra. Si carecemos de conocimiento en cierto asunto, nuestros mensajes, en lugar de ser de ánimo, podrían causar desánimo. Así que, si deseamos aprender a edificar la iglesia, necesitamos aprender a discernir algunos asuntos. Tenemos que aprender a conocer cada asunto que se relacione directa o indirectamente con la iglesia, en tanto que sea un asunto el cual podamos inquirir o abordar. Nuestra destreza para administrar la iglesia dependerá de nuestra capacidad para conocer a las personas y discernir los diferentes asuntos. Nuestra habilidad para predicar la palabra y para laborar para el Señor depende de nuestro conocimiento de las personas y de algunos asuntos. Incluso nuestra capacidad para visitar a la gente y brindarle ayuda depende de tal conocimiento.

Algunos hermanos responsables actúan de manera inapropiada al administrar la iglesia debido a su carencia de conocimiento en diferentes asuntos. Podría ser que algunos mensajes edifiquen a los santos individualmente, pero que ello ocasione daños a la iglesia y no la edificación. Esto se debe a un conocimiento inadecuado de diversos asuntos. La falta de un conocimiento apropiado puede causar que derribemos la iglesia mientras tratamos de edificarla.


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