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Misterio de Dios y el misterio de Cristo, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-2690-2
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Actualmente disponible en: Capítulo 3 de 9 Sección 3 de 4

“DANDO GRACIAS AL PADRE
QUE OS HIZO APTOS PARA PARTICIPAR
DE LA PORCIÓN DE LOS SANTOS
EN LA LUZ”

Primero necesitamos conocer la voluntad de Dios, el misterio de Dios, que es Cristo mismo. Luego necesitamos andar conforme a lo que conocemos, es decir, andar regidos por la revelación que hemos visto. Para hacer esto, debemos ser fortalecidos de tal manera que obtengamos el poder y poseamos la potencia. Después de estas tres experiencias —conocer, andar y ser fortalecidos— debemos añadir una cuarta, a saber, dar gracias al Padre (v. 12a). Debemos cantar himnos, ofrecer alabanzas y dar gracias al Padre por hacernos aptos para participar de la porción de los santos. Estos son los cuatro pasos de nuestra experiencia: conocer, andar, ser fortalecidos y dar gracias. Creo que esto es lo que el apóstol Pablo quiso decir cuando oró por los santos. Él oró pidiendo que los santos fueran llenos del conocimiento del plan eterno de Dios, es decir, que recibieran la revelación del misterio de Dios, el cual es Cristo mismo, de modo que pudieran andar conforme a esta revelación al ser fortalecidos. Aquellos que sean introducidos en esta experiencia agradecerán a Dios por Su misericordia y gracia, las cuales los hicieron aptos para participar de la porción de los santos, la cual es el Cristo todo-inclusivo.

“EN LA LUZ”

También debemos darnos cuenta de que estos cuatro pasos están “en la luz” (v. 12b). La luz es una esfera, un ámbito. Hay una esfera y un ámbito de luz, así como también una esfera y un ámbito de tinieblas. Estas dos esferas son dos reinos: un reino de tinieblas y un reino de luz. Consideren a todas las personas del mundo hoy. Ellos andan en una esfera y un ámbito que, de hecho, es el reino de las tinieblas, el reino de Satanás. Sin embargo, aquellos que conocen el plan de Dios, que andan según este plan y que son fortalecidos con el poder de Cristo para participar de la porción de los santos, ellos andan en otra esfera. ¿Qué esfera es ésta? La esfera de la luz, la cual es el reino de la luz, el reino de Dios.

Cuanto más revelación recibimos del plan de Dios y cuanto más experimentamos a Cristo, más sentimos que estamos en la luz. Toda nuestra vida diaria y nuestro andar cotidiano estarán en la luz. Esta esfera de luz es el reino del Hijo amado de Dios. A medida que recibimos más revelación acerca del misterio de Dios y experimentamos más a Cristo de manera concreta, más nuestra vida diaria y nuestro ser serán introducidos en una esfera de luz. Esto hará que seamos controlados y dirigidos por la luz divina.

¿Qué significa ser controlados, dirigidos y regidos por la luz? Consideremos lo contrario de esto. Supongamos que estemos en una habitación completamente oscura. El resultado sería una confusión total. Sin embargo, cuando el sol brilla y las luces de la habitación están encendidas, todo está en orden. La luz nos mantiene en orden, y así, la luz nos controla, nos dirige y nos rige. Comemos en la luz, hablamos en la luz y escuchamos los mensajes en la luz. Esto es lo que significa participar de la porción de los santos en la luz. Estar en la luz significa ser controlados, dirigidos y regidos por la luz.

¿Qué es, entonces, la luz que nos rige? La respuesta se encuentra en Juan 1:4. Este versículo dice: “En El estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”. Cuando experimentamos a Cristo como nuestra vida, esa vida instantáneamente llega a ser nuestra luz. En Juan 8:12 el Señor Jesús dijo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue jamás andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”. Esto es real en nuestra experiencia. Cuanto más experimentamos a Cristo, más luz tenemos, puesto que la luz no es otra cosa que la vida de Cristo que experimentamos.

LIBRADOS “DE LA POTESTAD
DE LAS TINIEBLAS”

Inmediatamente después que Colosenses 1:12 dice que estamos en la luz, el versículo 13 afirma que hemos sido librados de la potestad de las tinieblas. La potestad de las tinieblas equivale a la esfera de las tinieblas, al reino de las tinieblas. Este versículo también dice que hemos sido trasladados al reino del Hijo amado de Dios. Hemos sido trasladados, o transferidos, de una esfera a otra.

TRASLADADOS “AL REINO DEL HIJO DE SU AMOR”

Amor, luz y vida

Colosenses 1:12 habla de luz; y el versículo 13 habla de amor, pues menciona “el reino del Hijo de Su amor”. ¿Qué es el amor? Usted puede decir que Dios es amor, y eso es correcto (1 Jn. 4:8, 16). El amor es la esencia, el elemento y la sustancia de Dios. Las Escrituras también revelan que Dios es luz (1:5). Ambos, el amor y la luz, son un par. El amor y la luz también se relacionan con la vida, porque Dios es vida (cfr. Jn. 14:6). Entonces, ¿cuál es la relación que existe entre el amor, la luz y la vida, y cuál es la diferencia que hay entre estos tres? El amor es la sustancia, la esencia y el elemento de la vida; la vida es la energía y la fuerza del amor; y la luz es el resplandor del amor. El amor, la vida y la luz son una agrupación triuna.

Esto corresponde con nuestra experiencia. Cuanto más experimentamos a Cristo como vida, más estamos en la luz y más amor tenemos. Simplemente estamos llenos de amor, y amamos todo y a todos. Como resultado, la gente puede ver que somos personas llenas de amor y de luz. Cuando la vida dentro de nosotros se manifiesta, es expresada como amor, y cuando esta vida se expresa por medio nuestro como amor, ella resplandece; este resplandor es la luz.

Colosenses 1:13 dice que hemos sido trasladados al reino del Hijo amado de Dios. Dios nos ha librado de las tinieblas y nos ha trasladado al reino del amor. El “reino del Hijo de Su amor” significa que el reino de Dios es el reino del amor. Cuando vivimos en la luz, estamos en el reino del amor. En la luz y en la vida de Cristo no existe el odio; en esta esfera tampoco existen los celos ni la envidia. En la luz y en la vida de Cristo sólo hay amor. ¿Cómo podemos ser humildes? Únicamente cuando estamos llenos de amor. ¿Cómo podemos perseverar? Únicamente cuando estamos llenos de amor. En 1 Corintios 13 se revela que el amor es sufrido, todo lo soporta todo y no se jacta. Podemos expresar todas las cosas buenas que se mencionan en este capítulo porque estamos llenos de amor y vivimos en el reino del amor. Este reino de amor también es el reino de la luz y de la vida. El reino de Cristo es el reino del amor, de la luz y de la vida. Dios nos ha librado del reino de las tinieblas, el cual está lleno de odio, envidia, celos y de orgullo. Hemos sido librados de este reino y trasladados, transferidos, al reino del Hijo amado de Dios. Este reino está lleno de humildad, longanimidad, perseverancia, comprensión y compasión.


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